Pasando la calle Habana, por O'Reilly, se puede acceder aún a la exhibición Mujeres entre la utopía y la distopía, cuyo cierre estaba previsto para marzo, pero que el centro Factoría Habana extenderá hasta el mes de mayo. No será en vano la visita, ya que la muestra curada por Concha Fontenla, reúne a 20 de las más importantes artistas plásticas contemporáneas cubanas.
"Mujeres entre la utopía y la distopía propone una reflexión sobre la condición humana como parte intrínseca de la naturaleza… la revisión del pasado, nuestras raíces, el consciente transcurso de un tiempo presente definido por la incertidumbre y la distopía, han desencadenado la necesidad de 'reinventar' el futuro", reza la conceptualización inicial.
En verdad, no se trata de mujeres ocupándose solo del tema "mujer", sino mostrando sus diversas preocupaciones existenciales. Tenemos a la aguda Rocío García con un díptico que muestra a dos cuerpos feminoides pero a los que, extrañamente, les falta color. Recurso que utiliza, según explica, para sugerir la "anemia visual": "una anemia que invade la mente y actitudes de una sociedad perdida en la incertidumbre. Donde el poder militar ya se aburre de sí mismo en su poderío eterno".
Tenemos a Sandra Ramos con una instalación que quiere pensar sobre "lo importante que es para las comunidades locales adquirir conocimiento de su pasado particular sobre una historia global más amplia". Hay trabajos simplemente abstractos y polisémicos, como los de Eizabeth Cerviño, que pinta en negro, o de Glenda León; otros más metafísicos, como los de la joven Osy Milan: dos acrílicos sobre lienzo que hablan sobre las apariencias de la identidad o trascendencia del humano sobre la naturaleza.
Y por supuesto, hay buena representación de fotografías, ese género que las mujeres hicieron suyo desde sus inicios. Muchas de ellas, coincidentemente, muestran cuerpos desnudos de considerados "irregulares", como los de Monik Molinet, que quiere subvertir el concepto tradicional de la belleza física femenina. También en el caso de Ailen Maileta o Evelyn Sosa, los cuerpos son distintos. Lo cual dobla la apuesta con las fotografías de Sirya Arias, que tienen una interesante inspiración expresionista, concentrada también en el tema feminista.
La exhibición, que va desde María Magdalena Campos-Pons hasta la estudiante de Historia del Arte Anyel Judith Goenaga, cubre un periodo bastante amplio de artistas vivas y no se restringe al "prestigio curricular" ni al límite temático. Todavía hay tiempo de visitarla y valdrá la pena, porque si no es una antología definitiva del arte femenino contemporáneo cubano, sí puede funcionar como un buen barómetro.