El artista Hamlet Lavastida es el único cubano invitado a la Bienal de Kiev, donde expone su obra República penitenciaria, una serie que denuncia la represión en Cuba. También exhibirá a partir del 9 de noviembre la muestra personal Control interno, en Viena. En entrevista con DIARIO DE CUBA, Lavastida comparte detalles de la génesis de estas piezas y otras obsesiones que marcan su registro creativo.
Has definido esta pieza como un ensayo visual sobre historias que aún no han sido contadas ni anunciadas. ¿Sobre qué bases conceptuales partes tú para llegar a ese universo visual que reflejan estas piezas que se presentan ahora en Viena, en este contexto de la Bienal de Kiev?.
Esa obra es parte de una serie que se llama República penitenciaria, pero en este caso es la vista aérea de la prisión de Valle Grande. Ya anteriormente yo había presentado en la Documenta de Kassel la vista en planta de Villa Marista, la vista aérea de satélite, que está ahí en Google para todos. Yo siempre pienso en que existen demasiados agujeros negros dentro de la historiografía, de la historiografía cultural y de la sociología humana y la política. Pienso que es necesario indagar y exponer estos agujeros negros que existen de la represión política y cultural en Cuba, porque sencillamente con eso estás educando a un público foráneo y al público nuestro sobre esos vacíos.
Tomo de base las artes plásticas, las artes visuales, porque es en lo que yo tengo como formación desde que tengo 15 años aproximadamente, porque es lo que más conozco y trato de visualizar estructuras iconográficas, simbólicas. Si de alguna manera el periodismo de investigación se basa en fechas, en datos, en la objetividad del periodismo, yo creo que también debe existir un arte que tenga un compromiso con esa exposición. Pienso que también nosotros deberíamos contar esa otra historia que el Gobierno cubano esconde bajo la alfombra.
El sistema penitenciario cubano es uno de los secretos mejor guardados del régimen. Una obra que señala e indica a un público foráneo: esto es una cárcel, esto es una de las tantas y tantas prisiones que tiene la Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones en Cuba, aquí sufren prisión personas, aquí hay presos políticos actualmente. Yo estoy tratando de hacer con la obra en general una cartografía, un mapa, digamos así, un mapa de esos elementos arquitectónicos espantosos que guardan a los cubanos. Esos palacios, templos del Estado nacional y que forman un gran laberinto dibujado por toda la isla de Cuba.
Es una obra de gran formato, en este caso yo lo veo también como una forma espejo, tratando de maximizar esas formas mínimas de la represión que esconde el Gobierno. En el periodismo digital, en el periodismo de denuncia, todos conocemos la situación de los más de 1.000 presos políticos que hay en Cuba, pero muchas veces yo me pregunto de qué manera puedo ser responsable o puedo también mencionar eso en mi obra.
La serie República penitenciaria empezó como una serie de calados de un metro por 70 centímetros —calado a manera de archivo de matrices de papel que yo continuamente he usado— alrededor del año 2021. Como en abril o mayo, antes de ir a Cuba, fue cuando hice los bocetos de este tipo de obras que crean ese pequeño mapa sobre la represión en Cuba y después caigo en Villa Marista preso.
Se trata de una obra de grandes proporciones, compleja en su realización. ¿Cómo ha sido el proceso de creación de estas piezas y de producción en cuanto a formas y tiempo?
La obra es gigante. Con estas dos obras primeras es la primera vez que me enfrento a formatos de gran tamaño y son bastante complicados. Yo tomo la plantilla, la matriz del diseño que tengo hecha previamente, y lo que hago es proyectarla, la dibujo directamente sobre la pared con una escalera mecánica y entonces la empiezo a cubrir con tape, un material de resistencia muy adherente a la pared que me ayuda a mí a poder dibujar con mayor velocidad. No obstante, las obras toman como tres o cuatro días de confección, desde las 10:00AM hasta las 11:00PM.
Es la quinta edición de la Bienal de Kiev que se realiza esta vez en distintas ciudades. Como ha llegado la guerra, la segunda invasión en Ucrania, los curadores han decidido que el título sea Contra la lógica de guerra. Al final, es una iniciativa multicéntrica, multinacional y que propone la tesis cultural en torno al trauma del desplazamiento de la guerra, la forma más híbrida de la represión y de la falsificación cultural al día de hoy, cosas que al final son muy similares a las que nos ocurren a nosotros. En torno a espacios desolados por el despotismo, la violencia del militarismo y la antipolítica.
Para mí es es muy interesante porque yo soy el primer artista cubano invitado, soy el único cubano en esta bienal, que tiene sede en Viena y otras ciudades. Estamos hablando de esta transnacionalidad y esta circularidad de lo que es hoy precisamente el exilio, la diáspora ucraniana en Europa, expandida por toda Europa debido al peligro de la guerra, y entonces tiene una sede en Bruselas, tiene otras sedes en Berlín, en Varsovia y en Viena, que es en la que yo participo, y otra sede en una ciudad de Ucrania, pegada al Oeste.
Todos los artistas entienden completamente esa dinámica de cómo vivir y cómo resistir bajo el autoritarismo, bajo regímenes policiales, y ahí hay una conversación súper interesante. Promover esa conversación entre artistas que hoy ven la cultura en riesgo, ven sus identidades culturales en riesgo, y eso es algo que nos toca también a nosotros los cubanos y que me ha tocado a mí en específico.
Tú estuviste casi 90 días encarcelado en Villa Marista y últimamente han salido algunos de los oficiales que te interrogaron por la televisión cubana validando el encarcelamiento de los manifestantes de las protestas del 11 de julio. ¿Qué sientes cuando ves esos rostros hablando de Derechos Humanos, de respeto al debido proceso? ¿Cómo has denunciado sus rostros y sus nombres?.
Yo los he puesto varias veces en mis redes, al coronel Víctor Álvarez, también al teniente coronel Estrada. Hace poco salió otro que es Frank, que salió en lo referente a las personas que están encarceladas por la situación de Rusia, los cubanos reclutados por Rusia para la invasión a Ucrania.
Primero que todo, siento la impunidad que existe en ese país, la vergüenza de entender que tenemos un país donde no existe separación de poder de ninguna manera, y siento que la única forma que podemos hacer algo, que puedo hacer yo, es exponiéndolos públicamente, creando un archivo sobre este tipo de personas. Yo viví todos esos días ahí con ellos, me venían a ver cuando querían, me intentaban proponer comida, me intentaban proponer que si me comportaba bien podía recibir llamadas. Yo siento que es necesario que se haga justicia y que esas personas sean llevadas ante los tribunales, porque yo los veo como los verdaderos delincuentes.
¿Tienes algún otro proyecto este año?
El 9 de noviembre tengo una exposición personal en la galería Crone con el título Control interno. Está en esa genealogía de viñetas sobre el poder militar en Cuba y sobre la junta militar que tenemos allí. Cómo funciona ese imaginario y cómo también ese imaginario a la vez puede denunciarse. Sigo insistiendo en esto porque todavía queda mucho por decir. Lamentablemente, todavía queda mucho por decir, todavía no ha llegado el momento del silencio, ni creo que llegará.
Cuando exista un Foro Democrático en Cuba, habrá que construir mucho, habrá que hacer mucho ensayo y ver cómo empezar a reconstruir la memoria. Lamentablemente, ese momento aún no ha llegado.
Mis felicitaciones.