Todos contra Fito Páez: el oficialismo contraataca tras las críticas del rockero argentino

El oficialismo cubano ha salido a responder en las últimas horas al cantautor argentino Fito Páez, después que este cuestionara públicamente la manipulación en la televisión oficial de la Isla del documental La Habana de Fito, del realizador cubano Juan Pin Vilar, y criticara al régimen.

En apenas horas, y pese a que la entrevista del intérprete argentino con el medio independiente El Toque apareció el 14 de julio pasado, varios voceros habituales de las campañas de propaganda de La Habana se pronunciaron a través de sus redes sociales.

Es el caso del trovador oficialista Raúl Torres, quien en su muro de Facebook aseguró "sentir decepción de gente que he amado; ¿por qué se vuelven irresponsables y abyectos con el tiempo y el dinero? Este señor en específico me ayudó en cierto momento de mi carrera y fue mi paradigma y guía", aseguró.

"Ahora, en nombre de una gran mentira, corrompe todo lo absolutamente bello e impoluto de su carrera hablando mal de Fidel, metiéndose en nuestra historia con una narrativa endeble y temblorosa sobre la desaparición de Camilo", agregó.

Torres también fue apoyado y lanzado como figura de talento por Pablo Milanés cuando era un desconocido trovador de Matanzas. No obstante, nunca lo apoyó públicamente después que las críticas del autor de "Yolanda" a la situación política cubana le ganaron las críticas del oficialismo.

Según Torres, las declaraciones de Páez no se justifican por la exhibición sin la autorización de Vilar del documental, dado que considera que "nunca se debió poner en parrilla, pero más bien por la lamentable calidad y el insufrible guion y dirección, borbotando en manipulación y sobreactuación".

En consonancia con esas palabras, el músico oficialista Arnaldo Rodríguez se dirigió a Torres en una publicación en su propio muro: "No cojas lucha, hermano. Yo no bajaré su obra de mi trono musical porque hable dos o tres sandeces. Es su opinión y más nada. En los últimos años he visto a varios artistas intentando zafarse de un disfraz que simbolizaron, cuando les convenía. A mi me da igual lo que hable, aunque no coincida. Respeto su criterio".

Y agregó: "Al final, ni él mismo puede responderse adonde fueron a parar tantos jóvenes latinoamericanos desaparecidos durante la feroz dictadura en Argentina. Tampoco podrá explicar el dolor sempiterno de una guerra injusta e imperialista (Las Malvinas), que ha hecho mella en el alma de los argentinos. Tampoco podrá explicar por qué se presta para el documental de marras, un material que no está a su estatura artística. Y hay un burujón de cosas que tampoco podrá responder porque no puede, aunque quisiera".

Tanto Torres como Rodríguez son diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular cubana, que acaba de celebrar la primera reunión de su nueva legislatura en La Habana.

El sitio oficial Cubadebate publicó además el lunes breves declaraciones del politólogo argentino Atilio Borón cuestionando las posiciones de Páez.

En un breve video publicado el domingo útimo en su perfil de Twitter, Borón aseguró: "Muy lamentables, muy lamentables las declaraciones de Fito Páez", encabezando la publicación con la frase "Un exabrupto imperdonable de Fito Páez".

Pese que la prensa oficial nunca reseñó las declaraciones de Páez, ahora subrayó que Borón le cuestionó haber dicho que el bloqueo no es la causa de los problemas más graves que sufren los cubanos: "¿Cómo hubieras reaccionado vos si durante 64 años o 64 días no hubieras podido reemplazar una pieza de tu teclado electrónico? Estarías loco, haciendo un escándalo por todo el mundo", dijo el politólogo.

"Vos no podés ser tan irresponsable de decir lo que estás diciendo. Porque sos una figura de una gravitación extraordinaria y merecida. Sos un gran artista. Pero pensá un poquito al hablar en política, no te dejes manipular por las discográficas, ni por la mafia de Miami", finalizó Borón, echando mano a los argumentos habituales del régimen de la Isla.

En sus declaraciones para El Toque, Páez criticó la exhibición de La Habana de Fito con una introducción donde se acusó a Juan Pin Vilar de manipularlo. "Empiezan a publicar en redes que yo fui manipulado, como si fuese una táctica de los servicios de inteligencia antiguos. Intentan instalar la idea de que Juan Pin me manipula para que yo diga lo que digo allí", comentó.

Ante la defensa por parte de funcionarios del Ministerio de Cultura, que dijeron que Fito Páez era un "amigo de Cuba", el argentino enfatizó: "Yo soy amigo del pueblo cubano, no soy amigo de ellos. Ellos no representan al pueblo cubano y voy a estar allí hasta las últimas consecuencias. Intentar acusarme o considerarme una persona manipulable habla de lo poco que me conocen y es una falta de respeto. Aquí Juan Pin no ejerció ninguna manipulación, porque yo no soy manipulable y tengo mis ideas clarísimas y puedo tener los cuestionamientos que quiera respecto de lo que sea".

En cuanto a las palabras que le cuestiona Borón, fueron estas: "Ya pasaron 64 años, caballeros. Ya está, ya se terminó. Basta de echarle la culpa al 'bloque' norteamericano. Hay que buscar otras formas, una manera más inteligente para que no siga muriendo gente de hambre ni en el mar. A veces los sistemas fracasan y uno queda atrapado en una enredadera. No vale la pena una sola vida humana para que nadie sostenga una idea en favor de su propia vanidad. Ellos piensan que son Cuba pero la burocracia cubana no es Cuba. ¿En qué momento las banderas ideológicas representan la vida de los pueblos? Eso no ha sido más que vanidad y sangre derramada en la historia, nada más".

La exhibición de La Habana de Fito en la televisión oficial provocó una repulsa masiva de cineastas y otros artistas cubanos, que se adhirieron a una carta firmada por más de 600 creadores, entre ellos figuras del oficialismo, como el cantautor Silvio Rodríguez.

Ello dio lugar además a la creación de la Asamblea de Cineastas Cubanos, que emplazó al Gobierno a resolver cuestiones como la censura de obras artísticas, la difamación de los creadores por parte del oficialismo y la ausencia de respeto a la libertad de expresión.