El Karl Marx, conocido como "El teatro de los grandes acontecimientos de Cuba", se enfrenta a la incertidumbre después de que fuera cerrado a causa de la pandemia del Covid-19 y, tras el intento de reabrirlo a fines de 2020, tuviera que encarar un serio deterioro que lo mantiene inactivo.
De acuerdo con un reportaje del sitio oficial Cubadebate, la instalación recibió una reparación capital que concluyó en 2002, pero para 2020 de sus 5.500 butacas solo estaban disponibles 4.535, según Maritza Montes de Oca Deulofeo, directora general de la instalación.
A fines de 2020, cuando se ensayó la reapertura, "teníamos alrededor de 900 butacas que no se podían utilizar, llenas de comején, y como en el aislamiento había que dejar un asiento por el medio, el público no lo notó. Estudiamos esos insectos, porque la oscuridad, la tranquilidad y la temperatura favorecen su desarrollo. Colocamos las butacas de manera que pudiéramos vender la mayor cantidad de entradas posibles", dijo la funcionaria.
Pero los especialistas que inspeccionaron el estado del local determinaron que antes de fumigar la plaga había que eliminar todo los muebles que estuvieran contaminados.
"Teníamos butacas aparentemente bien, pero estaban repletas de comején", reconoció Montes de Oca Deulofeo, que no indicó cuántas lunetas fueron descartadas.
"Las inversiones en el teatro son extremadamente voluminosas y caras. Sustituir el telón de boca en 2018 costó 44.000 euros y una de las varas de tramoya 72.000 euros. Cuando la dirección del país vio las condiciones en las que estaba el Karl Marx, decidió cerrarlo temporalmente, ya que en un teatro como este no es funcional comercializar solamente la platea baja, porque se gastan demasiados recursos cuando se enciende toda la instalación", comentó la directora.
Posteriormente, la nuevas butacas se compraron en partes y piezas en Italia por un monto de 1.200.000 euros, para ser ensambladas en Cuba. Luego, "cuando prácticamente teníamos la compra aprobada, se atrasó su arribo al país por los problemas con las navieras, que casi detuvieron sus operaciones", refirió la funcionaria.
Ahora se reparan las butacas, pero también los camerinos, los baños de la platea baja, se demolieron las cabinas de trasmisión simultánea, se sustituyeron las bombas del sistema contra incendio, y se adaptan las bombas del sistema de climatización compradas hace cuatro años, porque las originales, con más de 20 años de explotación, tienen otra estructura de montaje, aseguró Cubadebate.
Excepto la sustitución de las butacas y las bombas del sistema de climatización, el resto de las acciones se financian con los ingresos de la instalación. "Cómo tenemos el teatro cerrado, mantenemos la cafetería abierta y el dinero que se recauda se destina a pagar las remodelaciones", contó la directora.
Afirmó Montes de Oca Deulofeo que el Grupo Empresarial Palco, al que pertenece el Karl Marx, tiene otras instalaciones que requieren de un proceso constructivo a partir de un presupuesto limitado, por lo que la recuperación del teatro será con calma.
Asimismo, pese a haber recibido la reparación capital de 2002, desde 2018 está planificada otra, que sigue en suspenso. Así, se planifica un cambio en el sistema eléctrico para maximizar la eficiencia energética del teatro, porque actualmente la instalación trabaja con más de 1.000 lámparas.
"Todas las acciones que se ha hecho paralelas al montaje de las butacas no han estado ajenas a la situación del país: crisis energética, el combustible, el cemento", recordó.
"Según el plan, se terminará el montaje de las butacas en agosto, pero eso no implica que se va a abrir automáticamente, porque hay que empezar a señalizar esas butacas, contabilizarlas, elaborar los talonarios. No podemos saber con qué capacidad va a terminar el teatro desde ahora, porque las nuevas lunetas no tienen la misma dimensión que las anteriores", advirtió Montes de Oca Deulofeo.
Luego habrá que hacer un estudio sobre la oscilación de los palcos y los balcones, por los cambios en el peso de las butacas, algo que solo se podrá hacer una vez este montada el área.
Pese a lo anterior, entre octubre y diciembre se pretende realizar algunas funciones, adelantó la funcionaria.
De las 24 salas de teatro que atiende el Consejo Nacional de Artes Escénicas en La Habana, en febrero pasado seis no tenían programación a causa de su deterioro; de ellas, tres estaban en reparaciones (Teatro Mella, Teatro Pionero y Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso) y en el Teatro Nacional de Guiñol se avanzaba en las reparaciones.
Tanto el Teatro Nacional de Cuba como el Karl Marx y el Gran Teatro de La Habana sufren por la invasión del comején. Los dos últimos están cerrados por esa causa. A ellos se une el Teatro Auditorium Amadeo Roldán, sin funcionar por problemas constructivos luego de una larga reparación.
De hecho, el Teatro Nacional tuvo que acoger la programación del Karl Marx, del Martí, del Gran Teatro de La Habana y del Lázaro Peña.
El Karl Marx, inaugurado en 1949 como Teatro Blanquita y mandado a construir por el senador de la República Alfredo Hornedo Suárez, tenía entonces 6.600 lunetas, 500 más que el Radio City Music Hall de Nueva York, por lo que fue considerado como el más grande del mundo.
Después de ser confiscado por Fidel Castro, se convirtió en el Teatro Charles Chaplin hasta que el dictador decidió rebautizarlo el 17 de diciembre de 1975, en el marco del Primer Congreso del Partido, que se celebró allí. Según cifras oficiales, en las últimas dos décadas acogió anualmente alrededor de 300.000 personas.
El proximo es el del palacio de las convenciones.
Una carta de presentación de cómo está el manicomio.
Comején involucionario es lo que le cayó a esa islita.
Todo se arregla dejando caer una bomba desde un dron sobre Punto Cero.
Son unos comejenes " imperialistas "dirán los ñangaras.Pero si los miras con un lente de aumento verás el verdeolivo y carreteras con rombos y estrellas...
Viendo esto desde ahora me niego a pasar por los túneles de la Habana,ni cruzo un puente más
La Habana se caracterizó, entre otras virtudes, por ser una ciudad alegre que no dormía por sus muchos centros de recreación que había: decenas de cabarets, otro tanto de bares. Era la ciudad del mundo que más cines tenía, pasaban de 140 los cuales a veces funcionaban como teatros. El nombre original del teatro K. Marx es Teatro Blanquita, uno de los mejores de la Cuba republicana, donde actuaron connotados artistas, como Sarita Montiel. Otro teatro de los mejores de Cuba era el Teatro Nacional, donde también actuaron famosos artistas internacionales como Jorge Negrete. De esos bares, cabarets, cines y teatros solo queda un triste recuerdo. Algún día Cuba será reconstruida. Los que no somos jóvenes veremos desde el más allá la nueva Cuba reconstruida. PATRIA Y VIDA.
Karl MierDax
Un presupuesto de discoteca barata en cualquier país de primer mundo. Qué pena de país