Desde la pandemia y la crisis económica y política, no ha ocurrido un evento internacional o festival decente en esta Isla. En parte porque no hay presupuesto para la producción, en parte porque no hay artistas. Como la mayoría de los jóvenes, un número considerable de creadores se ha ido de Cuba. No regresan a la fiesta porque no hay nada que celebrar. Menos en un evento del Estado.
"Las presiones han sido fuertes", repiten una y otra vez los organizadores del Festival Jazz Plaza en conferencia de prensa, "ha sido un año difícil". En efecto, por la manera en que se condujo esa hora con la prensa, podemos derivar que la calidad del evento otra vez va a ser pobre.
Un oído entrenado en la retórica con que las instituciones cubanas hablan a los medios, sabe que las presentaciones de los eventos son siempre exageradas, llenas de cifras engañosas que incluyen la cantidad de sillas que se usarían, los tornillos de las marqueterías. Todo cuanto pueda hacer crecer, como un tall tale americano, el asunto. En esta conferencia, en cambio, parecía que quienes presentaban apenas hallaban fuerzas para la hipérbole. Solo el viceministro de Cultura, Fernando Jacomino, se extasió contemplando la cifra de más de 100 actividades durante la semana del 22 al 29 de enero (dato que puede incluir, y de hecho incluye, según el programa, a Tony Ávila). Además, como en años anteriores, el Festival Jazz Plaza va a desarrollarse también en Santiago de Cuba, lo cual contribuye a aumentar sus incidencias.
Lo más preocupante de toda la presentación es que apenas se mencionaros nombres de figuras internacionales reconocidas, apenas se habló de dos o tres invitados (los percusionistas Pedrito Martínez, Giovanni Hidalgo y el pianista Nachito Herrera, con sus donaciones), dos de ellos cubanos residentes en EEUU. Lo cual es signo alarmante de que no existen figuras de primera línea que hayan confirmado para el festival. En la programación, por otra parte, se leen los nombres (significativos) de Steve Turre o Arturo O’Farrill, pero no mucho más.
"Las presiones son grandes, ha sido un año difícil", dicen por segunda vez en la conferencia de prensa y entonces una comprende que va a haber una disminución de renombrados en la fiesta. Quizás los músicos que vengan sean buenos, pero no tan famosos como para ufanarse de ellos.
Bobby Carcassés, creador del Festival Jazz Plaza, y Roberto Fonseca, actual director artístico, cuando tomaron la palabra, hablaron exclusivamente de sus propias presentaciones y los grandes retos que tienen por delante. No les pareció oportuno descender para mencionar a más ningún otro invitado.
Como en los eventos flojos, un peso importante lo tendrán los homenajes: uno a Bobby por sus 85 años, otro a Los Van Van y Chano Pozo en el parque Trillo, a Leonardo Acosta, a Martha Valdés, a Ernán López Nussa... Los músicos cubanos de primera línea invitados, por lo visto, son los pocos que quedan en Cuba (Rolando Luna, Alejandro Falcón, Yasek Manzano, Roberto Fonseca, César López, Maracas, etc.) y algunos que viven fuera, pero no los más reconocidos. Esos, como Gonzalito Rubalcaba, no vienen hace rato.
Para el público, un obstáculo serán los horarios nocturnos de muchas presentaciones, con el transporte empeorado como está. Veremos qué sucede en la práctica y cuántos extranjeros logran captar las agencias turísticas.
Cómo si algo en Cuba pintara bien (salvo la buena vida que se dan los de arriba).