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Cine

'Hay muchos artistas que empujan para desarrollar el cine en Miami'

Alina Rodríguez, realizadora y productora, habla de su más reciente proyecto, que abrió el Festival LALIFF, en Los Ángeles.

Madrid
Alina Rodríguez.
Alina Rodríguez. DDC

Alina Rodríguez es una realizadora egresada del Instituto Superior de Arte residente en Miami. En su filmografía destaca Buscándote Habana, un polémico cortometraje documental que conmocionó al público de la Muestra Joven ICAIC en el año 2007. Fue productora de la película independiente El último balsero, de los realizadores cubanos Carlos Rafael Betancourt y Oscar Ernesto Ortega, recientemente rodada en EEUU. Hace días nos cruzamos en Facebook y aquí lo compartimos. 

Recuerdo una imagen poderosísima de Buscándote Habana en donde uno de tus personajes carga una pesada viga de madera, su cruz, a la par que se escucha el tema "Lucha tu yuca" de Ray Fernández. ¿Cuéntame de ese instante, cómo fue que grabaron esa imagen?

Fue algo completamente espontáneo, ya cuando nos íbamos de la locación nos tomó a todo el equipo de realización por sorpresa. Tuvimos que encender la cámara corriendo porque ni siquiera estábamos grabando en ese momento. Desde que la vi supe que sería el final del documental por toda la simbología que recogía la imagen. Ese hombre llevaba solito, en sus hombros, la carga de toda una nación. Luego cuando descubrí la canción de Ray Fernández, "Lucha tu yuca", volví a sentir la misma certeza y la canción se convirtió en el complemento perfecto para esa imagen.

En una entrevista le comentaste al crítico de cine Alejandro Ríos que tuviste un altercado con Seguridad del Estado durante la realización de Buscándote Habana. Me gustaría saber más sobre ese suceso.

Tuvimos muchísimos altercados desde el primer día de filmación del documental en Guantánamo, apenas pudimos grabar algunas imágenes cuando nos pidieron que nos fuéramos pues a lo lejos había una zona militar.

Luego en Santiago, filmando en el barrio de uno de nuestros personajes, en una zona muy pobre y precaria, llegaron nuevamente los policías y nos llevaron para el Gobierno de la ciudad. Nos confiscaron la cámara y haciendo malabares pudimos esconder uno de los casetes que habíamos grabado.

Luego, el primer día de filmación en La Habana, fue en un asentamiento ilegal conocido como El Cuncuní, en San Miguel del Padrón. Apenas llegamos en el carro, nos estaban esperando agentes de la Seguridad del Estado que nos llevaron una vez más para el Gobierno, donde literalmente nos prohibieron filmar en ese asentamiento y en otro conocido como Los Mangos, que estaba en el mismo municipio. Vale mencionar que en estas dos locaciones estaba el 80% de mi documental en ese momento, donde había dedicado más de seis meses investigando y había seleccionado a mis personajes principales.

Ese acoso siguió ocurriendo a lo largo de toda la grabación en cada lugar donde sacábamos la cámara. Fue un milagro que este documental saliera a la luz y siempre estaré muy agradecida de todo el equipo, que no se dejó amedrentar nunca por las amenazas y que se sentía cada vez más comprometido con la historia de esos cubanos que al final es la de todos nosotros.

¿Cómo ha sido el proceso de transformación de realizadora a productora?

Como todo en la vida, lleno de aprendizajes y retos. Creo que el tener un background fuerte en la realización me ha ayudado a entender la producción desde un punto de vista más creativo y aportar también esta visión a otros realizadores y creadores de contenidos. Me siento dichosa de haber podido transitar por varias posiciones dentro del audiovisual porque pienso que me han hecho una profesional más completa y versátil.

¿Cuándo te sumas al proyecto El Último Balsero/The Last Rafter?

Estuve involucrada desde la primera versión del guion, al menos emocionalmente. Desde ese momento hasta que estuvo listo pasó más de un año. Durante ese tiempo parecía muy lejano el momento en que podríamos firmarlo porque nuestros tiempos eran muy complicados y obviamente por el financiamiento, que sabíamos era el mayor reto.

Sé que tuvieron su premiere en la pasada edición del Festival de Miami, y me interesaría saber cómo fue la experiencia del estreno online durante el Festival de los Ángeles.

La película salió a la luz en medio de estos tiempos convulsos. La premiere fue en el Festival de Cine de Miami y después de la primera proyección, que fue extraordinaria, el Festival tuvo que ser cancelado por el Covid-19. Después de esto, todos los festivales en los que ya había sido seleccionada también fueron cancelados y esto nos ha afectado muchísimo.

Afortunadamente, el Festival LALIFF en Los Ángeles lanzó la iniciativa de hacerlo online, lo cual nos pareció una apuesta súper atrevida y atractiva. La película fue seleccionada para abrir el Festival y fue antecedida por unas palabras muy emotivas del gran Edward James Olmos.

Estábamos muy temerosos porque no sabíamos que esperar de esta experiencia bastante singular, pero el resultado fue maravilloso. La película fue acogida muy bien por muchas personas de diferentes culturas, recibimos comentarios muy alentadores.

¿Tienen pensando alguna trayectoria en el circuito de festivales? ¿Planean enviarla al próximo Festival de la Habana?

Ahora estamos tratando de definir cuales serán los próximos pasos, como sabes todos los festivales han cerrado y esto nos lleva a replantearnos muchos planes y estrategias. Sí, quisiéramos enviarla al Festival de La Habana, esperemos que sea posible y que la acepten, claro.

¿Qué estrategias se trazaron para financiar una película independiente en Miami?

The Last Rafter (El último balsero) surgió del deseo y la espontaneidad de hacer cine en una ciudad como Miami. Tanto los directores Carlos Rafael Betancourt y Oscar Ernesto Ortega como yo, llevábamos varios años en este país trabajando y aprendiendo mucho ciertamente de la industria, pero en proyectos que hacíamos por encargo.

Coincidió un momento en que los tres estábamos disponibles y la decisión fue lanzarnos sin paracaídas en este proyecto y hacerlo con nuestros propios recursos. Éramos conscientes del riesgo y las posibles consecuencias, pero contábamos con una gran determinación y sobre todo con un grupo de talentosos amigos que se entregaron con la misma pasión y compromiso. Todos compartíamos las mismas ansias de hacer cine y de crear…

La película es un hecho, sin embargo, ¿me gustaría saber si crees posible un movimiento de cine independiente en Florida?

Claro que es posible, películas como Moonlight fue realizada íntegramente en esta ciudad y por cineastas locales. The Florida Project, fue filmado cerca de Orlando, que no es Miami, pero es parte de la Florida.

Te menciono esos porque han sido quizás las más sobresalientes, pero hay muchos jóvenes y artistas en general que están empujando todos los días para desarrollar la industria en Miami.

Creo que no es un imposible y que es solo cuestión de tiempo. La ciudad está cambiando, hay un movimiento artístico creciente que está impulsando el consumo del arte en todas sus manifestaciones, y esto incluye el cine. Se tienen que crear más incentivos y más canales de apoyo, pero los cineastas locales están empujando.

¿Qué te gustaría filmar de Miami?

Miami es un pedacito de cada país del continente americano. Se habla español aproximadamente en un 90%, es una ciudad santuario para los inmigrantes, refugio de millones de personas huyendo del hambre, de las guerras, las dictaduras, la represión, y cada una de esas personas es una historia de sacrifico, sueños y esperanzas. Me gustaría enseñarle al mundo que Miami es más que sol y playa, entre otros muchos factores, gracias a esta gran comunidad latina que es parte de su esencia.

¿Algún nuevo proyecto?
 
Estoy en una nueva etapa en mi carrera. Recién empecé a trabajar para Netflix y de hecho me estaré mudando para México para la nueva sede que la empresa estará inaugurando allí, y producir contenido para México y el resto de Latinoamérica. Por primera vez estaré del lado del estudio y no de la productora y esto trae nuevos retos y aprendizajes.

¿Qué has descubierto de ti en EEUU qué en Cuba no conseguías vislumbrar?

Una de las cosas que he descubierto en general desde que salí de Cuba, es que soy mucho más adaptable al cambio de lo que jamás pude imaginar. Desde que dejé mi país he vivido en tres ciudades diferentes y en el momento de mi vida en que pensaba que ya estaba asentada, la vida me vuelve a sorprender con otro cambio. Y siempre pienso que ya dejé atrás un día mi hogar, mi familia, mis amigos, mi país, y ahora pertenezco al camino.

En Cuba vivimos temerosos del cambio, llevamos 60 años sin que haya cambiado un ladrillo, como no sea porque se haya derrumbado.  Y precisamente nos hacen tenerle miedo a ese cambio para que no lo propiciemos, para que no cambiemos todo lo que debe ser cambiado. Si tan solo pudiera un día transmitirles el efecto liberador y enriquecedor que ha provocado el cambio en mi vida…

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1 comentario

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Muy bueno ese proyecto del entrevistas de jóvenes creadores cubanos dispersos por todo el mundo, lo felicito.