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Los cineastas cubanos debemos exigir tener acceso a esas imágenes de archivo que el ICAIC custodia. Hay muchas películas que no han nacido porque el instituto sigue ejerciendo su monopolio sobre esas imágenes.

Madrid
Santiago Álvarez filmando un noticiero ICAIC.
Santiago Álvarez filmando un noticiero ICAIC. CUBADEBATE

¿Cuántas imágenes engavetadas y con riesgo de perderse tiene el ICAIC en su archivo fílmico? Hoy me levanté pensando en cientos de latas de películas dañadas por el moho, la humedad y la falta de condiciones de preservación. La memoria de nuestro país está en peligro de perderse mientras este patrimonio no se haga público.

Los cineastas cubanos debemos exigir tener acceso a esas imágenes de archivo que el ICAIC custodia. Hay muchas películas que no han nacido porque el instituto sigue ejerciendo su monopolio sobre esas imágenes. Es cierto que fueron producidas por ellos, pero es probable también que la mayoría de esos registros no cuenten con el derecho de imagen de sus protagonistas.
 
Si el ICAIC tuviese autonomía y en vez de burócratas tuviese al frente a gente de cine que entendiera el valor de este arte, la institución habría actuado diferente respecto a Sueños al pairo, el documental de José Luis Aparicio y Fernando Fraguela. Una institución consciente del valor de estos jóvenes cineastas les habría abierto las puertas a su archivo fílmico, alentándolos a ir más profundo en su análisis del pasado.
 
Ese ICAIC ideal no existe, pero apropiarse de ese archivo es un rescate que los realizadores cubanos podríamos proponernos. Creo que se ha demorado mucho el encuentro entre la nueva generación de cineastas y el archivo fílmico producido por dicho instituto.  

Un instituto con responsabilidad habría realizado un llamado a sus cineastas para que revitalizaran sus memorias. Ese archivo estaría colgado en una nube y con el uso de una contraseña se tendría acceso a cientos de horas de esos materiales desde cualquier lugar del mundo. Un ejercicio de esa índole provocaría más de una experiencia cinematográfica genuina.

Creo que la práctica del documental de archivo provocaría que los cubanos tuviésemos un poquito más de consistencia. El análisis del pasado ayudaría a crear esa consistencia capaz de producir los cambios que muchos debemos dejar de esperar y comenzar a gestar. Los países milenarios logran desarrollar esa consistencia porque vuelven constantemente sobre sus pasos y toman consciencia de las dimensiones de sus actos y como dichos actos han determinado su presente.
 
Recuerdo que estando en Japón mi amiga Junko me dijo: "ese collar de soga trenzado en el tronco de aquel árbol es para que los visitantes reconozcan que tiene 500 años". Un árbol que sobrevivió a un incendio que 200 años atrás arrasó con todo un bosque. Un tronco que tiene en sus anillas edad suficiente para abarcar toda la historia de Cuba.

Nunca llegaremos a tener la consistencia de un árbol japonés, pero volviendo a la idea de un patrimonio fílmico público, creo que confrontarnos con nuestra historia nos haría más sólidos. Cuba, irónicamente, es un país que no se ha dejado filmar salvo por sus instituciones y que sigue viviendo de sus ficciones, del mito que han reforzado esas imágenes que el ICAIC se niega a poner al alcance de todos.

La respuesta que el ICAIC les dio a Aparicio y Fraguela es una excusa absurda ya que las imágenes de la revolución cubana no deberían  estar protegidas por copyright. Las imágenes que provocó el pueblo que gestó la revolución y que fue parte de la construcción de un país "socialista" es patrimonio de todos. El ICAIC no puede encontrar amparo bajo leyes de derechos de autor que se contraponen con el espíritu socialista del que ellos mismos proclaman ser la vanguardia.
 
Imaginemos por un instante que toda la gente que ha sido filmada por décadas sin previo acuerdo o derecho de imagen se organizan para demandar al ICAIC por la utilización de su imagen, evidentemente el instituto no podría asumir la compra. No creo que haya que llegar a ese extremo, pero se me hace obvio que el archivo fílmico del ICAIC debe ser de todos. En esas imágenes hay material para que el documental cubano de archivo renazca y, paradójicamente, para que el ICAIC haga las paces con una nueva generación de cineastas que podría devolverle el brillo que una vez tuvo.

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2 comentarios

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Es una gran idea pero por ahora está muy lejos de hacerse realidad,en esos archivos están muchos crímenes cometidos por la dictadura de los Castros junto con la mayor parte de todos los maratónicos discursos del comemierda de Fidel Castro hablando mierda,entonces,cómo los van abrir?.