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Artes plásticas

Cinco casos de censura en las artes visuales en Cuba

El Decreto 349 revivió el fantasma de la censura cultural en la Isla, aunque esta no ha dejado de existir desde el triunfo de la Revolución.

Madrid
Luis Manuel Otero Alcántara.
Luis Manuel Otero Alcántara. Movimiento San Isidro/Twitter

El polémico Decreto 349 revivió el fantasma de la censura cultural en Cuba. Pero lo cierto es que esta práctica no ha dejado de existir en la Isla desde el triunfo revolucionario. Con la censura al documental PM (1961), de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal, se inició la instauración de la censura como instrumento legal del Estado totalitario. Así lo dejó claro Fidel Castro en "Palabras a los intelectuales", donde definiría el proceso rector de la política cultural cubana. 

Aquí repasamos cinco casos de censura en el ámbito de las artes plásticas, sector que ve con preocupación el Decreto 349, ya que esta normativa pone en riesgo a la creación independiente y cuestiona quién puede o no ser considerado "artista" a través de la imposición de pertenecer al estatal Registro del Creador.

No se juega con lo patriótico 

Nos remontamos a los años 80 para hablar de una exposición de Tomás Esson, que fue censurada el mismo día de su presentación. Se trata de la muestra A tarro partido II, inaugurada el 12 de enero de 1988 en el Centro de Arte 23 y 12. En las obras los símbolos patrios y los retratos de Fidel Castro, el Che Guevara y Martí coexistan junto a figuras copulando e iconografía sexual.

Su propuesta presentaba a la historia nacional y sus imaginarios "como un retrato del horror y el cansancio de la propaganda política", señala la crítica de arte Sunset Sánchez en un ensayo.

"Con la habilidad de circulación de un rumor y la extroversión pletórica de la sexualidad, ha llegado la subversión a la obra de Esson, clamando justicia, denunciando la desvergüenza de la moral de un 'hombre nuevo' éticamente desmembrado", destaca Sánchez.

Era de esperar que esta representación, que mezcla lo grotesco, lo sexual y lo patriótico, no fuera del agrado de las autoridades. 

"Que una de las exposiciones más fuertes de la época fuera censurada de ese modo y por esos cínicos personajes, no era una sorpresa. La censura (que es una de las formas de la represión) es la esencia del sistema, y por supuesto la herramienta de sus gendarmes (culturales o culturosos). Bien vale la pena recordar y pensar las piezas, y lo que rodeó a esta exposición, que más que exposición fue un grito silencioso, pero con un gran eco", opina el periodista Luis Leonel León en Facebook, en una publicación que comenta uno de los cuadros de aquella muestra. En la obra, un retrato del Che mira a dos figuras que se retuercen en una cúpula expresionista.

La censura 'si no te destruye te convierte en mal artista'

Que Tania Bruguera haga arte político la ha llevado más de una vez a confrontarse con las autoridades cubanas. En la Bienal de La Habana del año 2000 fue censurada una obra suya. La instalación "Untitled (Havana, 2000)" combinaba performances en vivo y proyecciones de vídeos en los que aparecía Fidel Castro y, además, incluía hombres desnudos.

"La verdadera razón de la censura no son los cuerpos desnudos, que apenas se veían, sino el mensaje de la obra y su connotación en un lugar donde se asesinaron prisioneros de conciencia", explica Bruguera, en referencia a la fortaleza de La Cabaña, lugar donde debió exhibirse y donde, en sus primeros años, la Revolución fusiló a sus detractores.

Otra obra suya, "El susurro de Tatlin #6", no llegó a realizarse en la Isla. A Bruguera le impidieron colocar un micrófono abierto en la Plaza de la Revolución de La Habana para que los ciudadanos expresaran sus opiniones sobre el futuro de Cuba. Su acción fue calificada como inaceptable tanto por el Consejo Nacional de Artes Plásticas como por la Unión de Escritores y Artistas, que alegaron que "no buscaba otra cosa que un protagonismo circunstancial".

"La censura en Cuba es vengativa, rencorosa, arrogante y es una manera de estar en una celda de castigo", así lo definió Bruguera en un texto sobre el tema

"La censura en Cuba si no te destruye te convierte en mal artista porque de pronto tus propuestas estéticas son malas: no es lo que dices, sino cómo lo dices o cuándo lo dices. Como si diciéndolo de otra manera o en otro momento te dejaran decirlo", opina Bruguera.

La prensa oficial como papel higiénico 

Si la censura se ensaña con artistas reconocidos, también lo hace con creadores emergentes. Es el caso del fotógrafo Erick Coll, cuya obra fue censurada en el Salón de Arte Erótico de Alamar de 2017 por mostrar a una mujer que utiliza el periódico oficial Trabajadores como papel higiénico.

Algunos cuestionaron el valor "erótico" de la fotografía. Otros acusaron a Coll de sumarse al "show mediático" de los "mercenarios", como llama el régimen a los opositores. Pero en las redes sociales muchos condenaron la censura y felicitaron al creador de "Valor de uso".

La obra de Coll nos remite a un episodio de represión contra el artista Ángel Delgado, quien como performance defecó sobre el periódico Granma durante la inauguración de la muestra El Objeto Esculturado en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales en 1990. La acción de Delgado surgió como denuncia a la censura sistemática de aquellos años. El artista fue detenido y procesado. Lo condenaron a seis meses de prisión. Así el régimen mandó un mensaje de advertencia al resto de creadores. Aunque esto no ha impedido que otros artistas vuelvan a la metáfora de la prensa oficial como papel higiénico.

No se puede hablar de censura

En 2018 Reynier Leyva Novo ideó una performance cuyo tema era justamente la censura: sorpresa, fue censurado. "Hijos del silencio" iba a exhibirse en la Embajada de Noruega en La Habana. En la obra, un grupo de personas sordas debía gesticular cinco canciones que han sido prohibidas en la Isla después de 1959, entre ellas "Cuando me fui de Cuba", de Celia Cruz, y la muy conocida "Ya viene llegando", de Willy Chirino.

El artista acudió a la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC) en busca de personas con esa discapacidad que pudieran representar la performance. "Ya en el segundo ensayo de la obra, la dirección nacional de la ANSOC montó un operativo casi policial para convencer a estas personas de que se estaban prestando para una actividad política de carácter contrarrevolucionario", señaló Leyva Novo a DIARIO DE CUBA.

La intimidación no se limitó a los participantes, sino que también llegó a los diplomáticos noruegos. El día de la puesta en escena el artista relató que lo llamaron de la galería Figueroa-Vives, que participaba en la iniciativa en la Embajada de Noruega, para informarle que diplomáticos del país europeo habían recibido una llamada del MINREX. La Cancillería cubana habría dicho a la embajada que ANSOC "le había hecho llegar una carta de protesta" por la obra de Leyva Novo.

"Una carta que tenía un único objetivo: impedir la realización de mi performance. En ningún momento en esa carta mencionan mi nombre, se refieren a mi como 'el oyente', ni hablan de una actividad cultural, solo dicen que un oyente manipula a unos sordos para hacer un acto político", se quejó el artista. La Embajada de Noruega dijo que debía "atender esa protesta” y finalmente "decidió suspender la performance", lamentó Novo, uno de los artistas que se ha opuesto públicamente al Decreto 349.

El peligro de portar una bandera

Podría decirse que cualquier obra que intenta realizar Luis Manuel Otero Alcántara en Cuba termina vetada. Así ocurrió con su última propuesta, que quizás infrinja la nueva Ley de Símbolos Nacionales. Se trata de Drapeau, una performance contra el intento gubernamental de regular y penalizar el uso que los cubanos hacemos de nuestros símbolos patrios.

"Lo que deseo expresar es que nadie puede limitarme cómo, para qué y en qué momento uso la bandera cubana, y por eso deseo exhibirla en todo momento", dijo el artista, que pretendía con esta acción llevar la bandera cubana durante 30 días, sin quitársela en ningún momento. 

Por esta obra Otero Alcántara fue arrestado varias veces, pero esta represión también despertó la solidaridad de cubanos tanto dentro como fuera de Cuba, creándose una acción colectiva impulsada por el Movimiento San Isidro, del cual el artista es fundador. Bajo la etiqueta #LaBanderaEsDeTodos creadores y activistas cubanos de todas partes inundaron la red con imágenes de ellos con banderas cubanas (e incluso la llevaron por las calles).

Varios artistas, curadores, críticos y activistas se juntaron recientemente para denunciar las maniobras del régimen cubano por negar el valor de la obra de Otero Alcántara y enviarlo a prisión.

"Es un artista autodidacta, pero así son muchos artistas de vanguardia en el mundo. Trabaja con iconos religiosos y símbolos nacionales, como muchos artistas. No se limita a hacer su arte, también aboga por los derechos de todos los artistas cubanos", señala la creadora y escritora cubanoamericana Coco Fusco.

Otero Alcántara es uno de los más férreos detractores del Decreto 349 y una de las figuras emergentes que más incomodan al régimen. Sus 17 detenciones en lo que va de año dan fe de ello, y de que la censura cultural sigue vigente en la era de Díaz-Canel. Urge la solidaridad gremial ante estos casos, algo que, lamentablemente, no es frecuente entre la intelectualidad cubana. Es tarea de los creadores e intelectuales hacer valer su voz en colectivo —como ocurrió con el grupo que impulsó demandas en la Isla contra el 349— para evitar que el Estado siga ejerciendo de censor del arte (y de la vida).

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1 comentario

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Hablando de censura, donde esta mi comentario acerca de la censura de PM?