El artista visual Reynier Leyva Novo ha llevado su obra a exposiciones internacionales en Estados Unidos, Italia, Brasil, Bélgica y Hong Kong. Sus performances recogen hechos históricos cubanos y las relaciones de poder y la política son los elementos centrales.
Recientemente, en un gesto inusual en el mundo del arte cubano, Leyva Novo donó íntegro a la alternativa #00Bienal de La Habana los 3.800 CUC que le había pagado el estatal Consejo Nacional de las Artes Plásticas por su obra No me guardes si me muero, donde el artista incinera 26 tomos y el Índice de las Obras Completas de José Martí y los encierra en una urna de madera y cristal.
Irónicamente, una institución estatal termina —sin querer— aportando financiación a un evento cultural independiente, cuyos responsables han sido reprimidos por la Seguridad del Estado.
El Chino Novo, como lo conocen sus amigos, ha tenido varios tropiezos con las instituciones culturales de la Isla. Ahora ha vuelto a sufrir la censura por su último performance, "Hijos del silencio", que iba a exhibirse el pasado martes en la Embajada de Noruega en La Habana, como parte de una exposición más amplia titulada Bodas de oro.
El tema de "Hijos del Silencio" es precisamente la censura. En la obra, un grupo de personas sordas gestualiza cinco canciones que han sido prohibidas en la Isla después de 1959, entre ellas "Cuando me fui de Cuba", de Celia Cruz, y la muy conocida "Ya viene llegando", de Willy Chirino.
"Yo no conocía a ninguna persona sorda y por eso me dirigí a la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC) en busca de personas con esa discapacidad que pudieran representar mi performance. Inicialmente, los que allí me atendieron me dieron una fecha que no me resultaba conveniente", relató Leyva Novo a DIARIO DE CUBA.
"Decidí entonces contactar a Alejandro Barreras, el primer sordo graduado de Pintura en la Academia de San Alejandro. Él, entusiasmado con la idea, convocó a muchas de sus amistades que tienen esta limitación auditiva para realizar la performance. De manera tal que había logrado reunir a las personas sin la ayuda de la ANSOC", añadió.
"Ya en el segundo ensayo de la obra, la dirección nacional de la ANSOC montó un operativo casi policial para convencer a estas personas de que se estaban prestando para una actividad política de carácter contrarrevolucionario", señaló Leyva Novo.
"Dijeron que yo no era artista y que estaba manipulando a estas personas. Uno de los directivos de la ANSOC calificó a los sordos de 'débiles mentales' y agredió de palabra a Alejandro Barreras. Al final, pudimos hacer el ensayo porque la mayoría no cedió a la presión de estos funcionarios", aseguró.
Leyva Novo dijo que hasta ese momento desconocía el trabajo de este tipo de asociaciones en el país. "Las personas sordas en Cuba no se sienten para nada representadas en esa organización, ellos me han hecho muchas historias de maltratos y de abandono por parte de la ANSOC", afirmó. "Ahora lo he podido corroborar y es algo que deseo resaltar porque hay un gran problema entre ellos".
Leyva Novo indicó que a los siguientes ensayos "asistieron menos personas porque a muchos los habían presionado para que desistieran" de participar en su obra.
"Solo tres días antes de la puesta en escena fueron unas personas que decían ser funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), con un intérprete, a las casas de varios de ellos, a amenazarlos de que si insistían en participar quedarían en una lista negra y no podrían salir del país. Había una gran presión", resaltó.
Según su versión, el día de la puesta en escena lo llamaron de la galería Figueroa-Vives, que participaba en la iniciativa en la Embajada de Noruega, para informarle que diplomáticos del país europeo habían recibido una llamada del MINREX.
La Cancillería cubana habría dicho a la embajada que ANSOC "le había hecho llegar una carta de protesta" por la obra de Leyva Novo.
"Una carta que tenía un único objetivo: impedir la realización de mi performance. En ningún momento en esa carta mencionan mi nombre, se refieren a mi como 'el oyente', ni hablan de una actividad cultural, solo dicen que un oyente manipula a unos sordos para hacer un acto político", se quejó el artista.
Afirmó que de la Embajada de Noruega le informaron que debían "atender esa protesta".
Leyva Novo dijo que la legación diplomática habría intentado comunicarse con la ANSOC para "buscar una solución", pero el presidente de esta organización estaba en la Cumbre de las Américas en Perú y el vicepresidente no se encontraba en La Habana.
Finalmente, la Embajada de Noruega "decidió suspender la performance", lamentó.
"Yo manifesté mi inconformidad con la decisión y la galería Figueroa-Vives por haber cedido ante estas presiones. No pienso dejar las cosas así y mi obra se realizará. No tengo temor a que me califiquen de 'artista contrarrevolucionario' porque este performance habla de un proceso histórico de censura que vivió este país y que no puede ser borrado. Esperen próximamente por el estreno de 'Hijos del Silencio'", concluyó Leyva Novo.