El embargo, una prohibición por razones económicas, políticas o bélicas que un Estado toma respecto a otro, en Cuba está referido a las medidas de respuesta de EEUU al Gobierno cubano por la confiscación de propiedades sin indemnización, cuyo antecedente fue el embargo de armas contra Fulgencio Batista en marzo de 1958.
El argumento del embargo por parte del régimen castrista, disfrazado con el contraeufemismo de "bloqueo", no resiste el análisis, pues ningún hecho es causa de otro que le precede en el tiempo.
El origen del embargo
En abril de 1959, durante su visita a EEUU, Fidel Castro planteó que las puertas estaban abiertas a las inversiones privadas que contribuyeran al desarrollo de la industria en Cuba, y afirmó, que era absolutamente imposible hacer progresos "si no nos entendemos con EEUU". Sin embargo, un mes después del fracaso en esa gestión, firmó la Ley de Reforma Agraria que sometió a expropiación forzosa las extensiones de tierra superiores a las 30 caballerías, una parte de las cuales era propiedad de norteamericanos. A los afectados se les ofreció un pago en bonos por un término de 20 años, que EEUU no consideró "una compensación adecuada, pronta y efectiva".
Al respecto, el Dr. Armando Caiñas Milanés, presidente de la Asociación de Ganaderos de Cuba, en junio de 1959, dijo: "Nosotros hemos intentado muchas veces discutir con el Dr. Fidel Castro los puntos en que discrepamos de la Ley Agraria […], se desvirtúa el derecho de la propiedad privada y de la libre empresa con un organismo estatal omnímodo e inobjetable".
Entre julio y octubre de 1960 el Gobierno revolucionario confiscó todas las propiedades estadounidenses en Cuba. Esos hechos, potenciados por el intento de exportar la revolución mediante el envío de guerrillas armadas a países vecinos, fueron anteriores al embargo parcial decretado por el presidente Dwight D. Eisenhower, y al embargo total del comercio —excepto alimentos y medicinas– decretado por el presidente John F. Kennedy.
Las expropiaciones en Cuba fueron violatorias de la Ley Fundamental de la República —unos estatutos constitucionales implantados sin consulta popular, que en el Artículo 24 reprodujeron lo estipulado por la Constitución de 1940: "Nadie podrá ser privado de su propiedad sino por autoridad judicial competente y por causa justificada de utilidad pública o interés social y siempre previo el pago de la correspondiente indemnización en efectivo, fijada judicialmente"—. Por tanto, la expropiación sin la correspondiente "indemnización en efectivo", constituyó una acción inconstitucional.
Como los conflictos externos tienden a desmovilizar los conflictos internos, el Gobierno revolucionario cubano utilizó el embargo para impedir el resurgimiento de la sociedad civil que había desmontado, para solapar su incapacidad gubernamental y eludir cualquier compromiso con los derechos humanos.
Las resoluciones condenatorias del embargo
Gracias a las subvenciones soviéticas, el embargo no fue obstáculo para emprender los proyectos denominados Planes Especiales, como el de la Zafra de los Diez Millones en 1970, cuyo fracaso, reconocido por Fidel Castro fue causado por la improvisación y el voluntarismo, no por los efectos del embargo.
La mejor prueba de ello es que el embargo databa de 1962 y, sin embargo, la primera propuesta de resolución condenatoria del embargo ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) no se presentó hasta 1992, año en que Cuba dejó de recibir las subvenciones soviéticas, lo que demuestra que los fracasos cosechados no eran atribuibles al embargo. Sin embargo, de esa fecha hasta el presente Cuba ha presentado 32 resoluciones con el mismo argumento: "el bloqueo es ilegal e inmoral y constituye el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba".
En 2016, EEUU e Israel se abstuvieron y el resto de los países votó a favor de la resolución cubana. Como los acuerdos de la ONU no son de obligatorio cumplimiento, al llegar a ese punto, el máximo posible a lograr en ese organismo, se imponía la negociación. La oportunidad la brindó el presidente Barack Obama con los seis paquetes de medidas que dictó para flexibilizar el embargo, a las que Cuba ignoró, dejando con ello al descubierto que el objetivo de las resoluciones no era otro que enmascarar la ineficiencia del sistema totalitario y la inexistencia de libertades. EEUU cambiaba su política, pero Cuba no cambiaba la suya: una decisión contenida en la carta de Fidel Castro a los estudiantes de la Universidad de La Habana, el 26 de enero de 2015, en la que se manifestó contrario a las negociaciones con EEUU.
Conclusiones
La revolución democrática anunciada en 1959 derivó en la apropiación de las instituciones claves, puestas al servicio de una elite militar que, a la vez que vocifera contra el embargo en los foros internacionales, por detrás compra en EEUU desde el pollo, la única proteína que consume la mayoría de los cubanos, hasta automóviles. Todo ello, a pesar de que "el bloqueo constituye el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba".
La primera causa de la profunda crisis de Cuba, atribuida por el Gobierno de Cuba al embargo, radica, pues, en el monopolio estatal sobre las libertades, la propiedad, la enseñanza y las personas. Por tanto, en Cuba se impone una marcha hacia el pasado, que en las condiciones actuales representa un salto adelante, dirigido a liberar la economía, restablecer la sociedad civil, liberar la economía y eliminar las restricciones ideológicas impuestas a la enseñanza, restablecer la autonomía universitaria y atemperar la Constitución a la Declaración Universal de Derechos Humanos y a los pactos de derechos políticos, económicos, sociales y culturales de las Naciones Unidas.
Ya que la eficacia de las autoridades cubanas para conservar el poder no se pudo extrapolar a la economía, el único camino posible es cambiar. No se trata de una rendición ante el "enemigo", sino de retomar el camino que nunca se debió abandonar.