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Agua

Santiago de Cuba, una ciudad sin agua que está llena de salideros

'Más que las presas, lo que se seca es la paciencia de miles familias, que almacenan agua de lluvia para poder asearse', dice una residente.

Santiago de Cuba
Trabajos en la conductora de agua de Santiago de Cuba.
Trabajos en la conductora de agua de Santiago de Cuba. Beatriz Johnson Urrutia/Facebook

Dos hospitales, 16 sectores hidrométricos y 200.000 residentes continúan afectados por los salideros de las cinco conductoras que trasvasan el agua potable hacia la ciudad de Santiago de Cuba, donde hay ciclos de distribución de 20 e incluso 50 días.

Fallas en las soldaduras de termofusión y el manejo de las presiones interiores de las redes inciden en las frecuentes roturas de las tuberías de polipropileno, que según el diseño original duran de 50 a 100 años, pero en algo más de una década funcionan igual, o peor, que las sustituidas en el territorio en busca de mayor eficiencia.

En un intento de aplacar el malestar que provoca la demora en la distribución, Beatriz Johnson Urrutia, primera secretaria del Partido en la provincia, publicó en su página en Facebook que se trabaja en las conductoras maestras "para eliminar grandes salideros que generan pérdidas de 65 litros por segundo".

Según la funcionaria "son labores complejas que demandan recursos materiales importantes", obstáculo que limita el desempeño de las brigadas y las soluciones hidráulicas.

Entre los repartos afectados figuran los de la periferia, el centro de la ciudad y Carretera del Morro. La escasez alarma en los hospitales Infantil Sur y el Juan Bruno Zayas, que apenas disponen de agua para la limpieza y cuyos pacientes reciben medio cubo diario para el aseo y otras necesidades.

Un ingeniero que asesora las soldaduras de termofusión explicó que, debido a los salideros, se despilfarran "3.900 litros de agua por minuto, 234.000 en una hora y más de cinco millones al día", lo que agudiza la inestabilidad de la planta potabilizadora de Quintero, la mayor de su tipo en la Isla.

El experto calificó el derroche de "grave y contraproducente", porque esas cifras no incluyen "las fugas de las 11 conductoras interiores y las redes de Santiago de Cuba; donde se estima existen unas 2.000 averías, con el peor escenario en los peines exteriores de los 1.200 edificios multifamiliares".

Trabajadores consultados a pie de obra opinaron que el problema no son las tuberías de polipropileno, las cuales resisten temperaturas extremas, la corrosión, los impactos fuertes y hasta los aplastamientos, sino la violación de los mantenimientos y la sobreexplotación del sistema.

Por la magnitud de la reparación se restringió la circulación vial entre Santa María y el poblado de Boniato, donde al igual que en otras zonas hay que rehacer el trabajo hecho hace 15 años con una inversión de 200 millones de dólares, para supuestamente dotar a la ciudad de un servicio que funcionara de forma eficiente durante las 24 horas del día.

La situación se combina con la generada por los cortes del servicio eléctrico y la falta de alimentos que con frecuencia provocan protestas. Junto al hambre y los apagones, los santiagueros deben lidiar con la insalubridad provocada por la falta de agua en sus hogares.

En los últimos años los salideros se han convertido en lavaderos de autos y animales, espectáculo que indigna a quienes recogen el agua con que se bañan o para descargar sus servicios sanitarios, mientras observan la indolencia con que se despilfarra y vierte por el alcantarillado.

Tradicionalmente, los funcionarios del Gobierno y del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) achacan a la sequía y al embargo el problema con el suministro de agua, sin embargo, rara vez se refieren al descontrol, las violaciones técnicas y las ineptitudes propias.

Para Gladis Pereira "más que las presas, que están llenas de agua, lo que se seca en Santiago de Cuba es la paciencia, pues desde finales del 2018 ni existen, ni se respetan los ciclos, y miles de familias almacenan la lluvia que escurre de techos y azoteas para garantizar el aseo".

Durante 2024 se produjeron varias roturas similares en el barrio marginal Calle 13 y el Hoyo del Micro 7. Se calcula que por su causa cerca de un millón y medio de metros cúbicos de agua no llegó a las redes de distribución.

En ese momento, Waldis González, vicepresidente del Gobierno, aceptó que la negligencia, la morosidad, el descontrol y la violación de las normas técnicas empeoran la solución de un tema tan sensible.

Antonio Rodríguez, titular del INRH, reconoció que muchas veces se reparan mal las averías y los obreros tienen que volver más de una vez al mismo lugar; mientras Miguel Díaz-Canel admitió que el 90%, de las más de 7.100 opiniones recogidas, consideran desastrosos los servicios estatales de agua.

Con frecuencia en Santiago de Cuba los residuos albañales contaminan el agua potable, lo que obliga a la hipercloración de los tanques y afecta a los residentes, quienes acaban en los hospitales con diarreas, fiebre, deshidratación, nauseas, úlceras bucales, erupciones en la piel y urticarias.

En 2010 en esta ciudad se terminaron cinco conductoras maestras y 11 interiores, 38 sectores hidrométricos, ocho tanques de distribución, tres plantas potabilizadoras, 70 registros para el control de las fugas de agua y se instalaron 11 válvulas automatizadas para evitar los salideros.

Al referirse a la calidad, Inés María Chapman, entonces presidenta del INRH, reconoció en entrevista con el periódico oficial Granma las malas prácticas que recibieron críticas e irritaron a los santiagueros.

Aunque el propósito era garantizar el suministro de agua permanente, jamás se logró, debido a los problemas de presión en una urbe donde existen tres terrazas —con desniveles que oscilan entre 20 y 80 metros— y el 50 por ciento, de los 155.000 hogares, presentan salideros.

En esa época concluyó la capacitación de 44 brigadas de drenaje pluvial, pitometría, mantenimiento, plomería y restablecimiento civil. También la calificación de soldadores con equipos de termofusión y de 250 operarios.

Tres lustros después, solo funciona la mitad, dijo un técnico que se busca la vida en un mercadito por los malos salarios de la empresa Aguas Santiago.

De la ponderada automatización del sistema de distribución de agua para contar con una información rápida y eficaz sobre el flujo de entrega, posibles fallas, contenido de cloro y el resto de los parámetros, apenas quedan rastros, y casi todo se detecta a ojo de buen cubero y por denuncias de los clientes.

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2 comentarios

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Anoten la fecha de hoy para ver cuánto duraran los paneles solares y todo el sistema que los acompañan, si es que en verdad montan todos los que están anunciando.

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Mientras más roturas, más largos pueden ser los ciclos de distribución.