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Alimentación

También en 2025 la libreta de racionamiento llegará con retraso a los cubanos

No solo los 'mandados de la bodega' demoran meses. Ahora también lo hace la cartilla que cada cubano de la Isla necesita para comprar las magras raciones.

La Habana
Libreta de racionamiento en Cuba.
Libreta de racionamiento en Cuba. MINCIN

No solo los "mandados de la bodega" demoran meses, nunca llegan o son cada vez más ínfimos en cantidad, sino que la propia libreta de racionamiento, que cada enero deben renovar los habitantes de la Isla para hacer esas compras mensuales, volverá a retrasarse.

Sin decirlo explícitamente, así lo reconoció el Ministerio del Comercio Interior (MINCIN), que aseguró que "para este 2025 garantizará la libreta de abastecimientos a todos los núcleos en el país".

No obstante, a seguidas precisó que Pinar del Río, Mayabeque, Ciego de Ávila, Holguín, Santiago de Cuba e Isla de la Juventud "ya tienen disponibles para su entrega las tarjetas de abastecimiento a utilizar el próximo año". Estas son, empero, apenas seis de las 15 provincias cubanas.

El MINCIN añadió que en los otros territorios "continúan el proceso de confección, con mayores complejidades en Sancti Spíritus y Camagüey, que no han recibido las libretas aún".

Esta situación, parcamente explicada por la entidad estatal, ya se produjo en los pasados años. En 2024, por ejemplo, a la altura de febrero el 30% de los cubanos seguía sin el documento, por lo que los bodegueros se veían obligados a registrar las ventas en papeles agenciados por su cuenta.

De hecho, el MINCIN informó entonces que de los poco más de 4.000.000 de núcleos familiares existentes en el país con libretas de racionamiento asignadas, hasta fines de enero solo se habían entregado las cartillas a 2.786.000, el 69% del total.

Las causas de esta situación son siempre las mismas: no hay papel, tinta y faltan los modelos requeridos para inscribir las compras de las personas.

El MINCIN ese año encargó a la empresa Ediciones Caribe la impresión de las cartillas. Mas, la industria solo pudo hacerse cargo de elaborar 4,5 millones de ejemplares, pero no el resto. ¿La razón? No contaba con el financiamiento necesario. Es de suponer que el panorama sea similar ahora.

El proceso de confección y distribución de las cartillas es tan engorroso como absurdo: una vez fabricados, los documentos deben ir a las Oficinas del Registro de Consumidores (OFICODA), responsables de su llenado de forma manual, a partir del casi policial inventario de personas por vivienda, así como del reconocimiento e inclusión en ellos de las dietas médicas, lo que implica que hay personas con derecho a productos alimenticios que no recibe el resto.

La precariedad y la escasez hacen que cada vez más cubanos dependan de la exigua cuota de racionamiento, por lo que este retraso provoca desespero y malestar en miles de familias. A ello se suma el anuncio del primer ministro, Manuel Marrero, quien dijo durante la más reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular que el Gobierno planeaba eliminar ese sistema, una de la medidas no aplicadas del paquetazo económico anunciado a fines de 2023.

Impuesta por Fidel Castro en 1963, el objetivo de la cartilla fue racionar y controlar el consumo de los cubanos, mientras se creaba la ilusión de que el socialismo ampararía a la población y le garantizaría todo lo necesario para su subsistencia.

En la actualidad, los productos que se adquieren mediante la libreta no alcanzan ni para malcomer 15 días.

Los cubanos compraban en un principio carne de res, pollo, aceite, manteca, leche condensada, papel sanitario, café, arroz, granos y otros productos de primera necesidad, a precios más bajos que los del mercado. También caramelos, galletas, chocolate, cigarros, refrescos y cajas de cerveza llegaron a través de la libreta, mientras la extinta Unión Soviética y el campo socialista subsidiaban al régimen cubano.

Sin embargo, década tras década la libreta ha ido "adelgazando". Eliminarla es una antigua aspiración del régimen cubano, aunque no renuncia a echarle mano para su propaganda política. Tras las protestas del 11J, en un intento por aplacar el malestar, el Gobierno entregó ''libretas excepcionales" a más de 60.000 familias que carecían de estas.

El régimen achaca su incapacidad creciente para cumplir las entregas de alimentos a través de la cartilla de racionamiento a la falta de divisas para importar esos productos, que antaño solían producirse en buena medida en Cuba. Mientras, los hoteles de la Isla están abastecidos con opciones gastronómicas a las que los cubanos de la Isla no tienen acceso.

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1 comentario

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Estoy seguro que si por arte de magia la libreta volviera a contar con todos esos productos de la era soviética, más del noventa por ciento de la población se lanzaría a las calles dando vivas a la Revolución y al socialismo con el mismo entusiasmo de entonces.