El régimen cubano acusó a Estados Unidos de no tener voluntad de esclarecer un ataque con cócteles molotov a su embajada en Washington en septiembre de 2023 ni cooperar con sus funcionarios para identificar al agresor, en un acto de presión más por salir de la lista negra de estados patrocinadores del terrorismo en la recta final de la Administración Biden.
Después de que en 2020 el francotirador Alexander Alazo Baró, un cubanoamericano con problemas psiquiátricos atacara la sede diplomática cubana, una persona no identificada arrojó bombas artesanales y luego logró huir en septiembre de 2023.
En palabras de la subdirectora para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Johana Tablada, a periodistas en La Habana hay "una falta de voluntad y en cierta medida complicidad de las agencias federales de Estados Unidos que son las encargadas de evitar acciones terroristas", publicó la agencia AP.
La queja de La Habana es el último peldaño descendente en las relaciones que comenzaron durante la administración del ex presidente republicano Donald Trump y siguieron sin modificaciones prácticas durante la gestión del demócrata Joe Biden.
En todo este año no hubo pronunciamientos ni anuncios sobre el avance del caso del atacante no identificado por parte de las autoridades de Estados Unidos. Un pedido de comentarios por parte de la agencia norteamericana a la Embajada de Estados Unidos en Cuba el miércoles no fue contestado en lo inmediato.
Tablada dijo que las autoridades cubanas y estadounidenses y las dependencias policiales de ambos países tuvieron a lo largo de este año desde videoconferencias y reuniones presenciales —al tiempo que se compartieron grabaciones y se permitió a oficiales estadounidenses ingresar a la embajada cubana en Washington— sobre este último atentado de 2023.
Según la funcionaria del régimen, los estadounidenses confirmaron que "tenían huellas y ADN" del desconocido que lanzó las bombas molotov, pero "luego guardaron silencio".
Los Diálogos de Aplicación de la Ley, que Tablada indicó como parte de espacios en los que La Habana buscó cooperar, son el mecanismo entre que permite a los dos gobiernos el intercambio de información policial, uno de los pocos puntos de contacto que funciona actualmente en la relación bilateral.
"(El Gobierno de) Cuba confió en el proceso investigativo y posteriormente no aparece nada", se quejó Tablada ahora.
"Al cabo de un año a nosotros nos resulta alarmante, sobre todo por el mensaje que envía: se puede en un área estratégica de la capital de Estados Unidos agredir con un acto terrorista una misión diplomática", agregó la funcionaria. "¿Se podría hacer algo así en La Habana? Jamás. En cualquier capital del mundo en una embajada de un país, sin que las autoridades tengan una rápida respuesta", dijo.
Tablada mencionó incidentes violentos contra el Gobierno de Cuba desde los años de la Guerra Fría y los consideró un "patrón" fomentado por la impunidad de los perpetradores.
Para reforzar la comparecencia de Tablada, la televisión cubana transmitió en la noche del miércoles un programa especial sobre este ataque de 2023, incluyendo grabaciones de video en donde se ve al agresor no identificado hasta el momento, un material que ya fue publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) tras el hecho que calificó de "terrorista".
"En video, la evidencia del odio contra Cuba. Un ataque terrorista contra la sede diplomática cubana en Washington DC, EEUU. Los autores materiales e intelectuales de este acto criminal no pueden quedar impunes", dijo entonces en su publicación la Cancillería del régimen, al tiempo que utilizaba la etiqueta "#NoAlTerrorismo".
El video publicado muestra a una persona encapuchada que encendió los cócteles y luego los lanzó contra la fachada de la sede diplomática. De acuerdo a lo que muestra la grabación de una presunta cámara de seguridad, quien perpetró el ataque llegó a las inmediaciones del sitio a pie, prendió fuego a las botellas delante de una mujer que caminaba por la acera y después de tirarlas contra el edificio salió corriendo.
A inicios de este mes el régimen de Cuba volvió a acusar a EEUU de apoyar el terrorismo contra La Habana después que se hiciera público el otorgamiento de libertad condicional por una jueza de ese país al cubano Alexander Alazo Baró, quien en abril de 2020 disparó un arma automática contra la Embajada de La Habana en Washington sin ocasionar víctimas.
Según la nota oficial, que asegura que la acción de Alazo Baró "calificaría en cualquier país como un acto terrorista", Washington "ha rehusado en todo momento calificar ese acto como lo que es, y en ningún momento tuvo la intención de procesar al perpetrador como terrorista, a pesar de que la naturaleza sus actos están explícitamente tipificados en la legislación estadounidense contra ese flagelo".
Para el MINREX, la decisión de la jueza federal Amy Berman Jackson, quien resolvió que el exiliado cubano debe permanecer bajo seguimiento médico, tiene prohibido salir en las noches y abandonar el centro de Pensilvania, donde vive, así como acercarse a instituciones del régimen cubano y a sus empleados, obedece a una "trama de conspiración".
Qué ironía ... un estado patrocinador del terrorismo ... quejándose de los "terroristas" ....
El que atacó la embajada cubana merece un premio. Ese sí es un patriota.