¿Qué pasa en Bolivia y dentro de la membresía de la UNEAC?

Después de su publicación en la Gaceta Oficial de la República el pasado mes de junio, se aproxima la entrada en vigor de la Ley de Comunicación Social. Y podemos asegurar que la decepción es el sentimiento que más abunda entre los que esperaban que esta ley acabara con los defectos y limitaciones que lastran el funcionamiento de los medios de difusión controlados por la maquinaria castrista del poder. Nos referimos, entre otros, al secretismo, la censura y el ocultamiento de los trapitos sucios que pudieran afear más la imagen de los amigos del régimen cubano.

En una ojeada rápida a la prensa oficialista, comenzaremos recordando la repulsa que ocasionó —y sigue provocando— el fraude electoral de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de Venezuela. Hasta algunos líderes de la izquierda continental, como Lula da Silva y Gustavo Petro exigieron que el régimen chavista mostrara las actas electorales de los comicios, algo a lo que se negó el gobernante de Caracas. Fue entonces cuando el jefe del régimen de Nicaragua, Daniel Ortega, la emprendió contra los mandatarios de Brasil y Colombia, argumentando que se habían plegado a  las presiones de EEUU contra Venezuela. La prensa castrista no publicó ni media palabra acerca de esas acusaciones del Ceaucescu centroamericano.

El pasado 16 de septiembre el periódico Granma publicó el artículo "Los valientes y los cobardes", un pronunciamiento de la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Sin mencionar nombres ni intentar aclarar lo sucedido en las filas del gremio artístico, la UNEAC se limitó a expresar: "Ser valiente, cuando la nación está en peligro, es encarar al enemigo, pelear, y simultáneamente construir, reparar, unir, crear". Por el contrario, aseveró: "Los cobardes invocan supuestos derechos constitucionales para traicionar".

Bueno, ¿y a qué viene semejante articulo?  ¿Quiénes son los valientes y quiénes los cobardes? Eso podría preguntarse cualquier lector cubano que dependa para su información de lo que publica la prensa oficial. Por supuesto que se trataba de la reacción del régimen tras la renuncia de Jorge Fernández Era y la expulsión de Alina Bárbara López de esa organización.

El artículo en apariencia  intrascendente de Granma nos lleva a recordar otro, que tampoco aclaraba mucho, y  que apareció el 18 de enero de 2007, titulado "La política cultural de la Revolución es irreversible", que fue el preámbulo de  la famosa "guerrita de los correos electrónicos", al interpretarse que la salida por la televisión de un represor de la época de la parametración implicaba la vuelta a los tristes momentos del Quinquenio Gris. Una guerrita que, a la postre, estremeció los cimientos de la cultura cubana.

Y como para ponerle la tapa al pomo llegamos a la reciente declaración de Casa de las Américas dedicada a la constitución de la rimbombante Internacional Antifascista. Un hecho que tuvo lugar en Caracas, ideado por las autoridades venezolanas ante las críticas mundiales por el ya citado fraude electoral en ese país.

En uno de los párrafos de esta declaración se lee: "Hoy vemos con dolor y angustia que en la hermana Bolivia crece una división suicida que solo puede beneficiar a las fuerzas fascistas y al imperio".

Pero, ¿qué pasa en Bolivia?  Esto podría cuestionarse un lector promedio  cubano. Porque la realidad es que ningún medio de difusión de la Isla ha dicho nada sobre la pugna entre Evo Morales y el mandatario Luis Arce, que incluye bloqueos de carreteras y marchas hacia la capital del país que podrían provocar la salida del poder del actual presidente.. Se acaba el mundo en Bolivia, y para los periódicos castristas todo es paz y armonía en esa nación sudamericana. En realidad, Casa de las Américas, al dar a conocer el litigio entre esos dos políticos,  ha puesto en ridículo a la prensa oficialista del régimen cubano.  

Se trata, sin dudas, de vacíos que conspiran contra la credibilidad que la prensa castrista pueda disfrutar aún entre sus cada vez menos adeptos. Porque ya el cubano promedio se atreve a referirse públicamente a las informaciones que callan los periódicos del Gobierno, y a la necesidad de acudir a otras fuentes para enterarse de la realidad de Cuba y del mundo.