La UNEAC busca culpables tras la ola de indignación por la expulsión de Alina Bárbara López

La oleada de renuncias a la membresía en la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) posterior a la expulsión de esa organización de la historiadora y politóloga Alina Bárbara López Hernández, hizo que la entidad emitiera una declaración que busca culpar a quienes estarían "fomentando la división" de estar "colonizados".

En una declaración sin firma, que cita dos frases de José Martí, la misma cantidad de veces que menciona a Fidel Castro, y que se titula "Los valientes y los cobardes", la UNEAC aseguró que "la organización de los artistas y escritores cubanos no permitirá que, fomentando la división, otros 'recodifiquen los símbolos y nos roben las palabras, que se disfracen de revolucionarios, para entregar el país'".

Sin mencionar por su nombre a quienes hace referencia, señala el texto que "otra vez quieren dividirnos, confundirnos, someternos. La intelectualidad cubana es heredera de una sólida tradición patriótica y cultural comprometida con la justicia social, educada en el estudio, pero también en las vivencias inigualables de una Revolución auténtica y victoriosa, acosada por el imperialismo estadounidense".

Enumerando ejemplos de valentía sacados de la Historia de Cuba, la declaración de la UNEAC afirma que "ser valiente, cuando se navega en aguas turbulentas, no es asirse al 'imposible', gritar que el barco puede hundirse; es enfrentar la tormenta, sostener con fuerza el timón mientras el viento y el agua golpean el rostro, y el piso abandona los pies".

"Los cobardes reclaman el derecho al cansancio, a pensar en sí mismos (no por sí mismos), a la 'libertad de palabra', para repetir las que el enemigo, en apariencia más fuerte, susurra. Invocan supuestos derechos constitucionales para traicionar. Han sido colonizados, y defienden con entusiasmo las opiniones y los intereses de sus colonizadores", afirma, citando indirectamente uno de los reclamos de López Hernández, quien recuerda que la Constitución vigente en Cuba desde 2019 protege la libertad de expresión, pese a que el régimen de la Isla lo impide cuando se trata de ejercer los derechos políticos y ciudadanos que no le complacen.

La UNEAC, que en los pasados años se ha pronunciado apoyando la censura de películas de realizadores cubanos, ha apoyado la criminalización por parte de la policía política de colectivos de la sociedad civil independiente como el Movimiento San Isidro y calificado como "manipulación mediática" el reclamo de intelectuales cubanos por la liberación de los presos del 11J, agrega en su declaración que "no son tan ignorantes estos pequeños de espíritu para creer que la libertad está en la sumisión al amo imperial; el aplauso efímero de sus mentores se apagará, no hay gloria posible ni obra que perdure, en la apostasía".

Reiterando la obediencia al control totalitario impuesto por Fidel Castro desde 1961 sobre la libertad creadora en la Isla, el texto asegura que "la legítima diversidad de estilos, de perspectivas, de miradas; las dudas y las certezas de nuestros creadores, el pensamiento comprometido y crítico, brotan de una fuente común: la Revolución".

"No permitiremos que los soberbios y los cobardes recodifiquen los símbolos y nos roben las palabras, que se disfracen de revolucionarios, para entregar el país, sus sueños, para cancelar nuestra breve y brava historia de luchas. La libertad en Cuba es el camino de todos: no la consigue quien la persigue solo para sí", enfatiza.

Y, tras nombrar nuevamente a Fidel Castro, termina: "Los escritores y artistas cubanos no permitiremos que nos confundan y nos dividan, no aceptaremos jamás la sumisión".

Sin embargo, DIARIO DE CUBA confirmó con fuentes en la Isla que al menos una decena de integrantes de la UNEAC en la capital presentaron formalmente su renuncia a esa organización argumentando su repudio a la decisión tomada por la filial de la entidad en Matanzas contra López Hernández, una de las figuras de la sociedad civil independiente de la Isla más hostigada por al Seguridad del Estado. 

Si bien las personas contactadas por esta redacción prefirieron no hacer pública su decisión, el escritor cubano Jorge Fernández Era, también acosado continuamente por la Seguridad de Estado sin que la UNEAC se pronuncie, anunció su renuncia a su membresía en solidaridad con López Hernández.

"La aparta de sus filas una organización que supuestamente, según sus estatutos, 'defiende el derecho a la información, a la palabra, al ejercicio del criterio, a la más amplia libertad de creación, a la investigación, a la experimentación, a la crítica, al debate y a la polémica', y que durante los dos últimos años no movió un dedo para preocuparse por el acoso a que dos de sus miembros, Alina y yo, hemos sido sometidos por parte de la Seguridad del Estado y otros órganos represivos del Ministerio del Interior", denunció en su muro de Facebook.

Según explicó Era, la organización "se limpió las manos ante las reclamaciones presentadas legalmente por mí y por Alina. En mi caso, no les pedí me defendieran, sino se interesaran por el asunto y me asesoraran legalmente cuando se cuestionó una obra humorística consecuente con la misma por la que se me aceptó en la Asociación de Escritores. 'Es un problema personal tuyo', fue la respuesta inicial", indicó.

Fernández Era acusó a la UNEAC de plegarse "de la manera más servil a las acusaciones que nos hacen quienes temen al debate y a la polémica y acuñan el término 'contrarrevolución' a cuanto amenaza la estabilidad de la complacencia y la mentira".

Sobre el particular, la musicóloga y escritora cubana Rosa Marquetti enumeró en su muro de Facebook algunas expulsiones de las filas de la organización de creadores cubanos ilustres: "Heberto Padilla, Virgilio Piñera, José Lezama Lima, Nicolás Guillén Landrián, Ivette Hernández, Reinaldo  Arenas, Guillermo Cabrera Infante... etc. Penoso dossier de lapidación histórica que exhibe esta organización que, lejos de apartarse del oprobio de décadas anteriores, asumir la autocrítica consciente y propiciar el debate renovador frente a lo viejuno y anquilosado, no hace más que intentar, con premura, borrar las huellas de la ignominia, mientras reafirma con hechos que lo gris no fue un quinquenio, sino una sombra tan alargada como persistente, que pretenden perpetuar".

Por su parte, el artista de la plástica Hermes Entenza enfatizó: "El Estado cubano está siguiendo un patrón idéntico a Corea del Norte, Nicaragua y Venezuela, países donde cada día destierran y encarcelan a las mentes lúcidas. La UNEAC es una vergüenza por su falta de valentía y ausencia de vocación para defender a los artistas e intelectuales que, amparados por una supuesta Constitución, que para nada sirve, como podemos ver, tienen criterios propios y honestidad para decirlo sin miedo".