Trabajadoras sexuales en Camagüey: 'Ya la Policía no es el principal problema'

Las condiciones laborales de las trabajadoras sexuales en Camagüey han empeorado drásticamente en los últimos tiempos, perseguidas por las autoridades y víctimas de la creciente delincuencia. Para conocer detalles de este problema, DIARIO DE CUBA habló con varias de ellas.

"Soy madre de tres hijos y graduada de técnico medio en Construcción Civil. Llevé una vida normal durante muchos años, casada y trabajando para el Estado. Mi marido me dejó y se fue del país, más nunca supe de él y, como el dinero no me alcanzaba como madre soltera, empecé a trabajar particular", cuenta Naomi, de 49 años.

"Primero trabajé en una minindustria de procesamiento de alimentos, pero comenzaron a retener los pagos salariales hasta que hubiera dinero para los trabajadores. Entonces me fui a la calle a revender todo lo que pudiera, y así fui tirando hasta que llegó el Covid-19 y cerraron todo", añade.

"Entré en el mundo de la prostitución casi por casualidad. Un día fui a una fiesta de quince de unos familiares, en el Palacio de los Matrimonios. Primero nos llevamos los niños del festejo y quedamos compartiendo los adultos. La fiesta acabó tarde y me fui sola para mi casa por la Avenida 26 de julio, que estaba iluminada. Entonces me paró un chofer en una máquina estatal y se ofreció a llevarme. Acepté sin saber de sus intenciones. En el trayecto me piropeó y me ofreció dinero por estar conmigo. Estaba asfixiada de dinero y sin saber de precios le pedí diez pesos convertibles y así comenzó todo, porque le cogí el gusto a resolver de esa forma mis problemas económicos", explica.

"Con los clientes las cosas se me dan bien y nunca he tenido problemas, ni me han asaltado. Yo sigo varias reglas para no tener problemas. No me dejo llevar por la ambición del dinero, le miro a los ojos al cliente para saber qué clase de persona es, y le hago varias preguntas antes de aceptarlo. Los ojos te dicen muchas cosas. Ojos rojos indica que está borracho o empastillado, y no los acepto. Tampoco acepto clientes sucios o malolientes, no admito que me hagan fotos o vídeos y, al igual que las otras muchachas, uso preservativo. Llevo un cuchillito en la cartera y cobro por adelantado. Como todas, me doy a conocer por un nombre falso para protegerme. Las tarifas varían de acuerdo con la posición económica de los clientes, pero mínimo son 2.000 pesos por el paradito, que es hacer el amor de pie en un lugar oscuro, y 3.000 pesos por el servicio completo en una casa de rentas. Descubrí que con los paraditos termino más rápido la jugada y puedo ganar más dinero".

"Trabajo casi todas las noches en el mismo lugar desde las 8:00PM hasta aproximadamente las 12:00AM. Ya después de esa hora es muy peligroso y casi no viene nadie. Tengo mis clientes fijos. No me va mal, pero quiero retirarme porque esto está cada vez más malo. Pero por ahora tengo que seguir porque no tengo otra fuente de ingresos para mis hijos y por mis hijos hago lo que sea".

Shakira tiene 32 años y dos hijos menores. Solamente terminó la secundaria. Vino de un pueblito del municipio Sibanicú a "luchar" a Camagüey, huyendo de los apagones, el alcoholismo y la miseria de su barrio natal. "Llevo varios años en esto, lo hago para sobrevivir y mantener a mis hijos. Mi esposo sabe a lo que me dedico y hasta me acompaña en el bicitaxi y me cuida porque esto está cada día más malo", dice.

"Primero nos persigue la Policía, para ponernos cartas de advertencia y deportarnos a nuestras casas de origen. Ya ni en el boulevard de calle República, ni en el Parque de las Leyendas nos podemos parar de noche, porque viene la Brigada Especial y nos piden el carné de identidad y, si tenemos advertencias, allí mismo nos detienen. Entonces hay que inventar, cambiarse de lugar y no estar mucho rato en el mismo lugar, siempre en movimiento para no tener problemas", señala.

"Pero ya la Policía no es el principal problema, sino los asaltos, porque cada vez estamos más desprotegidas y no podemos hacer denuncia en la Policía para no perjudicamos nosotras mismas", advierte Shakira. "Para matar jugada tenemos que ir a parques oscuros y allí es donde se aprovechan para ponernos un cuchillo en el cuello y quitarnos el celular, el dinero y hasta violarnos".

"Ya viene ocurriendo esto a cada rato. Por eso casi todas tenemos nuestros maridos cerca para que nos protejan. Pero muchas veces no pueden defendernos. Por ejemplo, se están dando casos aquí en Camagüey, que viene un carro de turismo con cubanos y se llevan a chicas lejos, para la Circunvalación, por ejemplo, entonces las violan, allí las golpean, les quitan los celulares y el dinero y no se puede hacer denuncia en la Policía para no marcarse. Hay que aguantar calladas", lamenta.

"Por si esto no bastara, ahora para colmo tenemos el problema de la pandilla La Disciplina (o La Disciplina Manda, como también le dicen). Es una pandilla que comenzó en el reparto La Yaba y se ha extendido por toda la ciudad de Camagüey. Sus miembros, jovencitos varones y hembras, tienen que pasar pruebas de valor o matonismo para ser aceptados y reconocidos, como pinchar a cualquiera. Entonces, esto está cada día más malo, pero no hay de otra, hay que seguir. Yo no voy a limpiar pisos en un hospital por 3.000 o 4.000 pesos, que solo me alcanza para un cartón de huevos", concluye Shakira.

Hugo, de 45 años, es un cliente habitual de las trabajadoras sexuales. "Acostumbro a buscar chicas desde hace varios años. Pasaba y las miraba, algunas son jovencitas y lindas, pero no me atrevía a salir con ninguna. Hasta que un día me tomé unos tragos y me llené de valor y fui para el puente del Casino. Lo primero es que cuando tú llamas a alguna, te piden una barbaridad de dinero, pero aprendí que hay que hablar e insistir hasta obtener una rebaja. Siempre me las llevé para casas de rentas, para estar más seguro, porque en los paraditos esos, ellas mismas sirven de carnada para que venga el chulo y te asalten con un cuchillo y te robe el celular y el dinero. Pero ya tampoco en las casas de rentas hay seguridad, porque ellas en un descuido en que vas al baño, te sacan la cartera y te roban. La semana pasada le robaron a un cliente la motocicleta delante de una casa de rentas, supongo que sea en complicidad con la gente de la casa".

"Tengo mucho miedo de que me roben y lo que estoy haciendo es buscarlas de día, sobre todo a las que conozco y fijándome bien que el chulo no las siga. Cuando veo a un tipo le digo que no voy a ninguna parte con esa cola. Una vez salí con una, que el chulo era un policía, vestido de policía y todo. Ella me explicó que él la cuidaba, que no había problemas", revela Hugo.

"Este mundo está perdido. Llegará el momento que, entre los precios y la delincuencia, ya no pueda salir con las chicas. Pero mientras pueda lo haré, porque he pasado momentos muy buenos, sobre todo con muchachas jovencitas que vienen de los municipios y no están camadas", concluye Hugo.

Guillermo, jurista camagüeyano, accedió a conversar con DIARIO DE CUBA. "La prostitución no está penalizada en Cuba y la herramienta principal de las autoridades desapareció en el nuevo Código Penal del año 2022, que era el llamado Índice de peligrosidad. Pero eso no quiere decir que la prostitución se haya legalizado. El Departamento de Lacras de la Policía Técnica Investigativa sigue enfrentando estas actividades, primero a través de las llamadas cartas de advertencia que conforman un registro criminal a disposición de la Policía y las autoridades. También las autoridades pueden deportar a sus provincias de origen a las muchachas que estén ilegales en la ciudad y, por último, las investigan para determinar su vinculación con otros delitos, como pueden ser los delitos contra la propiedad. Ninguna muchacha quiere recibir cartas de advertencia y quedar marcadas de por vida como jinetera", concluye el jurista.

En Camagüey aumenta la delincuencia y precarización de sus habitantes, sin que existan cifras públicas disponibles sobre la creciente ola de robos, asaltos y hasta homicidios que han conmocionado a la ciudad. Un vistazo a sitios como Revolico Camagüey y medios alternativos como La Hora de Cuba, revelan la magnitud de la violencia en el territorio, donde el último macabro hallazgo, hace unos días, fue un cráneo humano en el Reparto Nadales, a orillas del río Hatibonico.