Una de las múltiples aristas de la crisis que vive Cuba, a veces imperceptible entre tantas, es la repercusión que tiene en la asistencia a las escuelas. Se habla mucho de consecuencias como la estampida de mano de obra desde el sector estatal al privado, de la migración, de las vicisitudes causadas por la inflación, los problemas con la distribución de leche y pan... pero no de efectos colaterales como el de dejar de enviar a los hijos a la escuela. Esto es, además de una consecuencia, una forma solapada de protesta ciudadana.
"Si no llega pan el día antes, no mando a mi hijo a la escuela. Si no tengo dinero para comprarle aunque sea un refresquito de polvito, tampoco lo mando", afirma Yamilé, una madre holguinera.
"Y si se llevan la luz (electricidad) antes que pueda prepararle el desayuno, menos que menos. Imagínate que es raro que dos o tres veces a la semana no pase algo de esto o todo a la vez, como muchas veces sucede. Así que va poco. Y que se atrevan a reclamarme, porque estoy que si me pinchan en vez de sangre suelto veneno. Esto no hay quien lo aguante, ya llegamos al tope", explica airada.
Indira, otra madre con hijos en edad escolar, dice que es "terrible" lo que pasan las familias "para que los niños aprendan algo y cumplan con las exigencias de la escuela".
"Piden de todo porque ni bombillos tienen. Y hay que darles también una merienda para llevar. Antes le daba el pan que me toca en la cuota (de la libreta de racionamiento), pero ya no llega ni eso, y en la calle cuesta 40 pesos. Mi marido gana 200 pesos al día y no da ni para desayunar. Si no tengo que darle, no lo mando ni carajo".
"Hay niños que se han desmayado en el aula porque si no tienen leche, ni pan, y lo que se toman es un vasito de refresco aguado, entonces no los sostiene y el hambre los afloja. Y lo que aparece es muy caro. Antes, el área de formar para el matutino se llenaba; ahora, con los que reúnen apenas da para dos aulas llenas", señala Indira.
"Los padres nos alteramos con tantos problemas y terminamos dejando al niño en casa, no solo porque no tenemos lo que hace falta, porque al final le damos algo, así sea un vaso de agua de azúcar o un plátano o un boniato, pero lo hacemos por incomodidad, para demostrar que todo está mal y que no pueden exigir que funcione bien. Pero al final se perjudica al niño en su aprendizaje. Es que nada funciona y sabemos que están aprendiendo poco. Nada sirve en este país", añade.
Yessica es jefa de ciclo (subdirectora para un grupo de grados escolares) en una escuela primaria. Según comenta a DIARIO DE CUBA, "con el tema de la asistencia hay una situación crítica. Efectivamente hay demasiada inasistencia y hay una orientación del nivel superior (ministerial) para que presionemos por que se cumpla incluso la doble sesión. Pero en la práctica no tenemos cara para enfrentar los padres y exigirles nada, porque sabemos lo que está pasando en las familias, que es lo mismo que pasamos nosotros también".
"Hay días en los que tenemos un 65% de inasistencia, eso pasa cuando no llega el pan. Y cuando falla la leche, en prescolar, primero y segundo faltan muchísimos. Igualmente, cuando llueve vienen pocos, cosa que antes no pasaba. Es como que las familias están obstinadas, a tope y nada importa. La corriente golpea mucho, con estos apagones apenas alcanzamos el 50% de asistencia y dar clases a oscuras en las aulas mal iluminadas es terrible. Eso afecta a los niños".
"Antes faltaba un 5% y ardía Troya. Llevaba un análisis con la maestra, con los padres y era un gran problema. Ahora lo normal es que las aulas tengan la mitad de los niños. La verdad es que siempre se reporta un poco más de los que vienen para que no nos cuestionen en el municipio, porque la candela es para nosotros, nos caen arriba y afecta la evaluación profesional. Pero, ¿cómo exigir a los padres que manden a los niños si sabemos que no tienen ni pan para desayunar?".
Hay numerosas formas de visualizar la profunda crisis de valores, material y sistémica en general que padece Cuba bajo la continuidad del sistema estatal socialista que impone el Partido Comunista. Muchas son las aristas del desastre. De igual manera, muchas son las formas en que el pueblo manifiesta su descontento, su protesta ciudadana y su hartazgo. Y este triste hecho, que afecta la enseñanza de los que son el futuro del país, los niños, es lamentablemente una de ellas.
La causa de que esto ocurra, es comprensible... aunque no dudo que para algunos, esto también constituya una forma de protesta. De joven recuerdo algunas sutilezas con las que ciertos grupos de creyentes protestantes, lograban evadir la participación de sus hijos en actos políticos en sus escuelas Primaria y Secundaria. Hoy, claro está, pueden hacerse muchas más cosas (por omisión), sin recibir el azote de los gendarmes del desgobierno.
En la Cuba post-Castro todos los negocios de Miami-Dade tendrán en Cuba las puertas abiertas para instalar sucursales, pero no El Dolarazo y ÑoQueBarato porque estas tiendas venden uniformes escolares a Cuba, haciéndose cómplices del adoctrinamiento comunista a las criaturas.
Hoy en las escuelas enseñan que lo bueno es malo y lo malo es bueno A los niños les dicen que deben usar lar armas para defender la patria (o sea el régimen), denunciar a su madre o su padre si lo ven haciendo contrarrevolución (o sea, actividades a favor de la patria), les enseñan a odiar a Dios y a admirar a los asesinos Fidel Castro y Che Guevara. Si un progenitor no manda a su criatura a la escuela, este no tiene por qué quedarse ignorante; su padre, su madre o un hermano mayor puede dedicarle 2 horas diarias para enseñarlê lo básico: leer y escribir, las 4 reglas, y mates básicas. Aunque la criatura no recibirá una educación íntegra, la enseñanza casera es mejor que ir a una escuela y ser adoctrinado para ser odiador de la humanidad y de su propia familia y ser admirador de asesinos y como dijo Casino Deportivo sería un modo de protección a la criatura.
Uno de los eufemismos que emplea el régimen es beca. Beca es un préstamo que hace el gobierno a alummos destacados para estudiar en una universidad. El régimen nunca ha concedido ninguna beca. El régimen llama beca a un internado donde las criaturas viven casi todo el tiempo sin ver a su familias y los ponen a hacer trabajos agrícolas gratis para acostumbrarlos a la esclavitud.
Estoy de acuerdo con la Sra Ana, aunque por necesidad muchos padres decidan no enviar a sus hijos a la escuela, esto no debe ser considerado una forma de protesta , más bien es un modo de protección a sus criaturas. Protesta sería que esos mismos padres se tiraran a las calles a reclamar una vida digna para sus hijos, protesta sería participar todos en un paro nacional que se está proponiendo, pero necesita una organización y liderazgo que no existe por el momento, aunque como van las cosas, pudiera cuajarse de la noche a la mañana cuando menos uno lo espere.
Con perdón del autor de este artículo, una cosa es que la gente no pueda mandar a sus hijos a la escuela porque no han comido bien o porque falta la luz, y otra llamarle a esto "protesta". Eso es necesidades básicas no satisfechas. Que salgan esas madres --y padres-- a la calle por la falta de comida y electricidad --como se vio en la zona oriental-- sí es una forma de protesta. La ausencia de niños a clases solo tendrá una repercusión negativa sobre ellos mismos. No creo justo poner sobre los hombros de los niños lo que los adultos debieran hacer.
Yo no sé de qué clases hablan. Hace unos veinte años viví al lado de una escuela secundaria, y lo único que se hacía el día entero era poner música a todo volumen, como una maldita discoteca, y escucharse el griterío de la muchachera, prácticamente el horario entero de clases. Y eso fue hace una bola de años; ahora debe ser peor.
Un aborto de nación de analfabetos y raquíticos físicos y mentales en ciernes
Y cuando crecen solo salen reguetoneros o delincuentes, pues su desarrollo físico y mental por la falta de nutrientes les afecta. Los adolescentes de Cuba son del mismo tamaño que muchos aca entre 9 y 11 años .Me refiero a los de más de 15.El régimen de los verdeolivos en su coqueteo con Rusia y su peón Bielorrusia fue señalado por la baja preparación educacional de jóvenes egresados de preuniversitario y escuelas técnicas.