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Opinión

¿De qué nos vale el negocio privado en la Cuba de hoy?

'Los consumidores cubanos agradecemos la labor de estos actores no estatales en la mitigación del desabastecimiento al que nos ha llevado la maquinaria castrista del poder'.

La Habana
Presentación de una MIPYME en la III Feria Internacional Cuba Alimentos, La Habana, 2022.
Presentación de una MIPYME en la III Feria Internacional Cuba Alimentos, La Habana, 2022. Prensa Latina

Más allá de constituir el germen de un sistema de libre empresa, y de permitir el empoderamiento de muchos ciudadanos al margen de la propiedad estatal, el negocio privado en las condiciones de la Cuba de hoy, lo mismo el trabajo por cuenta propia, las cooperativas no agropecuarias y las MIPYMES, representa una valiosa oportunidad de consumo que libera en parte a los cubanos de la atadura a la paupérrima libreta de racionamiento y la ilusoria "canasta básica".  

Cuando un ciudadano sale a la calle hoy y puede consumir con la moneda nacional un refresco, un pan con croquetas, una pizza, una caja de jugos o hasta un almuerzo —cierto que a precios muchas veces inalcanzables para las personas de menores ingresos—, es casi seguro que el proveedor de esos productos sea un negocio privado. Porque el Estado no tiene nada que ofrecer, excepto lo que exhiben los anaqueles de las tiendas que comercializan en moneda libremente convertible (MLC), una opción al alcance de una minoría de la población, generalmente los que reciben remesas desde el exterior.

Lo anterior lleva con frecuencia a algunas personas a establecer una especie de comparación entre la situación actual y la que vivimos en el Periodo Especial de los años 90. No faltan los que insisten en que nunca el país ha salido del Periodo Especial, y que incluso ahora estamos peor que en los años 90.

Claro que el país no se encuentra en una situación normal, con los atrasos en la distribución de la canasta normada, las tiendas estatales desabastecidas, la inflación galopante, los apagones y las deficiencias del transporte público. Se argumenta también que antes los ciudadanos tenían dinero en sus bolsillos, mientras que ahora hay muchas personas vulnerables cuyos ingresos no alcanzan casi para nada. En ese sentido no les falta razón a quienes plantean que aún soportamos una especie de Periodo Especial.

Sin embargo, los que tenemos edad para haber vivido el Periodo Especial de los años 90 (y conviene decírselo a los que no habían nacido entonces o eran muy niños en esa época), cuando no había ningún negocio privado en este país, recordamos las pizzas inventadas con preservativos porque no había queso para elaborarlas; las varias horas de cola para adquirir una hamburguesa en un establecimiento abierto emergentemente por el Estado para mitigar el hambre de la población; los viajes casi interprovinciales que debían realizar los habaneros hasta Güira de Melena para adquirir la malanga de nuestros hijos, porque las placitas habaneras estaban totalmente vacías; el tener que viajar en las guaguas repletas, tras horas de espera en las paradas, muchas veces colgado en las puertas de esos vehículos porque no había ninguna alternativa de transporte privado. Y sí, había más dinero en los bolsillos de la población. ¿Pero de qué valía, si no había en qué gastarlo? Eso es peor que no tener dinero, pues se pierde totalmente el interés por el trabajo.

Por supuesto que la existencia del negocio privado no ha sido un regalo del castrismo al país. Ha sido la evidencia del fracaso del omnipresente estatismo lo que ha hecho que el Gobierno haya tenido que acudir al negocio privado como una válvula de escape para capear el temporal. Eso precisamente fue lo que hizo la cúpula del poder para salir de aquellos duros años 90.

En semanas recientes se ha discutido, tanto en el exterior como por parte de la jerarquía castrista, acerca del papel que cumple el negocio privado en Cuba, en especial las MIPYMES.  Con independencia de los criterios que se han manejado al respecto, los consumidores cubanos agradecemos la labor de estos actores no estatales en la mitigación del desabastecimiento al que nos ha llevado la maquinaria castrista del poder.

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3 comentarios

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Si ,ves youtuber, verás a una parejita de "creadores contenido " visual que " jaman" en lujosos restaurantes a cada rato.Pero puede el cubano de a pie , sin familia en el exterior degustar siquiera un cóctel en uno de estos emporios lujosos.Se puede dar el lujo un jubilado de comprar una factura semanal en una MIPYME (de enchufados la gran mayoría) .Puede una madre comprar la leche en polvo para que su descendencia desayune a diario antes de ir a la escuela,se sabe que no.Pero el autor endurcora las medidas de los verdeolivos, cuyo solo objetivo es sacar divisa al exilio para depositarla en paraísos fiscales.El cubano pasará hambre mientras los mafiosos verdeolivos usen el hambre como un medio de control del pueblo.Se sabe que una población bien alimentada y nutrida no se preocupará de hacer colas,sino como prosperar y elegír gobernantes que los representen.En las verdaderas democracias no se pasa hambre y necesidad, los gobernantes caen si se pasan....

CUBANOS: Definitivamente ORLANDO FREIRE SANTANA , es parte de la mafia castrista o le pagan por lavarle la cara y certificar el negocio de las MYPIMES. Usted es un descarado como DIAZ CANEL. El sector privado en cuba no existe. Yo que vivo aquí en Cuba y todos mis coterráneos decentes y honestos sabemos que los llamados privados solo son el último y más endeble eslabón de la cadena que ha tejido el régimen (familia castros y sus compinches) para enriquecerse a costa de las desgracias del pueblo. ¿De verdad usted quiere legitimar a los Castros? . ¿Por qué no permiten que todos puedan importar e importar sin que medie la mano negra de los castros? ¿Por qué no dejan a todos los cubanos de la diáspora participar en cualquier negocio, o inversión, en igualdad de condiciones sin presiones o restricciones?. No defienda ni lave la cara mas a los castros y dígale que se vayan o nos dejen elegir libremente a nuestro presidente y parlamento. PATRIA, FAMILIA Y LIBERTAD

Vale además para demostrar que aún con las manos atadas y con pobre financiamiento la iniciativa privada supera por mucho a la economía centralizada y mal controlada socialista.