Los reportes de personas desaparecidas aumentaron de manera considerable este año, gracias al acceso de los cubanos a las redes sociales y la rápida denuncia que los familiares realizan en esas plataformas para la visibilización de un fenómeno poco tratado por la prensa independiente años atrás.
Este año, DIARIO DE CUBA ha publicado más de una veintena de noticias de personas desaparecidas, que en la mayoría de los casos no han sido resueltas por las autoridades.
El régimen cubano niega la existencia de desaparecidos en su territorio por cualquier motivo, y en muy rara ocasión reporta la desaparición de alguna persona.
Ningún medio estatal (los únicos permitidos) de alcance nacional reporta una sola desaparición y los medios locales lo hacen en contadas ocasiones, casi exclusivamente cuando se trata de personas de avanzada edad, que padecen alguna enfermedad mental y se encuentran desorientados.
Pero en su haber las autoridades cubanas no solo tienen pendiente resolver el problema de varios ancianos desaparecidos en varias provincias del país —al ser los casos más comunes—, sino también de menores y personas jóvenes.
Un caso especial es el de Madeleysis Rosales Rodríguez, quien desapareció con apenas 16 años, a finales de mayo de 2021 en La Habana, y no se ha sabido más de ella.
Inspirada en ese caso, la activista feminista Marta María Ramírez creó la etiqueta en redes sociales #AlertaMayde, y una lista de los datos del menor que familiares y conocidos deben poner y divulgar en las redes para facilitar la búsqueda.
María Ramírez también creó la etiqueta: #AlertaYeniset, pues varios de los casos de feminicidios en un primer momento se reportan como desaparecidos.
La poca atención de la Policía hacia el caso de Madeleysis Rosales, y también hacia otros más antiguos como el del joven de 25 años Lever Guerrero Galván, desaparecido en julio del año 2020 en Ciego de Ávila, demuestran el escaso interés de las autoridades por encontrar los desaparecidos o crear protocolos de búsqueda más efectivos.
Los testimonios de los familiares de estos desaparecidos coinciden —en su mayoría— en señalar el poco interés de la Policía, ya no solo en tratar de resolver la desaparición, sino en el tratamiento hacia los familiares, a los que en ocasiones les dicen que deben hallar al desaparecido con sus propios recursos.
Cuando el año ya termina, las autoridades cubanas no han resuelto la desaparición de Ernesto González Sánchez, un menor de 15 años, perdido en una apartada zona del municipio Majagua, en Ciego de Ávila. Tampoco el del joven Pablo Bolaños Bandera, de 25 años, quien fue visto por última vez en Quivicán, provincia de Mayabeque. Ambas desapariciones ocurrieron en junio de este año.
A estas se suman casi una decena de desapariciones de personas mayores sin solución ocurridas en provincias como Guantánamo, Camagüey, Villa Clara, Mayabeque, Santiago de Cuba y La Habana.
Hasta el momento, uno de los pocos casos reportados por los medios estatales Canal Habana y Radio COCO, de alcance provincial, es el de Jorge Luis García García, de 61 años, quien no ha vuelto a ser visto desde el mes de junio en el municipio habanero de El Cotorro, a pesar de la intensa búsqueda de la familia.
Al momento de escribir estas líneas, las desapariciones reportadas por este medio sin solución se elevan a 23, pero es previsible que sigan aumentando el año venidero. El régimen evidentemente tiene otras prioridades internas y una de ellas es destinar los pocos recursos que posee a reprimir a disidentes y activistas. Los desaparecidos no son, ni serán su prioridad.
