Ola de robos en Mayarí mantiene a la población en permanente zozobra

Una súbita y desenfrenada ola de robos en Mayarí, municipio del este de Holguín, se viene desatando en las últimas semanas. La población local se encuentra en pánico y constante zozobra ante la amenaza de que sus casas, animales, vehículos o cultivos sean los próximos objetivos de los delincuentes.

"En mi barrio van como diez robos solo en octubre y ninguno se pudo resolver. No han cogido a nadie. Casi todas las noches se escucha de uno o varios robos en este u otro barrio. Es una plaga, no hay quien duerma tranquilo. Se están metiendo en las casas y se lo llevan todo", comenta Jorge, un vecino del barrio La Pedrona.

En otro barrio cercano, Guayabo, la situación es mucho peor. "Han robado casi noche tras noche. Andan sueltos y sin vacunar, como se dice. A una vecina de la calle Segunda, Carmen, le robaron el fogón de inducción y no más, porque se despertaron. Rompen las persianas y entran", explica Omar, un residente.

"Al Salón del Reino de los Testigos de Jehová se metieron en un momento en que el encargado salió y le llevaron el televisor donde trasmitían sus reuniones. No cargaron con todo porque el encargado regresó a tiempo y escaparon", cuenta Omar.

"Al chofer de la ANAP se le metieron en la casa mientras dormía y lo dejaron sin nada. Igualmente a una dependienta de la tienda, que cuando regresó a casa después del trabajo ya no tenía nada, ni siquiera ropa de andar. También a un especialista del Centro Municipal de Higiene que vive en el barrio, mientras dormía, le llevaron el televisor, casi todos los equipos de la cocina, el teléfono y todo lo que encontraron de valor", agrega.

"Robaron también en la bodega del barrio y se llevaron una parte de los productos (alimentos normados), burlando la vigilancia del custodio. Igual en otra bodega, del barrio (adyacente) de Monteverde, alguien entretuvo al custodio y por detrás se robaron las mercancías. Y son apenas algunos robos en este mes de octubre, pero la lista es larga.".

"Es terrible lo que está pasando y la sensación es que no hay cómo pararlo. La Policía no tiene combustible cuando se llama, a veces llegan diez o 12 horas después, cuando pueden.  Y todavía no han capturado a nadie, que se sepa. La gente está asustada y con razón, porque no hay un solo día que al amanecer no te enteres de varios robos, en casas principalmente", argumenta.

La persistencia de un alto grado de delincuencia acosando los campos y ciudades cubanos es un hecho notorio en los últimos años, en que se venía acrecentando peligrosamente. Al respecto, ha habido numerosas denuncias en las redes sociales y en la prensa independiente, señalando los hechos y advirtiendo una escalada mayor a medida en que la crisis económica y general del sistema estatal-planificado se profundiza más.

"Siempre hemos tenido delitos, más de lo que se podría considerar normal, pero lo podíamos controlar en niveles que no atentaran contra la tranquilidad ciudadana. Ahora es demasiado y todo parece indicar que las acciones que se ejecutan no están siendo suficientes. No tenemos los recursos para contrarrestarlo", explica un dirigente local, bajo anonimato.

"La falta de combustible golpea a todos los sectores, incluso a la Policía. Además, los vehículos con que cuentan algunos están defectuosos y no suficientes. Todo esto limita la movilidad de la Policía, mientras los delincuentes tienen dinero de los mismos robos para moverse rápido. Están en ventaja y asusta que cojan tanta fuerza. Por suerte no hay armas de fuego", comenta Omar.

Los delincuentes están desafiando incluso a las autoridades, robando en viviendas de oficiales de las FAR y del MININT, causando gran revuelo y operativos.

Las familias han decidido, en medio de la inflación y el desabastecimiento, invertir recursos vitales en rejas y verjas de hierro, para tener un poco más de seguridad. Aunque  no es garantía, porque en casas con tal protección han robado. Otros han tomado la iniciativa de hacer guardia de dos horas en la noche, alternando los miembros de la familia.

En medio de muchas vicisitudes como el alto costo de la vida, el desabastecimiento, el salario insuficiente, la dificultad de acceder al dinero efectivo o simplemente cobrar el salario, las familias rotas por la migración, problemas de transporte por falta de combustible y hospitales casi sin servicios por falta de insumos y medicamentos, el incremento de los robos y delitos en general, contribuyen a un mayor agobio de la población y a completar el cuadro dantesco de la vida de los cubanos en la actualidad.