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Leyes

Entrega de cargos en Cuba, una puerta giratoria del régimen

¿Quién determina si en el informe que presenta el dirigente cubano saliente están reflejadas todas las deficiencias de su gestión?

La Habana
Ilustración.
Ilustración. Diario de Cuba

¿Cómo se realiza en Cuba el proceso de entrega de un cargo a quien pasa a ocuparlo? ¿Quién determina si en el informe que presenta el dirigente saliente están reflejadas todas las deficiencias de su gestión? La respuesta parece radicar en el hecho de que el régimen ha instalado una puerta giratoria en los cargos. Quienes salen, en la mayoría de los casos, solo lo hacen para volver a entrar.

Así hizo durante décadas el difunto Fidel Castro; así han hecho durante años varios dirigentes, entre ellos Esteban Lazo, ratificado el pasado 19 de abril como presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) y del Consejo de Estado. Ese mismo día, Miguel Díaz-Canel salió y entró por la puerta giratoria del cargo de presidente, para ocuparlo durante otros cinco años. No hubo sorpresas para los cubanos, a los que el régimen "les ahorra el estrés de elegir" a quien los gobernará.

Sin embargo, el problema no es solo que el régimen haya instalado una puerta giratoria en los cargos. De hecho, ante esa crítica, podría argumentar que en países democráticos, como Estados Unidos, un ciudadano puede ocupar la presidencia durante dos mandatos seguidos, como se supone que hará Díaz-Canel. De acuerdo a la Constitución aprobada en 2019, no puede ser designado presidente por tercera vez consecutiva.

El verdadero problema, además de la imposición de una ideología y de un solo partido político, es que el traspaso o la sucesión en el cargo se hace a través de una comisión que ni remotamente es independiente del poder.

El plan de entrega y recepción del cargo lo elabora una comisión compuesta por cuadros que, como es de suponer, deben estar identificados "con la ideología y los principios éticos de la Revolución cubana (…), asumir conductas patrióticas y acorde con el conjunto de ideas políticas que caracterizan a nuestra Revolución (…); observar las normas de convivencia socialista", de acuerdo a los requisitos que establece el Artículo 20 del Decreto Presidencial 208 de 2021 del Presidente de la República.

La sesión tercera de esa norma, referida a la entrega y recepción de los cargos, establece que dicha comisión la crea el jefe u órgano facultado. O sea, en los casos de la Presidencia de la República y la ANPP y el Consejo de Estado, las crearon Díaz-Canel y Lazo, respectivamente. Ellos, a su vez, fueron los cuadros que entregaron y a la vez los que recibieron los cargos.
 
Según el Artículo 51, "el presidente de la Comisión de Entrega y Recepción, con la participación de sus integrantes, elabora el proyecto de plan para la realización de la entrega y recepción, lo somete a la aprobación del jefe facultado que corresponda, en el plazo que este disponga (…)".

El Artículo 53.1 dispone que "el cuadro que entrega el cargo informa por escrito a la Comisión de Entrega y Recepción y al que recibe sobre el estado del cumplimiento de los objetivos, tareas y asuntos pendientes, incluidos los relacionados con la defensa, si corresponde, exponiendo los problemas principales existentes, así como cualquier otro detalle que resulte de interés".

¿Podíamos esperar, por ejemplo, que Esteban Lazo reconociera en su informe que la ANPP no ha acabado de aprobar la norma que regule los derechos de manifestación y reunión con fines pacíficos en Cuba, por cuyo ejercicio permanecen presos cientos de cubanos? ¿Podíamos esperar que Díaz-Canel reconociera el fracaso de su gestión económica?

¿Podríamos esperar que la mencionada comisión señalara dichas deficiencias? Su subordinación al jefe facultado, o sea, a Díaz-Canel en el caso de la Presidencia, y a Esteban Lazo en el caso de la ANPP y el Consejo de Estado, lo hace poco probable y, en todo caso, nada fiable. El Artículo 55.3 del citado decreto presidencial dice que "para que tenga validez la entrega y recepción del cargo se requiere que las actas se firmen por el cuadro que entrega, el que recibe, el presidente de la Comisión de Entrega y Recepción, y que se aprueben por el jefe facultado (…)".

Ello significa que, incluso si Díaz-Canel, Esteban Lazo y otros dirigentes cubanos no estuvieran sucediéndose a sí mismos en los cargos, ni la comisión ni el cuadro que recibe el cargo harían ningún señalamiento al que lo entrega.

En países con pluripartidismo, sistemas electorales democráticos y alternancia en el poder, incluso si la mencionada comisión pertenece al Partido que gobierna el país u ocupa determinados cargos de dirección, la oposición puede pronunciarse sobre los informes de quienes dejan los cargos.

En Cuba, todo queda en casa y no hay necesidad de señalar las deficiencias que todos conocen hace décadas. Si hay algún señalamiento es apenas para dar cierta apariencia de que el poder admite críticas y no para que se resuelvan los problemas.

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