Sequía, escasez y precios: el cóctel del hambre en Santiago de Cuba

Cada sábado se realizan en Santiago de Cuba ferias agropecuarias en diversos barrios. Los santiagueros se levantan temprano para esperar los camiones, ocupar los primeros puestos en las colas e intentar comprar a precios asequibles, imposibles de encontrar en los puestos de los particulares.

La escasez de viandas, un producto que todos buscan ante la falta de arroz, se ha hecho evidente en esas ventas, como constató Moré, un asiduo de la feria del reparto Sueño, la mejor surtida por ocupar la céntrica avenida de Céspedes.

"Camiones con cebollas, tomates y col; pero el fondo, el boniato, la yuca y la calabaza, está perdido", dice. "Según los camioneros, hay una sequía terrible, en muchas de las zonas de siembra hace meses que no llueve, imagínate que no hay arroz… y ahora esto. Estamos pasando hambre".

En las comunidades de Altagracia, La Pimienta y La Anita, al este de Santiago de Cuba, los sembrados están secos. Marisa, que vive en La Pimienta, cuenta que tenía sembrado yuca, calabaza, quimbombó y boniato, pero "mira como se han secado las matas, aquí no llueve desde el año pasado".

Marisa dejó la cooperativa en la que trabajaba, "porque desde hace cuatro meses no cobramos".

Muchos habitantes de estas comunidades apenas tienen agua para su consumo personal. La poca que consiguen la extraen de algunos pozos ya casi secos. Tampoco tienen agua para sus plantaciones, que dependen de las lluvias.

Solo el 7% de la agricultura de la provincia Santiago de Cuba se beneficia de regadíos. Los cultivos más afectados por la sequía son la yuca y el plátano, aunque también están desaparecidos la calabaza y el boniato. La escasez de viandas ha hecho que estén más caras, las pocas que aparecen son vendidas en los puestos de los particulares a precios prohibitivos.

Nilda está en el mercado agropecuario de Los Pinos. Es jubilada de Educación y se encarga de preparar la comida en su casa. "Vengo aquí casi todos los días y los precios suben constantemente", dice. "Hoy apareció el boniato y la libra está a 60 pesos, ya la malanga está a 90, y la calabaza en 40; cuando aparezca el fongo (plátano burro), el precio llegará a 150 pesos una mano".

La sequía ha afectado también los ciclos del agua en la ciudad. Constantemente se ve a personas cargando agua. Ya hay algunos que se buscan algún dinero como aguateros, por un viaje cobran unos 300 pesos. Los barrios más afectados son los conformados por edificios como el distrito José Martí y el Abel Santamaría.

"Aquí estamos restringidos para todo", dice Elaine residente del distrito José Martí. "No sabemos la duración el ciclo del agua; lo mismo puede ser de diez, 11 y hasta 15 días. El problema es que estos edificios fueron hechos sin cisternas, y no hay espacios en los apartamentos para tantos tanques. La solución aquí es cargar agua o comprarla".

La situación se complica con la vuelta del ciclo de apagones de seis horas. "Imagínate que te ponen el agua después de 12 días y te toca el apagón de 7:00 de la mañana a 1:00 de la tarde", dice Norilys, residente en el distrito. "Tienes que lavar en la tarde y, si trabajas, pues entonces lavas en la madrugada, no hay de otra porque no puedes utilizar el agua de los tanques para eso. Aquí vivimos en una agonía para todo".

La mayoría de la población espera que la situación del agua mejore con las lluvias de mayo.

"Bueno, ya han caído algunos chubascos en esta última semana de abril", dice Marisa. "Si llueve, por lo menos tendremos bastantes mangos y, como decían los viejos, en tiempo de mango se aplaca el hambre, porque sin viandas y con los precios del arroz, aquí no hay quien coma".