Por fin, la prensa estatal reconoció su falta de atención a la violencia de género en Cuba, aunque solo tras años de trabajo por parte de las organizaciones de la sociedad civil y la prensa independiente, que han colocado el foco sobre el problema.
Pero seamos justos con los medios estatales: ¿podían prestarle atención a la violencia de género, excepto para resaltar el "trabajo" del régimen, que dice estar "a la vanguardia" en su enfrentamiento? ¿Podían hablar de feminicidios en un país supuestamente libre de ellos por obra y gracia de la Revolución?
Cualquiera de las dos cosas implicaba poner en evidencia el discurso oficial del régimen cubano, específicamente el de Mariela Castro Espín. Las críticas al discurso oficial son a la prensa estatal cubana como las peras al olmo.
En noviembre de 2020, en ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la hija de Raúl Castro y directora del estatal Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), afirmó que Cuba estaba "a la vanguardia de la lucha internacional por la no violencia" de género.
Sin embargo, los datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe la contradecían y situaban a la Isla más bien en la retaguardia: apenas tres legislaciones para combatir la violencia de género, falta de órdenes de restricción o alejamiento para proteger a las víctimas y, en general, de mecanismos de protección para estas. El régimen cubano, además, legitima y ejerce la violencia política contra activistas, opositoras y periodistas independientes, mientras en otros países de la región, como Bolivia, existe legislación contra ese tipo de violencia.
Ese año, por otra parte, las plataformas femeninas y observatorios de género de la sociedad civil independiente registraron 32 víctimas mortales de la violencia machista.
No existen estadísticas oficiales al respecto. La Red Femenina de Cuba, la plataforma Yo Sí Te Creo en Cuba y el Observatorio de Género de la Revista Alas Tensas (OGAT), sin contar con los recursos del Estado y trabajando bajo constante hostigamiento y descrédito, han llenado el vacío de información oficial.
En 2015, la hija de Raúl Castro había dicho en entrevista con el diario Tiempo Argentino: "Nosotros no tenemos, por ejemplo, feminicidios. Porque Cuba no es un país violento, y eso sí es un efecto de la Revolución".
Si Fidel Castro había declarado a Cuba territorio libre de analfabetismo en 1961, ¿por qué su sobrina no iba a declararla territorio libre de feminicidios 54 años después, sobre todo a falta de registros oficiales que la contradijeran?
¿Cómo pasó Cuba de no tener feminicidios, "gracias a la Revolución", a alcanzar la cifra de al menos 32, en 2020? ¿No ocurrían hasta 2015 —cuando Mariela Castro hizo su afirmación— y luego la Revolución dejó de proteger a las mujeres, o la hija de Raúl Castro le mintió al diario argentino? ¿O simplemente no se le prestaba atención al fenómeno en el país, como recientemente reconocieron periodistas de medios oficiales?
El feminicidio es precisamente la expresión máxima de la violencia de género, pero Mariela Castro aseguraba que el régimen cubano estaba a la vanguardia en la lucha contra ese tipo de violencia, cuando ya la plataforma Yo Sí Te Creo en Cuba había verificado 30 de esos crímenes en 2020
La realidad ha demostrado que, contrario a lo declarado por Mariela Castro, en materia de violencia de género el Estado cubano no solo está más cerca de la retaguardia que de la vanguardia en la región, sino que además está a la zaga de la sociedad civil.
A inicios de marzo de 2021, cuando habían ocurrido al menos diez feminicidios durante el año, la secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Teresa Amarelle, anunció la creación del Observatorio Cubano de Género. Este incluiría registros actualizados de los feminicidios y otros casos de violencia machista. El anuncio tenía lugar cuatro meses después de que la plataforma femenina cubana YoSíTeCreo lanzara el Observatorio Cubano de Feminicidios.
En mayo de 2022, siete años después de negar la existencia en Cuba de feminicidios, la propia Castro Espín solicitó a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) la tipificación de ese delito en el Código Penal. Así, aunque sin reconocerlo, se sumaba al reclamo de las activistas feministas y plataformas de la sociedad civil, que habían llamado la atención sobre esa ausencia del delito en el proyecto de la norma.
La ANPP no tipificó el feminicidio en el Código. Lo incluyó dentro del delito de asesinato. Un punto positivo de la nueva norma penal cubana, en materia de género, es que esta se considera una circunstancia agravante para la comisión de delitos.
También contiene artículos de adecuación especial. Esto significa que, ante casos en los que hubo este tipo de violencia, los jueces no tienen en cuenta las reglas generales de adecuación, como en el Código previo, sino reglas específicas incorporadas en este.
La ANPP cubana, de mayoría femenina, tampoco contempló en su cronograma legislativo hasta 2023 una ley integral contra la violencia de género. Esta norma deberá esperar hasta 2028.
En diciembre del año pasado, la asociación internacional Mundo Sur incluyó a la Isla por primera vez en su reporte denominado Mapa Latinoamericano de Feminicidios. Esto ocurrió gracias al trabajo del OGAT y Yo Sí te Creo en Cuba.
El trabajo de estas y otras organizaciones, además del de la prensa independiente, permitió confirmar 36 feminicidios en 2021 y 36 en 2022, además de los 32 de 2020. En lo que va de 2023, han verificado 17.
En cuanto a la prensa estatal, no fue hasta inicios de febrero pasado, cuando ya las plataformas y observatorios independientes habían confirmado siete feminicidios en Cuba en lo que va de 2023 —entre ellos el de una adolescente, en una estación de Policía—, que reconoció la ausencia de estadísticas oficiales, protocolos y programas efectivos, así como vacíos legales, que impiden frenar estas muertes. Las más recientes sobre violencia de género y feminicidios datan de 2016.
Un mes y nueve feminicidios después, la prensa estatal, por fin, admitió su falta de atención a la violencia de género en Cuba.
"Hasta el 8 de marzo, en el país han ocurrido 15 femicidios durante 2023, algunos en Camagüey, y el tratamiento en los medios aún ha quedado a deber, así que la autocrítica fue fuerte, sin dejar de reconocer aislados buenos ejemplos", señaló el periódico oficial Adelante, sin precisar la fuente de la estadística ni mencionar a las plataformas de la sociedad civil cubana.
¿Sería mucho pedir a los periodistas de los medios oficiales cubanos que le dieran crédito a la sociedad civil independiente? En todo caso, se agradece que, aunque solo sea en materia de violencia de género, admitan que no están haciendo su trabajo.
Pero si la tipa afirma que en Cuba no hay dictadura. O sea, afirma lo que sea mientras convenga.