Las panaderías en Cuba son otro frente de lucha diaria. Los cubanos gastan horas del día haciendo colas para alcanzar —o no— un producto básico, salvador en medio del hambre. Pero cada vez es más escaso y caro. En un recorrido por algunos de estos establecimientos de La Habana, DIARIO DE CUBA muestra el panorama.
Los establecimientos estatales que elaboran y venden pan son la opción más barata hoy día, cuando la inflación galopante en Cuba deja vacíos los bolsillos de los trabajadores cubanos con unas exiguas compras.
Una flauta pequeña de pan en las panaderías estatales cuesta 15 pesos, pero no alcanza para todos. Buena parte de quienes hacen colas para este pan son revendedores.
Algunos negocios particulares también venden pan. En estos sitios la calidad es superior, pero el producto es ocho veces más caro. "Un pan riquísimo, pero una jaba con diez panes cuesta 254 pesos", cuenta Ana, una vecina de Alamar que ni siquiera tiene pensión.
En agosto del pasado año, mientras la producción y distribución diaria del pan racionado enfrentaba problemas en varias provincias, el conocido Mercado de 3ra y 70, del municipio Playa, en La Habana, vendía en 3,75 Moneda Libremente Convertible (MLC) la bolsita con cuatro barras pequeñas que elabora uno de los negocios privados aprobados por el Gobierno.
Con una tasa de cambio oficial de 123,60 pesos por dólar estadounidense y con el MLC rondando los 140 pesos en el mercado negro en aquel momento, la compra de una de estas bolsas de pan equivalía a más de 460 pesos. El salario mínimo en Cuba es de 2.100 pesos.
La escasez de harina de trigo en toda Cuba limita la producción de pan y dulces. La venta de pan ha sido racionada en varias ocasiones, incluso el de la bodega se ha visto afectado. En estos momentos, los paquetes de pan pueden llegar a costar 500 pesos en el mercado informal.
Si el pueblo no tiene pan, que coma yuca, y si no hay yuca, gofio.
Harina de garbanzos; mejor que lo del avestruz.