Funcionarios del Consejo Nacional de Innovación que asisten a Miguel Díaz-Canel desenterraron la idea de las microbrigadas como una solución a la crisis de la vivienda que vive Cuba, pese a los problemas que sigue arrastrando la que en su momento fue una de las "ideas estrella" de Fidel Castro, importada de la extinta Unión Soviética.
"Por la construcción por microbrigadas es que hoy existe Alamar. Es cierto que es criticado con razón por los problemas urbanísticos, arquitectónicos y algunos de calidad de la construcción. Pero, pese a ello, hoy habitan en ese municipio alrededor de 100.000 personas", dijo el Gilberto Quevedo Sotolongo, profesor titular de la Universidad Central de Las Villas en una reunión presidida por Miguel Díaz-Canel, se acuerdo con un reporte del Noticiero.
El académico consideró que las microbrigadas constituyen una fórmula viable para incrementar el fondo habitacional en Cuba, que lleva décadas degradándose por falta de mantenimientos y políticas fracasadas.
"Les puedo asegurar que es un concepto muy socialista que, con el tiempo, nosotros mismos fuimos eliminando", dijo el experto sin abundar en los motivos que llevaron al abandono de las micro brigadas. Estos equipos estaban conformados mayormente por obreros sin conocimiento del oficio convertidos en albañiles.
El resultado de las microbrigadas fue la proliferación por toda Cuba, a partir de los 70, de edificios de hormigón con pequeños apartamentos como cajones al estilo de la Europa del Este. Presentado como ejemplo de funcionalidad y urbanismo racional, este tipo de construcciones se convirtió en lo opuesto a los modelos arquitectónicos sostenibles.
Quevedo Sotolongo dijo que "la problemática de la vivienda es una responsabilidad estatal, pero "no quiere decir que deba ser financiada totalmente por el presupuesto". También propuso como soluciones implementar impuestos sobre la vivienda, las edificaciones y el uso del suelo.
"Si se quiere dar un salto en el ritmo de construcción hay que recuperar la capacidad de prefabricación. No se puede seguir construyendo fundamentalmente viviendas unifamiliares, pues, aunque en Cuba erróneamente no se le da valor al terreno, lo tiene", añadió.
Por su parte, el arquitecto Andrés Olivera Ranero, también de la Universidad Central de Las Villas, advirtió que "la expansión innecesaria, a veces descontrolada, de nuestros núcleos urbanos, encarece exponencialmente la gestión del abasto de agua, la solución de residuales, la energía, la transportación y los servicios comunales".
Mientras, Dania González Couret, profesora titular de la Universidad Tecnológica de La Habana, habló de diversificar la oferta de viviendas, en la que citó el alquiler, y sugirió autorizar a entidades estatales para que puedan comprar viviendas de segunda mano para personas naturales.
"Tenemos que estimular que las entidades estatales, en vez de comprar casas que están llegando al fin de su vida útil, porque tienen más de 60 años, promuevan la ejecución de nuevos edificios", dijo.
Las últimas estadísticas oficiales revelan que en Cuba hay un déficit de más de 800.000 viviendas. A ello se suma que una buena parte del fondo habitacional de La Habana, la ciudad más grande del país, se encuentra en regular o mal estado.
En la reunión del Consejo Nacional de Innovación, el primer ministro, Manuel Marrero, reconoció que la construcción de viviendas es "lamentablemente, uno de los programas que no marcha bien. Siempre se nos va por razones objetivas: porque no hay cemento, porque no hay acero, porque no hay recursos financieros para la importación".
Ello no impide, en cambio, que las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior cumplan sus planes de construcción para sus efectivos, según arrojan las cifras oficiales.
Bueno, si no paran de desenterrar al bastardo barbudo, esto lo veo como muy normal, a su manera.