Díaz-Canel, insatisfecho con la calidad de los profesores que se forman en Cuba

En su afán por formar profesores que, además de explicar las materias propias de su asignatura, pertrechen política e ideológicamente a los educandos, la jerarquía gubernamental cubana, incluyendo al mandatario Miguel Díaz-Canel, se reunió una vez más con integrantes del claustro profesoral de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.

Los profesores de esta sede universitaria han estado trabajando en un proyecto que trata sobre "La integralidad pedagógica en la formación universitaria de los profesionales de la educación", que como su nombre indica, se centra en la integralidad de los profesores como premisa para que puedan influir positivamente sobre sus alumnos.

A la hora de enumerar los elementos que conforman la integralidad, uno de los partícipes del referido proyecto se refirió a la competencia que debe mostrarse acerca de la materia que se imparte, además de las cualidades personales y morales que debe de exhibir el profesor. Y como sesgo de suma importancia, el poseer un elevado nivel de formación cultural, que le permita trabajar en todas las esferas y niveles de la educación, desde la enseñanza primaria hasta el nivel superior.

Sin embargo, los resultados que se van obteniendo en la implementación del proyecto no son muy satisfactorios. Una muestra de estudiantes del tercer año del Varona dejó ver fisuras en lo referido a la formación cultural de esos futuros profesores. "Se constata en ellos cierta ausencia de actividades culturales como la visita a museos, o la lectura de obras que ya deberían conocer", reconoce el diario oficial Juventud Rebelde.  

Habría que consignar que, en verdad, estas carencias culturales que se detectan en los estudiantes universitarios, así como deficiencias que muestran en su instrucción (como faltas graves de ortografía, y lagunas en detalles elementales de Historia y Geografía, entre otras) son una consecuencia de la baja calidad de la educación que se imparte en el país.

Otra de las profesoras que toman parte en el proyecto mencionó una de las cualidades que deben poseer los futuros educadores, y a la que el castrismo le concede una importancia vital: su formación político-ideológica alineada con las directivas trazadas por las altas esferas del poder. Un bagaje que, por supuesto, los gobernantes esperan que sea trasladado a las nuevas generaciones.

De igual forma salió a relucir la tradición pedagógica cubana como un universo a defender dentro del ámbito formativo. Pero no se dijo que esa tradición, desde los tiempos de José de la Luz y Caballero y Félix Varela se basó en la libertad que tenían los profesores a la hora de impartir los conocimientos. Una libertad que la rigidez del castrismo siempre la ha impedido desplegar a los profesores de la Isla. No en balde, por ejemplo, el planteamiento de la maestra en la película Conducta, de Ernesto Daranas, en el sentido de que ella era la que decidía en su clase, causó tanto revuelo entre nosotros.

Y como siempre sucede cada vez que Díaz-Canel asiste a alguna reunión (no importa el tema que se trate. ¿Será tal vez una herencia de la egolatría de Fidel Castro?), hizo una especie de conclusión. En este caso para reconocer su insatisfacción por la calidad del graduado que se está formando, sobre todo lo concerniente a su integralidad,  y también para insistir en lo trascendente que resulta el dominio de la Historia por parte de profesores y estudiantes.

Mas, aquí también la vida le deparará otra decepción al señor Díaz-Canel. Porque una historia despersonalizada debido a su visión marxista, que minimice la objetividad de los hechos y prepondere lo subjetivo de su interpretación, y que cuente el pasado de manera tal que legitime el actual sistema político prevaleciente en la Isla, en verdad no interesa a casi nadie.