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Educación

Ideología vs. rendimiento académico: el dilema de los estudiantes universitarios en Cuba

'Ya el simple hecho de que exista la integralidad es algo que condiciona y coacciona al universitario', dice un estudiante habanero.

La Habana
Reunión de Díaz-Canel con estudiantes de la Universidad de La Habana en agosto de 2021.
Reunión de Díaz-Canel con estudiantes de la Universidad de La Habana en agosto de 2021. Presidencia Cuba/Twitter

Aunque los méritos académicos deberían prevalecer en la carrera de un estudiante universitario en Cuba, no es secreto que el componente político-ideológico y la "integralidad" deciden en muchísimas ocasiones las opciones que tiene para graduarse.

Hacer una tesis o una prueba estatal, o incluso las opciones laborales luego de graduados, son elementos que pueden estar determinados por la participación del estudiante en las convocatorias de "reafirmación revolucionaria" o en las propias actividades que imponen las organizaciones de control ideológico: la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). 

"Luego del 11J la presión sobre los estudiantes universitarios creció significativamente respecto a la participación en las actividades que organizan la FEU y la UJC, y la 'integralidad' se reactivó de una manera bastante ácida y sin tapujos", relató a DIARIO DE CUBA Gabriel, estudiante de Química.

"No puede decirse que somos amenazados, pero sí muy advertidos de lo que podemos perder si compartimos (en redes sociales) contenidos 'incómodos' para la Revolución o si dejamos de participar en los eventos programados. Digamos que no perdemos la carrera, ni se nos suspende un examen como represalia o escarmiento, pero sí puede haber obstáculos en el camino de optar por la tesis, a pesar de tu rendimiento académico, o que las opciones laborales luego de graduarte sean las peores. Ya el simple hecho de que exista la 'integralidad' es algo que condiciona y coacciona al estudiante universitario", recalcó Gabriel.       

Susana, quien estudia el tercer año en la especialidad de Diseño y es miembro de la UJC, explicó a grandes rasgos las diferencias entre prueba estatal y tesis, un tema que le quita el sueño a no pocos estudiantes universitarios que concuerdan en que luego del 11J, el panorama se ha enrarecido en las diferentes facultades de la Universidad.

"Para optar por la tesis, el estudiante debe tener un promedio sobre los 4,15 más o menos. Por debajo de ese promedio vas directo a prueba estatal: te ponen un tema X que tienes que desarrollar, lo que supone un trabajo mucho más grande para graduarte. No necesariamente tienes que ser un estudiante 'integral' para poder acceder a la opción de la tesis, simplemente tener el promedio requerido. El estudiante 'integral' se supone que, además de tener el promedio para acceder a la tesis, puede optar por el título de oro".

Sin embargo, esta misma estudiante reconoció que "las actividades político-ideológicas tienen que ver directamente con la 'integralidad'".

"Están la actividades político-ideológicas y las científico-estudiantiles. O sea, la cantidad de actividades en que participes influirá bastante para la evaluación de 'integralidad', aunque por regla lo que debe importar para acceder a la tesis es el promedio académico, y esto es un derecho por resolución ministerial", acotó Susana.

Una docena de estudiantes universitarios consultados coincidieron en afirmar que las pautas para optar por carreras como Periodismo no han variado mucho en los últimos años. "El arrecio de compromisos ideológicos y los términos para ser un estudiante integral en esa carrera están 'a nivel constrictor'", bromeó un estudiante de La Habana sin ofrecer más detalles. 

En febrero de 2015, varios estudiantes declararon a DIARIO DE CUBA que el acceso a la Facultad de Comunicación que incluye las especialidades de Periodismo, Comunicación social y Ciencias de la información es supervisado a través de exámenes de aptitud cultura general integral, redacción y estilo, ortografía y una entrevista de alto contenido político que decide en última instancia la "confiabilidad ideológica del aspirante", más allá de su talento, vocación e índice académico. Se trata de una práctica que se ha mantenido durante décadas.

Luis Ángel Díaz, quien en septiembre de 2014 había comenzado sus estudios de Periodismo, dijo al año siguiente que, además de la "fiscalización política-ideológica mediante la entrevista de rigor, quedaba bastante claro para quiénes, en general, es privativo el acceso a esta carrera". 

"La entrevista fue de muchas preguntas que, incluyeron desde qué publicó ayer el Granma en la página cuatro, así de específico, lo que comentaron en la Mesa Redonda la semana pasada, hasta quién fue el arquitecto que proyectó la Casa Milá en Barcelona. De todo, pero también todas bastante enfocadas al consumo de la prensa nacional. Lo otro es que yo fui uno de los poquísimos aspirantes que no era 'hijo de papá' o de periodistas conocidos. Al comité de profesores de la entrevista les llamó la atención mi caso, porque provengo de un barrio periférico, Alamar, de familia humilde, y sin embargo estaba muy bien preparado. Eso para ellos es rarísimo. Además de que ya no es misterio ni secreto, que la gente que tiene más instrucción es casi siempre la que tiene familia pudiente que puede mantener estudios y pagar clases particulares. O hijos de periodistas oficiales que de antemano saben de sobra lo que va a salir en los exámenes de ingreso", relató en aquel entonces Díaz.

En cuanto a las dificultades que podría tener hoy un estudiante universitario considerado "no integral", se encuentra la ubicación laboral luego de graduarse. La madre de Amanda, una estudiante recién graduada de Filología con diploma de oro, experimentó en carne propia la maquinaria político-ideológica que toma como rehenes a los educandos.

"Mi hija quería trabajar en una editorial, pero mi activismo en varias plataformas feministas que exigen, entre otras cosas, la tipificación en el Código Penal del feminicidio y la violencia de género en Cuba, supuso la negativa a otorgarle ese puesto. A cambio, le ofrecían impartir clases en esa misma facultad, cosa que Amanda nunca quiso ni como última opción. Aunque al final logró trabajar donde quería, fueron meses de incertidumbre. Sí, estoy convencida, aunque este Gobierno niegue una y otra vez que no importa si te gradúas con diploma de oro, o el rendimiento académico que exhibas durante cinco años, si no eres 'integral' ideológicamente, o tu madre o padre no lo son como ciudadanos, te enfrentas a una odisea peor que la de Ulises".
 

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