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La distribución de la papa en Mayarí es un ejemplo de cómo funciona la economía cubana

Cinco, 35 y 60 pesos son los precios de la libra de papas, según de qué sector de la economía venga.

Mayarí
Descarga de un camión de papas en Mayarí.
Descarga de un camión de papas en Mayarí. Portal del Ciudadano, Gobierno de Mayarí

Con grandes expectativas reciben los mayariceros cualquier distribución de papas, un tubérculo muy gustado en este territorio y ansiado también, porque solo se comercializa limitadamente cuando está finalizando la cosecha "de frío", casualmente en el periodo en curso. El resto del año brilla por su ausencia, y entonces ni siquiera en el mercado informal se puede encontrar.

Ya en marzo comenzó a aparecer la papa en Mayarí, traída de manera cuasi furtiva desde las provincias productoras por los comerciantes privados, al precio de 60 pesos la libra. Una barbaridad de precio, por estar ajustado a la inflación, pero que para algunos ha sido una primera opción.

"Como no es una cosa completamente legal, es decir que lo mismo te la pueden quitar que te dejan pasar, depende que se cuadren o no los policías en la carretera, y los camioneros se pueden enredar por muchos días, te cuesta mucho más el viaje. Hay que sacarle 'lo que es', si no, no vale el riesgo", cuenta Yoandris, un cuentapropista vinculado a este tipo de viajes del comercio privado.

Pero desde principios de abril comenzó a llegar el tubérculo a la feria del fin de semana en la plaza central de la ciudad, ofertada directamente por las cooperativas de las provincias productoras, como Matanzas, y por ello con un poco precio inferior, de 35 pesos. Aunque todavía demasiado elevado con respecto al salario mínimo y medio en Cuba.

El menor precio es posible porque el riesgo es casi nulo, poseen transporte propio o la facultad de alquilar a empresas estatales o incluso propietarios particulares con mejor precio por estar asociados con ellos; y entre las papas y el consumidor no hay intermediarios, son ellos mismos los productores.

Pero, para los mayariceros como Ricardo, que es un trabajador eléctrico, "están caras también a 35 pesos. Pero no deja de ser un alivio con respecto a 60 pesos, que cuesta 'la otra'. Yo he comprado solo cinco libras para probarlas, luego veré si puedo más y si sacan más, porque no hay garantía de nada".

Los estados de opinión al respecto, en la calle y por las redes sociales, obligaron al Gobierno municipal a emitir una nota oficial el pasado 10 de abril por el Portal del Ciudadano y la emisora local Radio Mayarí, donde aseguran que "Mayarí recibirá papas para venta normada esta semana".  

En ella el intendente municipal Geovanis Martín Gutiérrez  explica el origen de las ofertas de papas a 35 y 60 pesos, y aseveró que "a partir del 12 de abril (apenas dos días después) el municipio debe recibir las papas para la venta normadas a tres libras por persona y con un valor de cinco pesos". Lo cual sucedió cuando el día mencionado llegaron las primeras 50 toneladas y comenzó su distribución.

La gran diferencia que hay entre los tres precios (cinco, 35 y 60 pesos) es un reflejo de las contradicciones y distorsiones que tiene la economía cubana.

En primer lugar, un sector privado más dinámico y que aprovecha mejor cualquier oportunidad para satisfacer ofertas y demandas del mercado, pero con los precios más altos por la baja posibilidad de competitividad, los riesgos en un su desenvolvimiento cuasi legal, y pocas garantías de estabilidad.

En segundo lugar, un sector cooperativo no tan rápido y eficaz como el privado porque lo primero para ellos es el compromiso estatal, que les impone además un nivel de burocracia demasiado excesivo, pero mucho más eficaz que las vías puramente estatales.

Y por último, el sistema de comercialización estatal, llegando rezagado a pesar de contar con mayor infraestructura y trasporte que sus contrapartidas (lamentablemente no competidores), pero con un precio acorde al salario de los cubanos y que llega a todos con al menos algunas libritas.

Un nivel de altruismo, más que insuficiente, que es posible solo porque la ley obliga a los productores agrícolas a venderles más del 90% de las cosechas y les impone precios. Muchas veces inviables económicamente en medio de la inflación ascendente y que funcionan como un grillete atado al pie del sector, impidiéndoles el desarrollo, cual círculo vicioso.

¿Qué sucedería si las tres formas productivas pudiesen competir por la comercialización, en igualdad de condiciones? Seguramente el precio no fuese de cinco pesos la libra, pero tampoco sería de 60. Y el estímulo a elevar la producción sería mayor. Indudablemente la papa, y todos los demás alimentos, volverían a estar disponible todo el año, para los mayariceros y para todos los cubanos, a precios competitivos y al alcance de los bolsillos. Hasta de los más humildes, como sucede en el resto del mundo.

Estas son limitaciones que tenemos los cubanos y que nada o muy poco tienen que ver con el embargo norteamericano, como asegura la propaganda oficial, sino con el bloqueo interno a la libertad económica.

Vale señalar que la producción de papa en Cuba este año apenas aspira a alcanzar 160.000 toneladas, cifra similar a la del año pasado y tan solo la mitad de lo que se producía hasta 2017, año que precedió a esta etapa crítica bautizada como "la coyuntura".

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2 comentarios

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Si un agricultor sale a vender sus productos las autoridades se los incautan, y encima le ponen una multa por supuesta venta ilegal. Lo mismo hacen con los pescadores. Todo eso conlleva a la falta de estímulo para producir o se interpreta como un castigo por producir. ¿Acaso lo hacen adrede? Todo lo que sucede en Cuba es suigéneris y surrealista. No sé si achacarlo a error o maldad. Después de todo tienen dos culpables creados por ellos: el imperialismo y el embargo.

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¿Y en que paró la campaña de Gerardo de: "siembre sus papas aunque sea en un cubo" , o eran calabazas y piñas?
Hasta que no permitan que el campesino cultive libremente sin que el Estado se meta por medio "el cuartico seguirá igualito".