La mayoría de los autores que han escrito sobre la teoría de las generaciones reconocen la ruptura que generalmente ocurre entre una generación y la que le sucede de inmediato. Ello acontece debido a que los más jóvenes no están dispuestos a renunciar a sus aspiraciones para continuar a la zaga de sus mayores.
Sin embargo, los gobernantes cubanos se niegan a admitir esa realidad. Ellos siempre han hecho todo lo posible para que las generaciones nacidas con posterioridad a 1959 sigan los pasos de la que asaltó el cuartel Moncada en 1953, peleó en la Sierra Maestra, y tomó el poder en la Isla hace ya más de 60 años. Ha sido el método más efectivo que han encontrado para mantener el control totalitario sobre la sociedad cubana.
Precisamente, durante una reunión con integrantes del grupo gubernamental encargado de elaborar "la política integral para la atención a jóvenes y niños", el presidente Díaz-Canel afirmó: "Si no existe atención diferenciada a la juventud se rompe la continuidad de la Revolución" (Granma, edición del 23 de febrero).
Se trata de una "atención diferenciada" que responde a la preocupación de la cúpula del poder ante recientes manifestaciones de la juventud que expresan rebeldía o se apartan de los cánones establecidos por el régimen. Fueron muchos los jóvenes que se lanzaron a las calles a protestar contra el Gobierno el pasado 11 de julio. Son jóvenes buena parte de los cubanos que emigran en busca de otros horizontes, y son casi niños y adolescentes los que han disparado últimamente el consumo de drogas en el país.
El Grupo Gubernamental para la Atención a Jóvenes y Niños constituye uno de los pasos dados por el castrismo para acercar a los jóvenes a su órbita, y así posibilitar la pretendida continuidad de la revolución. Allí Díaz-Canel pidió propuestas rápidas, que no solo incidan en el adoctrinamiento de la juventud, sino que también contribuyan a satisfacer necesidades materiales de las nuevas generaciones, como las relativas a la vivienda. Incluso, el benjamín del poder habló de posibles arrendamientos y microcréditos para ese fin.
Otro momento relevante de la ofensiva castrista para atraer a los jóvenes fue la celebración del denominado Primer Encuentro Nacional de Juventudes Revolucionarias, La Comuna, organizado por la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y que reunió en el Pabellón Cuba a cerca de 100 delegados de varias organizaciones juveniles —entre ellas algunas denominaciones cristianas—, todas con el común denominador de defender el régimen imperante en la Isla.
El evento concluyó con la declaración de nueve Principios Articuladores que signarán el trabajo conjunto de la UJC con los denominados "espacios emergentes revolucionarios". El sexto de esos principios apunta: "La UJC y los espacios emergentes revolucionarios aceptan la contradicción, no el antagonismo; el desacuerdo de método, no de principios ni ética para la magna obra de construir el socialismo en Cuba". Es decir, se aceptan veleidades tácticas, pero la estrategia ha de ser la misma.
Y no podríamos concluir con esta puja gubernamental para ganarse el favor de los jóvenes sin mencionar la nueva política establecida para el ingreso a las universidades. Hasta el año pasado, los estudiantes de preuniversitario debían aprobar las tres pruebas de ingreso (Matemática, Español e Historia de Cuba) para poder acceder a la educación superior.
A partir del presente curso se podrá ingresar en la universidad aunque no se aprueben esos exámenes. El castrismo prefiere sacrificar la calidad de los estudiantes antes que dejar a una parte de ellos fuera de los recintos universitarios. Más que bondad por parte del régimen, lo que presenciamos es el afán de mantener a la mayor cantidad de jóvenes en el ámbito universitario. O lo que es lo mismo, influenciados por el discurso oficialista.
Díaz-Canel se ha referido también a la necesidad de que los jóvenes encuentren su proyecto de vida en Cuba. En verdad, algo difícil de lograr debido a las angustiosas carencias materiales y la terquedad de la camarilla gobernante al negarse a propiciar cambios efectivos en la vida política y económica del país.
Dice una frase... "nos parecemos más a nuestra generación que a nuestros padres". Nunca se la he escuchado decir a un comunista. Quizás sean cosas que no entiendan.
El Sr. Puesto a Dedo, del iceberg no ve ni siquiera la punta. Sería bueno que se apresure con esos programas (de mucha "creatividad" y muy escasos recursos) porque la mayor parte de la juventud cubana actual, solo tiene una cosa en mente: irse.
Por mucho que hagan o quieran hacer, por mucho que digan o quieran decir, la realidad es que no cuentan con ningún incentivo de peso para atraer a la juventud.
Si los que ya somos veteranos nos asqueábamos con aquellos discursos kilométricos del Cenizas, no sé qué pretenderán sacarle a estos muchachos de hoy. Éstos tal vez hagan lo mismo que hacíamos muchos décadas atrás... apagar la TV o la radio y ponerse a hacer cualquier otra cosa hasta que aquel señor apagara el tabaco.
Nunca van a entender que el discurso Socialista no les entra, no les es digerible ni les interesa.
Con carencias básicas no resueltas y sin esperanzas de futuro, ¿cómo diablos van a ganarse a los jóvenes? Esto es una manera más de entretener al público del Granma --que casi nadie le hace caso, en especial los jóvenes, que ni siquiera lo leen.
Nada, más de lo mismo. Pajas y más pajas mentales para tratar de remediar lo inrreparable.
La revolución no puede ofrecer nada más que privaciones y miseria; ha fracasado, pero los castristas entierran la cabeza en la arena y en vez de salvar lo poco que les queda, se empeñan en acelerar el derrumbe. No pueden garantizar la lealtad ni la convicción al „proceso revolucionario“ con una nación miserable. Las consignas entran por un oído y salen por el otro y ya los jóvenes hace tiempo tienes sus sueños en otra parte. It‘s over.
Los jóvenes de hoy no serán asmáticos cómo el Che, serán como Fidel, ceniza y colillas.