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Opinión

¿Quiénes protestan cuando acusan al régimen de Cuba de apoyar al terrorismo?

Varios hechos recientes muestran la connivencia de las autoridades cubanas con el terrorismo.

La Habana
Raúl Castro y Barack Obama cuando EEUU sacó a Cuba de la lista de Estados que apoyan el terrorismo.
Raúl Castro y Barack Obama cuando EEUU sacó a Cuba de la lista de Estados que apoyan el terrorismo. AP

Por estos días contemplamos la airada reacción de las autoridades cubanas ante la decisión de la Administración Trump de colocar a Cuba como Estado patrocinador del terrorismo. El oficialismo insular intenta refutar esa acusación, entre otras razones, trayendo a colación el envío de médicos a otras naciones, al tiempo que tilda a EEUU como el principal organizador de actividades terroristas contra Cuba.    

Y es que el terrorismo es un fenómeno sumamente dañino, un enemigo sin rostro visible, que causa dolor y muerte por doquier. Por tal motivo la comunidad internacional exige una condena diáfana de esas acciones. Una condena que, por cierto, no siempre ha sido enarbolada por los gobernantes cubanos.

Algunas voces han recordado la negativa castrista de entregar a las autoridades colombianas a los miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de ese país, autores confesos, mientras se efectuaban conversaciones de paz con el Gobierno colombiano, de un ataque a una escuela de policías en esa nación, con el balance de más de 20 jóvenes asesinados. De igual modo se ha señalado la protección que Cuba habría otorgado a varios prófugos de la Justicia estadounidense.

La historia reciente recoge otro hecho que mostró esa connivencia de las autoridades cubanas con el terrorismo. Sucedió durante la celebración de la Cumbre Iberoamericana en Panamá en el año 2000. En esa ocasión todos los presentes acordaron condenar las acciones de la organización vasca ETA contra el Gobierno de Madrid. Todos los presentes menos Fidel Castro, quien trató de desviar la atención hacia las supuestas acciones de EEUU y otras naciones contra Cuba.

Fue cuando Castro acusó al Gobierno de El Salvador de proteger a Luis Posada Carriles, y recibió por respuesta una breve pero contundente réplica del entonces mandatario salvadoreño Francisco Flores: "Señor Castro, hemos tenido mucha paciencia con usted. Porque usted tiene las manos manchadas con la sangre del pueblo salvadoreño".  Se refería Flores al apoyo desembozado que el castrismo les brindó a los guerrilleros salvadoreños que libraron una contienda contra el Gobierno de ese país centroamericano, y que causó la muerte de 100.000 ciudadanos. Cuba ofició como la retaguardia segura de esa fuerza guerrillera.

Fuera por la inesperada y contundente respuesta de Flores, que indudablemente afectó el ego de Castro, o motivado por el aislamiento en que quedó Cuba con respecto a la condena de ETA (incluso se manejó la posibilidad de que la Isla estuviese brindando asilo a varios miembros de esa organización terrorista), lo cierto fue que la Cumbre de Panamá significó el fin de la presencia de Fidel Castro en eventos de esa índole. En lo adelante sería Carlos Lage u otro miembro de más bajo nivel de la nomenclatura gobernante quienes encabezarían las delegaciones cubanas a esas citas.

También habría que mirar hacia los años 60 y 70 de la pasada centuria, cuando el castrismo apoyaba decididamente a muchas organizaciones irregulares que desarrollaban acciones de tipo guerrilleras contra gobiernos legalmente establecidos en naciones de América Latina. Bolivia, Argentina, y Venezuela, entre otros, fueron escenarios donde se puso de manifiesto la complicidad cubana  en tales hechos. Particular mención merece el espaldarazo del castrismo a la organización guerrillera Tupamaros, que sembró el terror en Uruguay durante esos años. 

Tales evidencias habrán pesado para que las críticas a la reciente decisión estadounidense se hayan limitado, en lo fundamental, a la izquierda internacional, o amigos incondicionales del castrismo, como Nicolás Maduro, Evo Morales y Daniel Ortega. La comunidad internacional no puede absolver fácilmente a aquellos que, ni siquiera en el menos grave de los casos, nunca han mantenido una firme posición de rechazo a cualquier forma de terrorismo.

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3 comentarios

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Por qué Rusia no está en esa lista? Ah ya se TRUM-P-UTIN es amigo de Putin.

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Ahí faltó un montón de acciones: el apoyo logístico y estratégico a Corea del Norte, con asesoramiento militar y armamento (recordemos en 2019 el barco detenido en Panamá, con sus bodegas inferiores llenas de motores de mig's y armas antiaéreas), soporte técnico de guerra a un país sancionado por la ONU, y con estricta prohibición de este tipo de exportaciones o ventas. Y que pudiese de veras desatar la IIIGM.
El asesoramiento al SEBIN de maduro. Técnicas de tortura, técnicas de control social a través de bandas delincuenciales paramilitares. Eso NO es amparo al terrorismo, eso ES exportar terrorismo de estado.
El asesoramiento al régimen de Daniel Ortega en la tortura y el terror social con los mismas técnicas que aplican en Venezuela.
Yo diría que el gobierno cubano es una especie de Estado Islámico tropicalizado, con técnicas heredadas y mejoradas de la KGB, desarrolladas con toda prioridad, soporte gubernamental y recursos prácticamente ilimitados en un país hambreado y miserable.

AREITO Anoculo Cerebral, tienes razón. Pero cambiaste la fecha de barco coreano ***...El barco norcoreano Chong Chon Gang el 16 de julio de 2013, atracado en el muelle de Manzanillo de la caribeña ciudad de Colón (Panamá). Intervenido por intentaba cruzar el Canal con armamento cubano sin declarar, inició la travesía tras más de nueve meses después de su primer intento.