El desespero y la inacción de las autoridades llevó a las dos familias que permanecen con todas sus pertenencias en la calle Prado 567, justo frente al Capitolio habanero, a colgar un cartel en el que clamaban ayuda para resolver una situación que se prolonga ya por casi 40 días.
"Enseguida que pusimos el cartel vino una portavoz del intendente del municipio a que fuéramos al Gobierno a conversar con ellos, la única condición que pusieron fue que quitáramos el cartel y nosotros nos negamos. Les dijimos que solo conversaríamos si era para hablar de alguna solución de nuestra situación de vivienda", expresó a DIARIO DE CUBA Roxana Suárez, una de las integrantes de estas familias.
"Estamos desesperados. Llevamos 37 días en la calle. Necesitamos ayuda ya", decía el cartel. Las autoridades consiguieron quitarlo el jueves y prometieron convocaron una reunión este viernes con las familias.
"Días atrás me llevaron a ver un local aquí mismo en La Habana Vieja, pero no tenía puertas, estaba en muy malas condiciones, no podía aceptar eso y por eso decidimos permanecer aquí", apuntó Tamara Suárez, otra de las afectadas de Prado 567.
"Dormimos en la calle y podemos perder nuestras pertenencias por las constantes lluvias. Realmente estamos desesperados", añadió.
El edificio se encuentra en muy mal estado desde hace años y, el pasado 3 de octubre, el colapso de un falso techo obligó a estas familias a abandonar sus casas e instalarse en la calle con sus pertenencias por temor a perder sus vidas.
Al principio, por encontrarse en similar situación y por solidaridad, la mayoría de las 18 familias que residen en el inmueble acompañaron a las más afectadas y permanecieron en el portal exterior del edificio. Pero la Policía amenazó con represalias y muchos se retiraron.
La situación de estos habaneros no es aislada, en los últimos meses más de 30 familias, como las de la calle Lucena, en Centro Habana, y Monte 714, en La Habana Vieja, han perdido sus viviendas por derrumbes, y aún en la actualidad permanecen en la calle. Las autoridades alegan que no tienen locales para ubicarlos.
Los derrumbes en la zona más antigua de la capital se han vuelto cada vez más frecuentes debido a que la mayoría del fondo habitacional se encuentra en regular o mal estado. El evento más dramático ocurrió en enero de este año, cuando el desplome de un balcón acabó con la vida de tres niñas en el barrio de Jesús María.
