La nueva normalidad nos devuelve a Miguel Díaz-Canel en su rol de "presidente con el oído pegado a la tierra". Acompañado de un séquito que incluye los vicepresidentes y varios ministros (¿cuánto estará costando esto?) ha llegado a su natal Villa Clara, y lo primero que ha hecho es chequear cómo van los planes alimentarios.
Inauguró el viaje visitando tres "polos productivos". Allí, para admiración del público presente, hizo uno de sus trascendentales aportes a la teoría política universal. "La soberanía empieza por la tierra", declaró. Si esto es así, viendo la incapacidad de la agricultura revolucionaria para alimentar al pueblo, ¿estará diciendo Díaz-Canel que la Revolución nos quitó la soberanía?
"Aprovechar cada esquinita de suelo y no seguir pensando que los insumos llegarán de otras latitudes" son parte de los consejos que dio el presidente. Alguno de los miles de ingenieros agrónomos forjados en Revolución, le debería decir al compañero Díaz-Canel que la agricultura moderna —esa que sostiene 7.000 millones de bocas y permite lujos gastronómicos impensables 100 años atrás— se basa en tres factores: la especialización, el intensivismo y el uso de muchísimos insumos químicos, biológicos y mecánicos.
Cuba no necesita "la última esquinita", tiene el triple de tierra cultivable por habitante que Francia o España, pero mientras la Isla no logra proveer ni malamente a sus 11 millones de ciudadanos, e importa 2.000 millones de dólares anuales de comida; Francia alimenta 64 millones de franceses y exporta alimentos por un valor de 12.000 millones de dólares; España alimenta 47 millones de españoles y exporta más de 14.000 millones de dólares.
Estas abismales diferencias se explican por la baja productividad de la agricultura cubana. En términos de valor, un agricultor americano produce 34 veces más que un cubano, uno francés 25 veces, y uno español produce por 15 agricultores nacionales.
La diferencia no se debe a que los campesinos cubanos sean los más holgazanes del mundo. La cuestión es que los campesinos americanos, franceses y españoles están especializados por productos, y usan intensivamente esos insumos que dice el presidente cubano no debemos esperar en Cuba.
No es un éxito ecológico que los campesinos aren con bueyes, que las empresas agrícolas tengan que diversificarse en vez de especializarse, que de abono se use solo el estiércol y que las vacas engorden —o enflaquezcan— con mucha moringa y poco pienso. Por muy ecofriendly que esto sea, es un lujo que una sociedad como la cubana, donde uno de cada cinco trabajadores es agrícola, no puede darse.
Según datos oficiales, tras los miles de millones de rublos soviéticos —regalados— que usó Fidel Castro para construir un enorme sistema de represas artificiales, solo el 7% de las tierras de cultivo tienen regadío artificial, así que las cosechas siguen dependiendo de que llore el Dios de la Lluvia.
Lo llamativo es que antes del 59, los campesinos cubanos no solo alimentaban a toda la población de la Isla —con dramáticas pero puntuales excepciones—, sino que aportaban más caña de la que el país necesitaba para producir siete millones de toneladas de azúcar. Hoy cuesta sangre, sudor y lágrimas llegar a una y media. El ecologista comandante también destruyó esa gramínea, que más que cultivo, era identidad nacional.
"Hay que soltarse y producir, ese es el camino; por eso hay que aprovecharlo todo, cada esquinita", insistió el presidente designado. La cuestión sería soltarse de quién. ¿Es que acaso los campesinos cubanos son muy tímidos y necesitan "soltarse"?. No, lo que son es cautivos de las incontables medidas estatales que les impiden producir. Podríamos pedirle al dirigente un poco de coherencia, pero eso sería como pedirle peras al olmo, o tropicalizándonos, mangos al guayabo.
Continuando con sus lecciones, el mandatario convocó a "buscar nuevas maneras de hacer" y "pensar que tenemos que salir adelante por nosotros mismos". ¿Por nosotros mismos? Algo bien cínico dicho en un país, donde muchísimos sobreviven gracias a las remesas salidas del sudor de familias rotas por el ecosocialismo castrista.
Hacer por nosotros mismos solo significa hacer con nada, porque nada tenemos. Díaz-Canel sabe que no hay que buscar "nuevas maneras de hacer", lo que hay es que buscar con que hacer. También sabe que no es "el criminal e injusto bloqueo" quien impide llegue capital foráneo al campo cubano. Y sin dudas sabe quién ha descapitalizado la agricultura cubana, para, a cambio, sembrar más y más hoteles.
La cuestión concreta es que los campesinos cubanos no necesitan a Díaz-Canel saltando de surco en surco preguntándoles —literal y bobaliconamente—: "¿Qué han aprovechado de las medidas aprobadas para el fortalecimiento de la Empresa Estatal Socialista?", o explicándoles cómo se siembra el boniato. Los campesinos cubanos, lo que necesitan realmente, es que Díaz-Canel los deje en paz.
Muy buen artículo. A veces pienso que en el gobierno cubano concluyen en igual proporción los ladrones y los tontos.
Trelles ha tenido que duplicar la dosis de Memantine en los últimos días, no es fácil, la cosa está dura ¿eh?
Coordinador nacional de las ciberclarias, dele un descanso a ese 'viejito' que lo van a fundir.
Por lo demás, felicitaciones a la autora del artículo.
Más que Memantime, Trelles lo que necesita es que su familia le coloque una camisa de fuerza, lo amarre a una silla y lo ponga a ver la película "Lo que el viento se llevó". Tal vez así se le quita la idea fija que tiene con su foro nacional.
¡ B R I L L I A N T !
Me quedo con la frase que cierra el artículo...!
// ¡Libertad para los productores agrícolas! //
Pero sabemos que solo pidiéndolo no lo vamos a obtener.
La "mala" noticia es que para parar que Cuba se nos siga hundiéndolo y echarla adelante bien hay que TRABAJAR MUCHO política y socialmente...
¡Tenemos todas las posibilidades para resolver el problema!
Me viene a la mente una idea que está resumida en http://mhecnet.org?ConsMunC…
Y otra más amplia, que incluye a la anterior. Ver mi comentario en
https://diariodecuba.com/cu…
Trelles
Los comunistas son como el rey Midas,lo único que todo lo que tocan se convierte en m.......
En España y en Francia solo se puede hacer una cosecha de cereales al año. El trigo se siembra en el otoño, sale la plantita y se congela en invierno, pero sigue su desarrollo radicular. En primavera rebrota y en verano se cosecha. 10-12 meses entre preparación de suelos hasta su recolección.
En Cuba con cultivos de ciclo corto como legumbres , cereales y hortalizas entre 3-4 cosechas al año.
El bloqueo tiene la culpa???.