El Gobierno de Estados Unidos criticó la intervención de Miguel Díaz-Canel en las Naciones Unidas, donde el mandatario cubano pidió la "democratización" de la ONU y calificó al país norteamericano como "un régimen marcadamente agresivo y moralmente corrupto, que desprecia y ataca al multilateralismo y emplea el chantaje financiero".
En respuesta a sus afirmaciones, la vocera del Departamento de Estado de EEUU Morgan Ortagus señaló que "el presidente Díaz-Canel habló de democratizar a la ONU, pero no a su país".
"El viola convenciones internacionales de trabajo que Cuba ha firmado, y sus falsas palabras sobre tratar a las personas con 'dignidad' enmascaran su huella de injusticias y abusos a los derechos humanos", agregó la funcionaria en Twitter.
Ortagus acompañó su texto con una fotografía del cineasta y periodista independiente cubano Boris González Arenas, en la que se muestra la detención violenta que sufrió por parte de agentes del régimen vestidos de civil y Policías uniformados durante la marcha LGBTI de mayo de 2019.
La intervención de Díaz-Canel durante el 75 período ordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas causó polémica en varios sentidos, pues el mandatario cubano se dedicó a ensalzar la gestión de su Gobierno ante la pandemia del coronavirus, que ha dejado al país devastado económicamente.
A pesar de que el virus experimenta un repunte significativo en la Isla, que amenaza con superar en septiembre los picos de contagios y muertes de meses anteriores, Díaz-Canel dijo que el éxito de las autoridades cubanas se ha logrado "pese a las duras restricciones del prolongado bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de EEUU, recrudecido brutalmente en los dos últimos años, incluso en tiempos de pandemia, como prueba de que ese es el componente esencial de su política de hostilidad hacia Cuba".
La Isla acumula desde marzo 5.222 casos de Covid-19 reconocidos oficialmente y 117 fallecidos por la enfermedad, con un índice de letalidad inferior al registrado a nivel mundial.
Sin embargo, en los meses de crisis sanitaria han llovido quejas de los cubanos por las condiciones de diversos centros de salud y de albergues de los sospechosos de contagio. Asimismo, la mayoría de los brotes más grandes de la enfermedad se han producido en establecimientos y empresas estatales, incluyendo varios hospitales, pese a que las autoridades aseguran que su protocolo para evitar brotes es efectivo.
El gobernante cuestionó la situación de crisis económica que afecta al mundo como consecuencia de la crisis sanitaria, y llamó a la ONU a enfrentar esa situación. Pero no mencionó la grave crisis de productos básicos que viven los cubanos de a pie, obligados a exponerse al virus en largas colas, mientras los militares abren decenas de tiendas para comercializar esos surtidos deficitarios en dólares.
Finalmente, Díaz-Canel ratificó el apoyo de su Gobierno a Nicolás Maduro y Daniel Ortega, así como a Irán y Siria, pero no mencionó la condena a Caracas hecha pública en un informe la semana pasada, donde se ofrecen pruebas contundentes de crímenes de lesa humanidad cometidos por al régimen chavista.