Virginia de la Caridad Fernández Palma, licenciada en Terapia Física y Rehabilitación, denunció las múltiples violaciones que ocurren en el proceso de selección de los integrantes de las brigadas médicas que envía el Gobierno cubano a diferentes países del mundo.
La terapeuta, que labora en el policlínico Carlos J. Finlay de Santiago de Cuba, expresó a través del canal de Youtube de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) que en múltiples ocasiones ha tratado de salir de misión, pero el personal encargado de conformar la brigada la sustituye por otros profesionales que pagan por ser incluidos.
"Hace más de siete u ocho años estoy pasando por este proceso. He reclamado a todas las entidades y nadie me da una respuesta específica. He escrito más de 27 cartas al primer secretario (del Partido Comunista en Santiago de Cuba), Lázaro Expósito, y no me ha dicho nada. Por último, fui ayer y me dijo que hiciera lo que me diera la gana", dijo en conversación con José Daniel Ferrer, líder de UNPACU.
Explicó además que sus cartas a Lázaro Expósito provocaron que la dirigente de Salud Pública María Caridad de la Cruz Castro, jefa de colaboración en Santiago de Cuba, le concediera una audiencia privada.
Para sorpresa de Fernández, la funcionaria estaba molesta por las quejas presentadas ante el primer secretario del Partido, por lo que le dijo: "Puedes escribirle a quien tú quieras, que aquí yo soy una Castro y aquí mandamos los Castro".
Según contó la terapeuta, fue incluida tres años atrás en una misión destinada a Venezuela, pero no la dejaron subir al avión pese a que tenía los permisos requeridos y había firmado el contrato de colaboración.
Indignada ante semejante arbitrariedad, Fernández Palma presentó una queja que fue respondida el 17 de marzo de 2019, cuando le informaron que en 2018 y 2019 solo salieron de misión los especialistas que estaban en el listado desde 2016.
Estos procesos de selección, según su testimonio, están marcados por la corrupción, el pago por beneficios, el racismo, el acoso sexual y la discriminación de género, entre otras cuestiones.
En otra ocasión le dijeron que no había disponibilidad de vuelos y que se les daba prioridad a los hombres debido a la situación política y social de Venezuela, explicó.
También le comunicaron que no estaban seleccionando a especialistas en Fisiatría por la escasa demanda, pero Fernández afirma tener conocimiento de la salida de otras fisiatras mujeres que se encontraban por detrás suyo en la lista.
Entre las humillaciones que ha sufrido en este extenso período recordó cuando una licenciada le dijo que "una negra no puede salir a cumplir misión y menos sin dinero para pagar".
En esa ocasión priorizaron a una doctora que hacia regalos frecuentemente a los funcionarios que confeccionan los listados, por lo que la enviaron a Venezuela a pesar de estar embarazada, lo que está prohibido por las leyes cubanas.
Finalmente, la doctora, a quien identificó como Gisel González Acosta, tuvo que regresar a Cuba tras no poder realizarse una interrupción del embarazo en Venezuela.
"Las condiciones de mi casa son pésimas. Tengo una niña de 11 años y mi casa está apuntalada, tengo una difícil situación, y con el poco dinero que recibiría podría reparar la vivienda", explicó Fernández al ser preguntada por sus principales motivaciones para salir de misión.
Por otra parte, confesó que ya no tiene esperanzas de salir, porque desde que comenzó a reclamar que se respete su turno sus compañeros de trabajo le hacen "la vida un yogurt".
Su salario mensual en este momento es de 1.030 pesos cubanos, el equivalente a unos 42 dólares, insuficientes para cubrir sus gastos básicos y mejorar las condiciones de su vivienda.
A pesar de que solo tienen acceso a un ínfimo porcentaje de sus salarios, son numerosos los profesionales de la Salud que anhelan participar en las misiones médicas, con el objetivo de ganar un poco más de dinero que el recibido por su trabajo en la Isla.
La exportación masiva de médicos cubanos ha estado en el foco de organizaciones de derechos humanos, por la apropiación de los salarios por parte del Gobierno y por la fuerte vigilancia y restricciones a sus libertades fundamentales a que son sometidos los profesionales.
Relatores de la ONU han advertido que esas condiciones podrían constituir formas de "trabajo forzoso" y "esclavitud moderna".
A cumplir mision en la isla de pinos ,,,,,si quieres ser esclava ,,,
Y todavía tiene compañeros de trabajo ???????????
Tremendo eso. Pagar para que te exploten y te tiren las sobras .
Entonces las denuncias de que son esclavos de batas blancas no tiene basamento alguno,si es un privilegio salir y que los "exploten" y hasta pagan porque los envíen a una misión,no vale la pena seguir denunciando que son explotados y esclavizados
Yo siempre he dicho que en realidad son vasallos. Como en el feudalismo, te doy algo a cambio de algo.
Ahora, menos que salga a cumplir una misión médica, ni tan siquiera a isla de la Juventud.
Pero deja al descubierto el entramado de coimas y pagos de favores existentes, para un profesional de la salud poder salir a trabajar en una de estas misiones médicas.
En la cadena de selección hasta el funcionario de menor rango agarra su hueso.
Muy valiente. Que espere represalias.