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Sociedad

Expectativas y atrasos: así va la Estación Central de Ferrocarriles de La Habana

Algunos vecinos de la zona tienen la esperanza de que el Gobierno mejore también sus viviendas o de que la estación traiga oportunidades de negocios.

La Habana

"Desde hace algunos días se han puesto las pilas", dice Alina Veitía, vecina de la calle Egido entre Misión y Arsenal, en La Habana Vieja, refiriéndose a las obras de rehabilitación y ampliación de la Estación Central de Ferrocarriles, que debían haber terminado el año pasado.

"Los cubanos ya estamos acostumbrados a que las obras se atrasen", agrega, y quizás por ello a nadie le llamó la atención el incumplimiento del plan hasta que llegó la campaña "Por La Habana, lo más grande", que con motivo del 500 aniversario de la ciudad incluye pintar fachadas y concluir algunas obras constructivas de relevancia.

"El año pasado casi no trabajaron, no se escuchaba el martilleo y las concreteras. Incluso tuvieron brigadas de presos trabajando ahí", dice Gloria García, que al igual que Alina fue trabajadora de la estación en los últimos años antes de la reparación.

Julio Costa, vecino de Misión entre Egido y Zulueta, afirma haber escuchado que traerán brigadas de apoyo que actualmente laboran en la construcción del Mercado de Cuatro Caminos, otra de las obras cuya terminación se ha retrasado.

"Ya no tienen a los presos trabajando, pero traen a civiles a los que pagan muy poco. Además, vi que pusieron unos techos de zinc en los andenes y que luego se dieron cuenta de que no servían y los quitaron. Así no hay quién adelante", expresa este vecino visiblemente molesto.

Una trabajadora de Puerto Carenas, empresa encargada de las restauraciones en el Centro Histórico, apuntó que su entidad ya no es la única que interviene en la zona, sino que las empresas dirigidas por "los militares" han estado trabajando en diferentes edificaciones, sobre todo las destinadas a negocios lucrativos.

Sin embargo, "ninguna de ellas cuenta con suficiente caudal monetario, ni humano para ofrecer mano de obra calificada", de ahí la probable explicación del uso de reclusos.

En el caso de la Estación Central, las finanzas corren a cargo de la Unión de Ferrocarriles de Cuba, perteneciente al Ministerio de Transporte (MITRANS), y de la UEB Habana, de la Empresa Ferrocarriles de Occidente.

Mientras que el MITRANS, TRANSPROY (perteneciente al Grupo Empresarial Automotor del Ministerio de Transporte) y EDIPROY (una empresa de Ingeniería y Consultoría) aparecen como proyectistas.

Otro de los males que afectan a cualquier construcción que se comience en el país es el robo de materiales. Aunque aquí, según los vecinos, solo hubo un escándalo a comienzos de la obra.

"No se ve a los trabajadores traficando materiales. Si se ha perdido algo, habrá sido por parte de los jefes", afirma Julio.

En general, los vecinos dudan que la estación pueda ser inaugurada en el mes de noviembre, como anunció a través del sitio oficial Cubadebate el ingeniero a cargo, Ahmed Gómez Cabrera.

También persiste el temor de que la obra no quede con la calidad requerida, dado el avanzado estado de deterioro que presentaba antes de su reconstrucción, la premura con que se trabaja y el hecho de que no siempre se ha utilizado mano de obra calificada.

"Yo quisiera entrar a ver cómo va quedando eso. Por fuera no se ve muy prometedor" afirma Mayte. "Si se cae, el desastre sería tremendo", completa Alina.

Trabajadoras del lugar hasta 2016, con la llegada del proyecto de restauración tanto Alina como Gloria quedaron sin empleo, o a expensas de competir por una plaza en la Terminal La Coubre, una pequeña estación que desde un lateral asume en parte el servicio que brindaba la Estación Central de Ferrocarriles.

"Cuando cerraron la estación aproveché y me jubilé", dice Alina, de 64 años, mientras que Gloria, más joven, tuvo que buscar empleo en el Ministerio del Azúcar, perdiendo la comodidad de tener su centro laboral en la puerta de su casa.

Otra de las consecuencias fue el traslado de la oficina de Correos a la calle Reina, a varios kilómetros, ocasionando las molestias de la lejanía.

No obstante, muchos vecinos tienen expectativas positivas sobre esta obra. Es el caso de Julio, originario de Holguín, quien espera sea restablecido el servicio de ferrocarriles a su provincia, interrumpido "desde hace algunos años".

"También espero que sea bueno para los negocios de cuentapropistas pues, al haber más circulación de personal, la gente necesitará de más servicios que tal vez la estación no satisfaga en su totalidad", agrega.

Por su parte, Mayte asegura haber escuchado el rumor de que algunos serán reubicados en otras viviendas y cree que las molestias valen la pena. "Si hay un poco de ruido, se soporta, siempre que sea para bien".

Tales expectativas nacen del complicado estado constructivo de las edificaciones de la zona. "El techo de mi casa se filtra. Estos edificios están muy viejos ya. Si no nos van a reubicar, aunque sea que nos remodelen las viviendas, porque se ve muy fea una estación reparada y frente a ella nuestras fachadas que dan grima", afirma la joven.

"Pero si van a hacerlo, que sea también por dentro —interrumpe Gloria—, no como han hecho en otros lugares, que dejan las fachadas nuevecitas y dentro no hay quien esté".

Para Alina, los beneficios podrían ser mayores que los perjuicios. Tiendas y cafeterías cercanas, creación de empleos, mejores trenes como una opción más barata que las Yutongpara trasladarse a otras provincias.

Por el momento, ni las viviendas aledañas, ni sus fachadas, ni los trenes. La estación aún parece a meses, tal vez a años, de su terminación.

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