El escritor cubano Pablo Armando Fernández, Premio Nacional de Literatura 1996, y a quien el Gobierno cubano ha elogiado "por su actitud patriótica y revolucionaria", murió en una fecha no precisada, según publicó el miércoles el diario oficial Granma.
El ministro de Cultura, Alpidio Alonso, escribió en Twitter: "Dolor hondo nos causa la muerte del gran poeta cubano Pablo Armando Fernández. Con una obra poética y narrativa que lo llevó a ganar el Premio Nacional de Literatura, Pablo Armando es uno de nuestros escritores más queridos. Lleguen nuestras condolencias a sus familiares y amigos".
Fernández fue uno de las firmantes, en 2003, del "Mensaje desde La Habana a los amigos que están lejos", en el que un grupo de intelectuales y artistas justificó el encarcelamiento de 75 disidentes y el fusilamiento de tres hombres que secuestraron una embarcación de pasajeros para intentar dirigirla a Estados Unidos.
Fernández nació en el Central Delicias, en la antigua provincia de Oriente, el 2 de marzo de 1930, cursó la primera enseñanza en su pueblo natal y luego se trasladó a Estados Unidos. Estudió en la Washington Irving High School de Nueva York hasta 1947. También matriculó algunos cursos en la Columbia University de Nueva York.
En Estados Unidos residió entre 1943 y 1959. Con la llegada al poder de Fidel Castro regresó a Cuba. Fue director de la revista Unión y del Fondo Editorial Casa de las Américas.
Participó en eventos internacionales como las bienales de poesía en Bélgica (1963-1965); Encuentro de Poetas de Spoletto (Italia, 1965); Congreso de poetas de Edimburgo (1964-1965), entre otros.
Es autor de obras como Los niños se despiden, Premio Casa de las Américas 1968; Golpe de dados, o Salterio y lamentaciones.
Ejerció como jurado de premios literarios como el Casa de las Américas de Poesía (1966) y Literatura Caribeña en Lengua Inglesa (1982). En 1992 integró el jurado del Premio Cervantes.
Su obra literaria, que incluye 20 libros de poesía, tres novelas, un volumen de relatos y uno de ensayos, ha sido traducida a diferentes idiomas. La Feria del Libro de 2003 estuvo dedicada a este escritor.
El escritor y realizador audiovisual cubano Juan "Pin" Vilar publicó en su perfil de Facebook: "Triste por la muerte de Pablo Armando Fernández, en quien me refugié muchas veces para comprender algunos desaciertos y abusos en la política cultural cubana. Fue amigo de mi familia, especialmente de mi abuela Lilia, a quién dedicó una de sus novelas".
"Era un príncipe y como tal se comportaba. Perdonó hasta lo imperdonable y lo hizo sin miedo y sin falsa modestia. Creía en los placeres mundanos y, a su manera, fue un hombre de mundo. Alguna vez en que estuve seriamente 'en candela' publicó en la revista Unión un poema dedicado a mí que comienza: 'todos quisimos un hijo que se llamara Juan'. Fue su manera elegante de decirme 'te quiero y te respeto', cuando le pidieron que me injuriara. Mi corazón acompaña a Teresa, Pablito y Baby", concluyó.
La Carta Maldita será el fardo que tendrán que arrastar, aún después de muertos, todos lo que la firmaron, porque la moral y la dignidad „algunas veces“ está por encima de la realización personal.
Supongo que muchos de los firmantes, si no todos, vieron el asunto en aquel momento como algo "coyuntural," y estando ya comprometidos de antemano, por no decir corrompidos, no le dieron gran importancia. Todos sabían que sus posiciones en tal sistema no eran a cambio de nada--o sea, había que pagar por tenerlas y para mantenerlas. El castrismo no permite "estrellas" que no le sirvan.
Decirle escritor a PAF es, cuando menos, una exageración. Es como decirle a Raúl general, o a Díaz Canel presidente.
Con esa carta no se desprestigiaron todos los firmantes, pues para algunos era solamente más de lo mismo, o sea, ya estaban tan sucios que escasamente importaba. Pero hasta santurrones como Vitier y la mujer lo hicieron, lo cual todavía choca. El problema es que hacer pactos con el diablo siempre tiene un precio, y el diablo siempre lo cobra de una forma o de otra.
Labana Elegante lo trata con una delicadez ...
http://www.habanaelegante.c…
Ciertamente Pablo Armando no era un tipo valiente. No firmar... negarse a ser o pertencer a esto o aquello (CDRs, Brigadas de Acción Rápída...) en esa Cuba de la que hablamos solo lo hacían los valientes. Y Pablo Armando nunca lo fue. Para esa carta de apoyo al fusilamiento de los muchachos fueron convocados a firmar los tipos "con nombre", no la plebe: algo como "pincha a los muertos". (Recuerden que Saramago dijo "hasta aquí llegué con Cuba" -- algún tiempo después se desdijo-- por lo que el gobierno requería que los "intelectuales" del patio se manifestaran). Y no se podía esperar de Pablo Armando que dijera "No firmo". Nunca tuvo cojones para eso, si es que lo tuvo para algo. Pero, insisto en mi comentario anterior: No era de los peores, no era un hijo de puta: era simplemente un cobarde.
Esos informes, informes con que informas y firmas, por deformes, no sólo deforman lo que informan, sino que como informas para una entidad deforme, hasta la forma informe de tu informe se deforma, y te conforma y afirma aún más deforme que el mismo inconforme informante al que le informas.
(A Paula Amanda)
El Color del Verano - Reinaldo Arenas
Era un homosexual homofóbico (!), un censor en público y un intelectual crítico en privado, un traidor a todo y a todos....
Yo me asustaría si la muerte de otro ser humano me causara alegría.
Erigirse en juez de los demás es sencillo. Lo difícil es juzgarse uno mismo.
A Pablo Armando Fernández prefiero recordarlo por este poema:
"Lo que sé"
Yo que he hablado en lenguas
Conozco la piedad que mora en las palabras:
Llovizna, asilo, hospital, penumbra.
Conozco la aflicción
que estas palabras ponen en el ánimo.
El fervor de conocer al triste.
Yo que lo sé,
Que he sido pobre, extranjero, sombrío.
Sé también que hay que humillarse
más allá del ruego,
hacia la sangre hasta dejarla limpia,
hasta sentir su transparencia
cuajada en la mirada,
hasta poder mirarle el rostro a la inocencia.
Papo Weston___ Es que a ti te encanta recordar a los camajanes. Y con Susurro lloras a moco tendio.
Conozco el caso de un cubano establecido en los EEUU que volvió a Cuba tras el triunfo castrista. Las cosas no le fueron como esperaba y trató de corregir su error, pero le costó muchos años de espera y desperdició buena parte de su vida en el proceso. Puede ser que Fernández se haya sacado la cuenta de que ya que había metido la pata, le iba a sacar provecho de la forma que fuera.
En mi juventud no sabia hacia donde tirar con el y sobre su sexualidad si se toca esa tecla cuantos incluso de la manigua caerian en esa claque.
Mejor, era solo otra perdida de buen oxigeno
El talento para algo, por grande que sea, es una cosa, y el carácter o calidad humana de la persona es otra. Esas cosas pueden concordar pero pueden ser muy distintas, y no es raro que lo sean. Ejemplos sobran, como el de Alicia Alonso, otra firmante de la carta de marras.
Y Omara Portuondo
Esa es un pan ...
Que se mencione en un obituario la obra artística, me parece lógico. De todas maneras, de mi parte, que haya escrito el Don Quijote de la Mancha no lo exime de haber sido un propagandista del régimen, con ese repugnante manifiesto del 2003, típico de comisarios políticos.
Pablo Armando tuvo la oportunidad de distanciarse del oficialismo en la cultura cuando el caso Padilla. No lo hizo. Pudo haberse distanciado cuando el fusilamiento de los tres cubanos que ajusticiaron sin proceso judicial. No lo hizo. ¿Que era crítico de la política cultural en la intimidad de su casa? Sí. Pero no es eso lo que Cuba necesita. Cuba es una sociedad cerrada, y mientras no cambie habrá muchos Pablo Armandos que no se sabe si están con dios o con el diablo. De hecho sirven al régimen.
Pablo Armando perteneció a esa cofradía de emigrados que por falta de talento (que no es el caso que nos ocupa), oportunismo o provincianismo decidieron volver a Cuba atraídos por la musica del Flautista de Punto Cero en 1959. Algunos como Desnoes o Antonio Benítez Rojo comprendieron el desafino y en cuanto tuvieron la oportunidad decidieron regresar a las entrañas del mosntruo.
Esa infame carta del 2003 es mancha eterna para todos los firmantes, pero algunos son más condenables y despreciables que otros. Que la firmara este Fernández no es lo mismo que lo hicieran personas de color (Omara Portuondo, Chucho Valdés) y catolicones y hasta "martianos" (Cintio Vitier y su mujer, Eusebio Leal). Sobra decir que no se puede ser "figura" en un sistema como el castrista sin comprometerse y ensuciarse, ya que tal sistema sencillamente no lo permite. Los que ya eran figuras importantes antes de 1959 y no se prestaron a servir al castrismo (Lezama Lima, Virgilio Piñera) pagaron un precio bien alto por no prostituirse.
En esa epoca yo estaba en la ENA recien comenzaba y Bertha Serguera era la directora su hermano era :Jorge !! Papito !! Serguera director del ICRT que destrozo,muchos de nosotros ibamos a la casa de Lezama Lima que era un banquete y escuchos cada opinion de estos intelectuales increibles,porque si Lezama era un latigo la lengua de Virgilio era lo mas grande de este mundo.
Entonces el poeta fue bueno y firmo una carta para que acribillaran a 3 personas y encarcelaran a unas 75, vamos bien. Pronto dirán que Raúl Castro fue mejor que su hermano. Por eso es que estamos donde estamos, somos una moneda con la misma cara en ambos lados.
Todos los fusilamientos ocurridos en Cuba han sido infames; pero este lo fue más, porque la única razón para fusilarlos era dar un ejemplo y asustar al pueblo. Fue simplemente, un asesinato.
Firmar una carta apoyando a Fidel por tomar esa decisión, también es infame, aún cuando conozco a varios que firmaron la carta y no creo que sean malas personas. El miedo hace que uno pueda cometir vilezas. Eso ocurrió con algunos firmantes.
Como aclaración, quienes firmaron no lo hicieron para "acribillar a 3 personas".
El fusilamiento ocurrió el 11 de abril del 2003 y la carta fue publicada el 19 de abril.
Un acto de cobardía sin discusión; pero después que los habian fusilado.
Ciertamente Pablo Armando no era un tipo valiente. No firmar... negarse a ser o pertencer a esto o aquello (CDRs, Brigadas de Acción Rápída...) en esa Cuba de la que hablamos solo lo hacían los valientes. Y Pablo Armando nunca lo fue. Para esa carta de apoyo al fusilamiento de los muchachos fueron convocados a firmar los tipos "con nombre", no la plebe: algo como "pincha a los muertos". (Recuerden que Saramago dijo "hasta aquí llegué con Cuba" -- algún tiempo después se desdijo-- por lo que el gobierno requería que los "intelectuales" del patio se manifestaran). Y no se podía esperar de Pablo Armando que dijera "No firmo". Nunca tuvo cojones para eso, si es que lo tuvo para algo. Pero, insisto en mi comentario anterior: No era de los peores, no era un hijo de puta: era simplemente un cobarde.
Como bien sugiere JuanPin, Pablo Armando no era de los peores.
El Estado de Virginia es frío, muy frío en invierno, tampoco el calor humano y la tolerancia abundan por acá, así que el joven Pablo se va a la isla que conoce mal. Un viaje con billete de ida sin regreso que le sirve de trampolín para sus sueños literarios y fantasías sexuales, mal vistas por las leyes y la sociedad, pero humanas al fin.
Encantador en el trato, como eficaz en su oficio, compartía cierto aire fresco de independencia intelectual junto a Oscar Hurtado --un buen amigo-- y Edmundo Desnoes, ilustres repatriados siempre tan levemente problemáticos como obedientes funcionarios de un gobierno al que amaban y temían.
Que hayan usado las instituciones del Estado para proyectos propios, pero beneficio común no parece ser pecado condenable, como que se mencione lo sexual resulta inevitable en un epitafio honesto a este hombre.
Descanse en paz el niño que fue Pablo Armando Fernández.
Usted siempre tan decente con los indecentes ... Es cierto que no era un hijo de Lina ... la isla siempre ha sido un infierno ...