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Religión

Sacerdote Alberto Reyes: 'Ahora mi esperanza en una Cuba diferente es mucho mayor'

'Me sentía particularmente molesto cuando alguien me decía que aquí no hay nada que hacer o esto no cambiará nunca', confiesa a DIARIO DE CUBA.

Miami
El sacerdote católico cubano Alberto Reyes.
El sacerdote católico cubano Alberto Reyes. Diario de Cuba

Aunque nunca se esperó el levantamiento popular del 11 de julio, la solidaridad de decenas de miles de cubanos por las ciudades del mundo no le resultó una sorpresa al sacerdote católico Alberto Reyes, de Camagüey.

Dice de sí mismo que él es solo un sacerdote rural, pero su pensamiento escrito se ha regado entre coterráneos desde que publicó en su perfil de Facebook las "Crónicas del Noroeste".

Sobre su parecer en relación con las protestas que se extendieron por todo el país y otros temas que tocan las fibras sociales, Reyes, de visita por estos días en Miami, conversó con DIARIO DE CUBA.

¿Qué piensa usted que responderá un estudiante del futuro cuando le pidan en un examen explicar tres causas que conllevaron a las protestas?

Si la Historia se cuenta bien, creo que lo primero que responderá un estudiante del futuro será que el pueblo se cansó de la falta de libertad, de la falta de oportunidades, del sometimiento a una dictadura. Es cierto que la escasez, la precariedad de la vida y la falta generalizada de medicamentos, agravada por la presencia del Covid-19, han sido factores colaterales importantes, pero no son la causa primaria de las protestas.

Usted, que fue testigo presencial, ¿qué sentimientos tenía antes de esa fecha? ¿Cambiaron luego?

Antes de esa fecha para mí era evidente que Cuba estaba sobre un polvorín y que "algo" tenía que pasar, pero nunca imaginé un levantamiento popular de tal magnitud como ocurrió el 11 de julio.

Siempre he tenido esperanza en un cambio social en Cuba, y me sentía particularmente molesto cuando alguien me decía "aquí no hay nada que hacer" o "esto no cambiará nunca". Ahora mi esperanza en una Cuba diferente es mucho mayor.

Varios pastores, tanto católicos como protestantes, están detenidos o esperando un juicio por acompañar al pueblo que salió a la calle. ¿Estaban ellos en el lugar correcto?

Por supuesto que estaban en el lugar correcto, porque la función de un pastor es acompañar a su pueblo y luchar por el bienestar de su pueblo y por todo lo que lo ayude a construir mejor el Reino de Dios, y en ese sentido, la libertad es un factor esencial. Y el pueblo salió a las calles a reclamar su libertad.

Recientemente, un pastor jubilado de las Asambleas de Dios en Cuba que reside ahora en la Florida y que ocupó cargos a nivel nacional, Félix Pérez, pidió perdón por haber enseñado una falsa teología de silencio y sumisión. ¿Cree que la postura de la Iglesia cubana respecto de la política pública está cambiando? ¿Por qué?

La Iglesia cubana está integrada por cubanos; por tanto, del mismo modo que en el cubano ha habido durante tanto tiempo mucho miedo y mucha ceguera, también esto es algo que hemos vivido como Iglesia en mayor o menor medida.

El hecho de creer en Cristo y conocer el Evangelio ciertamente ayuda a tener una visión diferente, pero el Evangelio no nos cambia por arte de magia, el Evangelio va fecundando e iluminando poco a poco la vida de las personas. Y del mismo modo que nuestro pueblo ha ido despertando, unos antes y otros después, así también ha ido despertando la Iglesia, unos antes, otros después.

El relator especial de Naciones Unidas sobre la Libertad de Religión o de Creencias, Dr. Ahmed Shaheed, ha solicitado visitar Cuba y La Habana lo ha ignorado. A su juicio, ¿cuáles son las principales violaciones a la libertad religiosa en el país?

El Cuba hay libertad para celebrar la fe dentro de los templos, y cada persona puede practicar la religión que prefiera, pero la libertad religiosa no se limita a eso.

En Cuba el Estado pone límites a la expresión religiosa, sobre todo en el área pública, y trata de controlar su práctica, para lo cual incluso ha creado un organismo que es la Oficina de Asuntos Religiosos. Pero además, en Cuba se bloquea el acceso de la religión a la esfera social. La presencia de la Iglesia es nula o mínima en sectores como la educación, la salud, los medios de comunicación social, los eventos culturales, y se le suelen poner trabas incluso en la posibilidad de ayudar a sectores vulnerables y desfavorecidos como los ancianos o los damnificados por desastres naturales.

En Cuba no es posible que los padres puedan escoger la educación que quieren para sus hijos, y es muy difícil la transmisión de información religiosa de forma libre y masiva que contribuya a la promoción, desde la fe, de valores esenciales para el ser humano.

Después de la "Crónicas del Noroeste", ha estado usted escribiendo sobre doctrina social de la Iglesia, ¿cómo influyen estos temas en unas fibras sociales tan lastimadas como las de Cuba?

No es posible predecir ni el alcance ni la influencia de un escrito. Creo que escribir es como sembrar; uno tira la semilla y esa semilla nunca se sabe dónde caerá ni qué frutos dará.

Mi objetivo es ayudar a pensar, ayudar a las personas a tomar conciencia de su dignidad, de su propio valor; ayudar, en definitiva, a existir, desde la perspectiva de la fe que mueve mi vida, y que me hace creer firmemente en un Dios que ama a sus hijos, que quiere que todos se salven, y que quiere que sus hijos puedan vivir cada vez más en plenitud y felicidad.

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3 comentarios

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Muy atinadas las opiniones de este cura. Ojalá, otros del gremio pensaran y actuaran como él. La Iglesia católica en Cuba se fue replegando mucho. Años atrás era más osada.

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Lady Ccodrile__Los tiempos son otros y crece una nueva generación de sacerdotes mucho más comprometidos socialmente, porque conocen el monstruo porque han vivido en sus entrañas.

Gran padre católico.