Cuando el pasado 19 de octubre el sitio oficial del Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP) divulgó que 1.519 mujeres, de las 3.748 registradas con cáncer de mama en 2018, habían fallecido, no esclareció las causas de tan alto índice de mortalidad.
Es decir, en tan solo un año el 40,5% de las cubanas registradas con este tipo de cáncer murieron. La nota publicada por el MINSAP aseguró que en la Isla el 75% de estas pacientes son diagnosticadas en la etapa temprana. Que el 25% sea descubierto en fases avanzadas es alarmante y disminuye las posibilidades de un control más efectivo la patología.
Julia (nombre cambiado a petición de la fuente) es una habanera que teme revelar su identidad —al igual que otras consultadas— por razones que parecen increíbles en un país que se vanagloria de la excelencia en los servicios de salud: que sus tratamientos se vean afectados como represalia por sus declaraciones.
"En cada sesión de quimioterapia siempre falta alguna de nosotras", dice Julia, visiblemente afectada, refiriéndose a las mujeres que van muriendo.
"A muchas de nosotras nos responsabilizaron de tener cáncer en etapas tan tardías, porque incumplimos con el auto examen de mama. Te hacen sentir que tú tienes la culpa de que no te hayan descubierto antes la enfermedad, y de tu muerte inminente; así que te cohíbes de protestar si el tratamiento o los ciclos se interrumpen porque ellos te están salvando la vida que tú pusiste en riesgo", añadió Julia, quien además está en tratamiento psiquiátrico.
Perder su matrimonio, sentirse una mujer incompleta y frágil, más la sensación de una culpabilidad que no le corresponde asumir, terminaron por marginar a una mujer en la plenitud de su vida. Julia tiene 40 años de edad, es técnica en farmacéutica y solo tiene como consuelo a sus dos hijos adolescentes que, según afirma, "han sido fuertes por mí".
La propia publicación del MINSAP admitió que la estrategia de control de cáncer de mama en el país está basada "en la educación y la promoción, lo que permite el conocimiento de los factores de riesgo personales y el auto cuidado".
Responsabilizar a las pacientes de estar en ese 25% de diagnósticos tardíos, además de una praxis extendida, empuja a estas mujeres a problemas psicológicos que inciden negativamente en su calidad de vida. De esa manera, se evaden las verdaderas causas de porqué no son tan altas las cifras divulgadas por el MINSAP.
El investigador y doctor en Ciencias Biológicas Ariel Ruiz Urquiola decidió invertir parte de su tiempo en la investigación del cáncer de mama cuando a su hermana, Omara Isabel, le fue diagnosticado este padecimiento en 2005.
"De ese año no queda una (de las pacientes) viva en el INOR, excepto Omara. Todas con mejor pronóstico de sobrevida que Omara: a lo sumo nueve meses. Todas con acceso a las terapias involucradas en la norma cubana de cáncer de mama", recordó Ruiz Urquiola, quien recientemente expuso un conjunto de posibles causas de tan alto índice de mortalidad de este padecimiento.
"En primer lugar, confiar en un pronóstico profesional de sobrevida basado en estadísticas médicas que no responden a una medicina personalizada como debe ser en el cáncer, y más aún el de mama, que puede tener un fuerte componente de herencia familiar".
La desactualización de la norma cubana en el tratamiento del cáncer de mama, "carente de todo tipo de argumento bioquímico para sostener, como mínimo, el tratamiento de la enfermedad más allá de lo descripto en el propio prospecto de cada medicamento", fue otro de los cuestionamientos de Ruiz Urquiola.
Leticia, diagnosticada con cáncer de mama hace más de cinco años, coincidió con otra de las causalidades señaladas por Ruiz Urquiola: la falta de coraje de los familiares para enfrentar las barreras de la burocracia médica contra de las terapias no concebidas dentro de la norma de oncología cubana.
"Una tiene que aceptar sin chistar lo que digan los doctores, aunque sospeches o veas que algo no está del todo bien en el tratamiento", concordó Leticia, ama de casa de 43 años de edad, madre de tres hijos y divorciada un año después de habérsele detectado el cáncer de mama.
"A pesar de que personalmente tienes que velar por tu dieta alimenticia y cumplir con rigor el tratamiento, sientes que empeoras cada vez que los medicamentos se pierden o interrumpes el ciclo de terapias", explicó Leticia. "Ese terreno que pierdes no se recupera, sino que es tiempo de menos en tu esperanza de vida".
Lo peor, señaló Leticia, "es cuando te echan en cara el costo de la terapia", y tener que aceptar la justificación de que no hay dinero para la compra del medicamento, o que este se agotó y hay que esperar a un nuevo surtido en fecha incierta.
El bioquímico Oscar Antonio Casanella, quien trabajó 12 años en el Instituto de Oncología y Radiobiología (INOR) como investigador del cáncer, señaló el impacto económico negativo que tiene diagnosticar tardíamente cualquier tipo de tumor maligno.
"Mientras más avanzado esté el cáncer, más costoso es su tratamiento. Es por eso que la mejor alternativa es incluir en los servicios de salud un plan enfocado específicamente en la detección del cáncer en sus primeras etapas", advirtió Casanella.
Entre los tratamientos específicos contra el cáncer se encuentran la terapia biológica y la inmunoterapia. Aunque ambas son costosas, son más efectivas.
"La primera son moléculas creadas en la industria biofarmacéutica que son específicas para los tumores. Y la inmunoterapia, que es más costosa, es la tecnología del hibridoma que permite producir anticuerpos monoclonales. Sin embargo, hay países de los llamados subdesarrollados que incluyen en sus sistemas de salud la aplicación de anticuerpos monoclonales", explicó Casanella.
En referencia al alto índice de mortalidad por cáncer de mama en Cuba, convino igualmente Casanella en que no aplicar un esquema de tipificación molecular del tipo de cáncer, para afinar con éxito el tratamiento contra la enfermedad, y no disponer de un esquema de diagnóstico temprano y certero con seguimiento, es otra causa.
Asimismo, señaló otro factor: "las limitadas posibilidades de acceder a las bases internacionales de datos y, por ende, a bibliografía", donde terapeutas, pacientes, acompañantes puedan actualizarse sobre las nuevas metodologías y sobre las alternativas "para elegir las mejores variantes terapéuticas".
Aunque Amanda también perdió su matrimonio poco más de un año después de confirmarse que padecía cáncer de mama, en 2012, cree que la atención a su padecimiento ha sido buena. Aun así, tampoco quiso ser identificada.
"Creo que todavía estoy viva gracias a la atención médica. En mi caso nunca me ha faltado el medicamento ni he tenido que ver interrumpido mis ciclos de terapia", afirmó Amanda mientras, con naturalidad, confesó que varias "compañeras de enfermedad" son "recíprocas" con la atención que reciben.
"Los médicos son humanos y, como todos los cubanos, tienen carencias… no veo mal que sean reciprocados", añadió refiriéndose a otra de las prácticas negativas que se advierten, desde hace años, en los servicios de salud en la Isla: los regalos materiales que en no pocos casos podrían comprometer el quehacer profesional de los médicos y favorecer a unos pacientes frente a otros.
Según las estadísticas oficiales de acceso público, el cáncer es la segunda causa de muerte en la Isla, y en específico el cáncer de mama ocupa el primer lugar de incidencia. El Anuario Estadístico de Salud reflejó que 50.134 personas fallecieron a causa de tumores malignos en el bienio 2017-2018. De esa cifra, en igual período, 21.237 fueron mujeres y 3.111 de ellas murieron por cáncer de mama.
Pirque tu madre de 90 años no da leche?
Fidel declaro a cuba potencia medica por sus santos huevos. Que potencia medica es esa que ninguno de sus medicos o investigadores ha sido nominado a un nobel?
El sistema de salud cubano es una estafa.
¿Quién en ese país supervisa y/o controla el nivel de exposición de los cubanos a los compuestos cancerígenos? ¿En que concentración y diversidad están estos presentes en los alimentos o el agua que ingieren, en el aire que respiran? ¿Cómo evitar allí que un desalmado o ignorante no prepare un desodorante, una comida o una bebida, etc., con compuestos nocivos para la salud? Respuesta a la pregunta Nro. 1: nadie. Respuesta a la pregunta Nro. 2: no se sabe. Respuesta a la pregunta Nro. 3: allá eso es imposible.
Controlar el nivel de exposición de los cubanos a los compuestos cancerígenos? Pero si hasta no hace mucho las personas se consideraban de suerte si lograban conseguir un par de tejas de asbesto. En los 90s, en USA, se retiraron todas las tejas de asbesto. Los trabajadores que hacían el trabajo de retirarlas tenían todos los medios de protección: traje, botas, máscara respiratoria y espejuelos. Cada teja se envasaba, se sellaba y se llevaba finalmente a basureros especializados en residuos tóxicos. Tengo entendido que en Cuba ya no se fabrican las tejas de asbesto pero las que están instaladas ahi siguen. Bastante pocos casos de cáncer hay en la isla.
Ah, y se me olvida, donde vivo no se le fuma a uno en la cara. Está prohibido en centros de trabajo, uno tiene el derecho de denunciar el second-hand smoking y esas denuncias se respetan. A nadie se le fumiga la casa con sustancias cancerígenas como las de Cuba contra los mosquitos, los alimentos traen impreso lo que contienen y uno puede escoger qué come. El enfoque es en Cuba NO existe un régimen que se preocupe efectivamente por la salud de sus ciudadanos, punto.
Y si te vas un poquito mas al sur Ana, todos los planes de seguro incluyen pruebas de diagnostico con cobertura total, no por humanismo, sino porque al seguro le es mas barato el diagnostico y el tratamiento temprano, que un tratamiento para fases avanzadas y ahi ves que incluso en el capitalismo despiadado, funcionan las cosas.
En cuba a ningun dirigente de la salud le importa el tema.
""Mientras más avanzado esté el cáncer, más costoso es su tratamiento. Es por eso que la mejor alternativa es incluir en los servicios de salud un plan enfocado específicamente en la detección del cáncer en sus primeras etapas". Pero eso es cierto, muy cierto, machaconería del régimen aparte. En un país como Canadá, donde vivo y la salud pública es gratuita, la prevención del cáncer de mama es puntillosa por parte de los médicos de familia. La gran diferencia con Cuba es que los pacientes son libres de hacerle caso al médico, los aparatos para esos exámenes funcionan, los tratamientos son efectivos, hay buena alimentación, y una amputación de mama no se ve como estigma porque hay diversas maneras de enfrentar la secuela del post operatorio, aparte de que del cáncer se habla sin misterio, como de cualquier enfermedad. Cuba es un país del cuarto mundo y bajo un régimen totalitario. Ya basta del cuento de la "potencia médica", que es verde y se la comió una chiva.