No son pocos los que ya observan con suspicacia la demora de las autoridades cubanas en comenzar el proceso de reapertura de ciertos servicios públicos, máxime si consideramos que la pandemia del coronavirus parece ir en retroceso en la Isla. Es como si Díaz-Canel y compañía trataran de ganar tiempo en aras de afrontar los males que sobrevendrán tras la emergencia sanitaria.
Por lo pronto la paralización del transporte público, esa medida que tanto molesta al cubano de a pie, debe de haberle reportado al Gobierno un ahorro sustancial de combustible, algo que mucho aprecia el castrismo en este momento, cuando —¡quién lo iba a decir!—, su aliado Maduro necesita que le envíen petróleo para sobrevivir.
Otro filón que el Gobierno le ha extraído a la pandemia se relaciona con los empleos generados con motivo del enfrentamiento al coronavirus. Porque últimamente el desempleo en Cuba no es nada despreciable. Según cifras oficiales, antes de la pandemia había en la Isla unos 30.024 trabajadores interruptos (eufemismo al que se recurre para no hablar de desempleo).
Y, por supuesto, esa situación tendía a agravarse con el cierre de los hoteles y otros centros turísticos, y también con la paralización de actividades en empresas y unidades presupuestadas como parte de las medidas de aislamiento social.
Fue entonces cuando Díaz-Canel y compañía decidieron reubicar a sus interruptos. Trabajadores del turismo limpian las salas de los hospitales donde permanecen ingresados los pacientes de la pandemia; otros actúan como mensajeros-vendedores de comida a domicilio; mientras que obreros de algunas industrias se dedican a confeccionar nasobucos. Ah, y los de menos suerte han debido marchar a la agricultura con tal de no morirse de hambre.
Sin embargo, una vez desaparecido el coronavirus no habrá más ingresados por la enfermedad, ya no repartirán comidas a domicilio, no habrá necesidad de los nasobucos, y es poco probable que la agricultura pueda asimilar toda esa mano de obra interrupta. Sobre todo si consideramos que los gobernantes aspiran a una agricultura eficiente.
Lo anterior en medio de un contexto en el que, de momento, no se espera una rápida recuperación de la actividad turística, y por tanto el país no podrá contar con su principal fuente de ingresos y, en consecuencia, tampoco podrá importar las materias primas necesarias para echar a andar muchas industrias nacionales.
Sin dudas un sombrío panorama que no pudo ser eludido por el periódico oficialista Trabajadores cuando, en su edición de este lunes 25 de mayo trató el tema de la reubicación laboral de los trabajadores interruptos. El artículo titulado "Insuficiencias y desafíos" concluyó de la siguiente manera: "Hoy las labores relacionadas con el enfrentamiento al Covid-19 se han convertido en fuente de empleo; sin embargo, habrá que pensar con luz larga, porque cuando disminuya el impacto de la pandemia continuarán existiendo las interrupciones laborales y habrá que buscar otras vías de reubicación para preservar la fuerza laboral".
Solo nos quedaría desentrañar a qué se refiere el articulista cuando recurre a esa "luz larga que posibilite encontrar otras vías de reubicación". A algunos es posible que esa luz larga los traslade a los años 90 del pasado siglo, cuando la crisis del "Periodo Especial" obligó a las autoridades a abrir el diapasón del trabajo por cuenta propia con tal de asimilar la mano de obra que el Estado debió despedir.
Sin embargo, el momento no es muy propicio para que alguien se vea estimulado a emprender un negocio particular. La cacería de brujas —tan publicitada por los medios de difusión oficialistas— contra todo aquel propietario que posea un inventario superior al aceptado por las autoridades, una especie de Ofensiva Revolucionaria como la de 1968, mantiene en un temor constante a los actores no estatales de la economía.
Ah, y hay que recomendarle al señor Díaz-Canel que se baje de las nubes y ponga los pies sobre la tierra. Porque hasta las guaraperas que él tanto ensalza con vistas a mitigar el hambre de los cubanos, han sido cerradas por el miedo de sus propietarios.
¡¿Interruptos...?! ¡¡SIN TRABAJO!!
Si no liberan la agricultura y la ganaderia los cubanos se comeran unos a otros la delincuencia crecera a tal punto que tendran que encerrarse en sus casas con doble reja de hierro.Ya no se puede confiar ni en la policia que estan peor que los delincuentes,,,,
Y los nasobucos para los guardias PA´CUANDO,
claro no se multan ellos mismos.
Nota: en este blog está el racista que hace ola
La imagen no es de una cola, más bien pareciera de una actividad Yoruba que está siendo organizada y los polis están presentes para decomisar el gallo o gallina que aparezca.
Eso mismo yo iba a preguntar, nunca me he considerado racista, pero coño esta foto parece tomada en Africa, tremenda negrá, esto es de pi.......queridos amiguitos.............
Miren a los policias de donde vienen...
¿Esa foto es de Haití o Kenia...?
desgraciadamente los negros en Cuba siempre han sido los mas perjudicados economicamente, tambien los que con mas ahinco compraron las mentiras de igualdad y desarrollo que les hizo patillas, junto al miedo a USA. Entonces los blancos se piraron, o estan en vias de hacerlo y los negros, cada vez mas hundidos en la miseria, se multiplican como en cualquier pais del 3er mundo, kenya, haiti, etc.