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Opinión

La libertad como moneda de cambio

'Democratizar y romper la dependencia de la política exterior de otros Estados es la única manera de avanzar hacia nuestras libertades'.

Madrid
Una calle de La Habana.
Una calle de La Habana. Diario de Cuba

Desde 1898 otros negocian por nosotros en nuestro nombre. Bajo esos procedimientos vinimos al mundo como nación, y a partir de 1959 se afinaron las tácticas (o se pervirtieron) para que desde el poder se negociara con otros nuestro destino como pueblo, en nombre del pueblo.

Para mal, nunca hemos sido tenidos en cuenta. Porque si en principio no deberían utilizarse la libertad y los derechos de un pueblo como moneda de cambio para conseguir relaciones de buena vecindad, desde el principio esa ha sido una práctica fatídicamente normalizada para conseguir la libertad de cubanos y cubanas valientes. Es como un modus vivendi para lograr una paz tensa entre Cuba y el mundo occidental, al que pertenece.

Desde el intercambio, en 1961, de guerreros de la libertad por compotas, pasando por la liberación de 3.000 presos políticos (1979), el Mariel y el éxodo de 1994, la liberación en 2011 de los presos de la llamada Primavera Negra, aquellos de 2015, 2019 y ahora 2025, la verdad política ha sido la de que nuestra libertad agónica, la que tiene que ver con nuestros derechos, ha sido una gestión entre los que tienen y han tenido poder sobre nosotros. Dicha gestión se hace y ha hecho en nuestro nombre, pero nuestras vidas no nos pertenecen.

La Revolución cubana, la del uso totalitario de nuestro nombre, incapaz de llevar adelante la gobernanza de un país, ha depauperado nuestra nación, atándonos. Se han extremado por eso la dictadura y la dependencia del exterior. Se nos ha impuesto una doble cadena. No somos los conductores de nuestro destino. De ahí la rabia, la que produce la impotencia por el juego doloso con nuestra suerte, nuestros derechos, nuestras libertades.

¿Cómo voltear esta terrible ecuación, este hasta ahora triste final? Con política. Sin épica no hay libertad, pero sin política no hay democracia, que es la envoltura institucional de nuestros derechos y nuestras libertades. Y la política es poder, capacidad y posibilidad de y para negociar.

Así fue cuando los Pactos de la Moncloa, en 1977, en España; en marzo de 1979, cuando se selló la paz entre Egipto e Israel; en 1989, en Polonia, desde el momento en el que el general Wojciech Jaruzelski y el líder de Solidaridad, Lech Walesa, se estrecharon la mano; y así está ocurriendo ahora entre Israel y Hamás. Son unos pocos ejemplos, en conflictos duros, de que se negocia cuando se tiene poder y de que el poder negocia.

Para nosotros este entendimiento es vital, porque está en juego la necesidad de sacudirnos la doble cadena de la dictadura y la dependencia exterior. De que el poder siga decidiendo por nosotros.

Es por eso que, junto a mis colegas del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, creo que nuestro punto de partida en relación con los derechos y las libertades pasa por el proyecto de Ley de Amnistía y Despenalización del Disenso. Por aquí satisfacemos dos asuntos fundamentales: la participación de la ciudadanía y la soberanía de la impostergable conversación sobre derechos humanos.

Democratizar y romper la dependencia de la política exterior de otros Estados es la única manera de avanzar hacia nuestras libertades.

El Gobierno cubano debe romper sus propias cadenas y entender que el futuro de una Cuba próspera se basa en la alianza y el entendimiento de todos los ciudadanos en su conjunto. Luchar contra los molinos de viento no es la solución.

La concesión de licencia extrapenal, un aparente gesto de magnanimidad, denota más debilidad que fortaleza. No es fuerte quien negocia la excarcelación de sus propios ciudadanos a cambio de concesiones de política exterior totalmente reversibles cuando no son políticas de Estado. Y, por supuesto, un gobierno débil nunca es recomendable. Tiene siempre la tentación de la conducta errática.

Si la política y la negociación son parte indisoluble de los posibles avances democráticos y de derechos humanos, estoy obligada a hacer lo que hago. A poner por delante mi agradecimiento a todos aquellos que han participado en la posible excarcelación de tantos presos inocentes en Cuba. Hay que liberarlos a todos. La vida humana es sagrada, y como tal hay que entenderla, respetarla y protegerla.

A mis compatriotas les pido: hagamos que en Cuba se vuelva a recuperar la luz, el bienestar y la alegría. Está en nuestras manos que la libertad no siga siendo en Cuba moneda de cambio.

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7 comentarios

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El terrorismo está en en ADN del castrismo. Ese régimen fue, es y será siendo terrorista hasta que una invasión de EEUU lo desaparezca.

En una mesa de negociación no caben 1O millones de personas por lo cual sus tesis están fuera de contexto. No se trata de despenalizar el disenso ni invitar al Castrofascismo a negociar. Con los regímenes de " tipos duros " el único lenguaje que entienden es el de la presión, pero no externa, sino la de un Comité de Salvación Nacional salido de un gran consenso de todo el país, como producto de una rebelión masiva y aplastante y cuyo único punto de negociación sea: salida del poder de Candy la Salá, El Trabuco, el grupo de Jeques y Sultanes de la Franja de Gaesa, y la Familia Real, así como las modalidades de esta salida y los plazos en que se efectuarán y punto. Con esta gentuza no hay que negociar propiedades ni bienes porque todo lo que tienen es mal habido y malversado al Estado Cubano, teniendo en cuenta que Cuba y el Estado Cubano es de todos . Todo lo demás es bla, bla,bla, y aeh aeh aeh la chambelona!!!

2 viejitos ya decrépitos y uno de ellos un papa comunista sacaron a Cuba de la lista negra del terrorismo, pero un presidente con huevos y con sesos volverá a poner a Cuba en esa lista negra.

Regímenes como el de Cuba no entienden del blablablá de las negociaciones, sino del "prapraprá" de las ametralladoras.

Ud es de los que aun creen en el cuento de la enmienda platt blablabla. Los 56años de Republica trajeron progresos al Pais y a la Nacion independiente del Gobierno de turno.
A los biranos solo le interesan su permanencia en el poder y como chulos nos han vendido como putas a las potencias de turno para que los mantengan.
Siga creyendo que la calabaza es carne. Quien a buen arbol se arrime buena sombra la cobija.

¡Totalmente de acuerdo!

(Pero eso de "Luchar contra los molinos de viento no es la solución" díganselo a Trump. 😀😀😀)

Profile picture for user Ana J. Faya

Hasta hoy, ese ha sido el sentir de todo cubano que no acepta las componendas del régimen. Muy bien dicho por Larrinaga.