El conjunto arquitectónico de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (CUJAE) es ya Monumento Nacional y casi nadie lo sabe. Reconocida como tal el pasado 3 de diciembre por el Consejo de Ministros, la noticia ha tenido muy poca repercusión pese a la importancia que guarda su nueva condición.
Con ella se reconocen legalmente los valores patrimoniales de una de las principales obras construidas en la década del 60, hito de la arquitectura moderna cubana revolucionaria, continuadora de la estética seguida por otros relevantes campus latinoamericanos como las Ciudades Universitarias de México (1950-1952) y Caracas (1952-1954), ambas Patrimonio Cultural de la Humanidad; así como por el primer campus moderno cubano, la Universidad Central de Las Villas (1952), Monumento Nacional desde 2009.
Esta condición patrimonial también protege a la CUJAE, y eso es fundamental. Aunque en el contexto actual no signifique, lamentablemente, que recibirá los recursos necesarios para una adecuada restauración, como sería meritorio a una obra de carácter excepcional; ni que siempre se consulte a la Dirección de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura ante cualquier intervención sobre ella y su zona de amortiguamiento. No obstante, ahora la ley la ampara, solo hay que hacerla valer y reclamar la responsabilidad que ha adquirido el Estado en su salvaguarda.
Esto vale para todos los Monumentos Nacionales, Locales y Zonas de Protección del país, muchos de los cuales están en lamentables condiciones y riesgo de pérdida, debido a la falta de recursos asignados y a la deficiente gestión patrimonial gubernamental. La precaria situación que presentan arranca a veces en el desconocimiento de su categoría y condicionantes. Actualmente, no existe ningún sitio oficial que refleje la relación completa de todos los monumentos declarados en Cuba, y mucho menos se han hecho públicos los expedientes donde leer el por qué han sido registrados como tal, qué es exactamente lo reconocido y el grado de protección que tiene. No puede quedar en una tarja el único indicativo o referencia a una condición de este tipo.
Mírese la web de la UNESCO y se verá cuán positivo resulta la disponibilidad de los expedientes de las obras declaradas. Ellos son una fuente de información especializada fundamental, resumen de la historia, localización, delimitación, características esenciales, criterio de valores e incluso de los planes y objetivos de la gestión patrimonial.
La CUJAE, que aún hoy no tiene su tarja develada porque el ministro de Cultura no ha comparecido, es ya Monumento Nacional. La prensa escrita ha comentado sobre todo la gala del 60 aniversario en el Teatro Karl Marx, porque fueron el presidente del Gobierno y el comandante Ramiro Valdés. La declaratoria, motivo mayor de celebración en el presente aniversario, ha quedado soslayada y mencionada junto al ron que le dedicó Havana Club y el documental que le hizo la televisión cubana.
Pero, ¿qué ha sido declarado Monumento Nacional en este inmenso campus de aproximadamente 640.529 metros cuadrados, inaugurado el 2 de diciembre de1964 y que hoy cuenta con 82 edificios? Específicamente, se ha denominado la zona más antigua, construida entre 1961 y 1965, donde se ubican los edificios docentes del campus principal. Esto incluye: la escalinata de la calle 114; las facultades de Arquitectura, Ingeniería Química, Industrial, Civil, Telecomunicaciones, Electrónica, Automática y Biomédica, que albergan la Biblioteca Central; el edificio del Rectorado, su salida al parqueo y la calle CECAT. En el conjunto se integra el Teatro Central, terminado dos décadas más tarde pero incluido en el proyecto constructivo original.
Su entorno, circunscrito entre las calles Batey del Central, 114, la del borde del micro —continuación de la Ciclovía en sentido contrario a la CUJAE—, la carretera Almendares y la Unidad de Cooperación Médica, constituye su zona de amortiguamiento. Esta categoría posibilita monitorizar y controlar las obras que en él pueda realizarse para que no afecten desde el punto de vista ambiental y paisajístico el bien patrimonial.
Ya había comentado en otro artículo las magníficas cualidades de este conjunto arquitectónico docente, construido con un sistema muy novedoso en Cuba (slift-slab), que significó un reto para los operarios de entonces y que diestramente supo aprovechar el equipo de arquitectos e ingenieros liderado por Humberto Alonso y luego por Fernando Salinas, y el ingeniero estructural Esmildo Marín. Así, uno de los primeros valores reconocidos de la CUJAE es el tecnológico, dado el inusual sistema constructivo empleado.
Desde el punto de vista arquitectónico, estas losas alzadas ofrecieron gran flexibilidad para la distribución de los espacios interiores y en los cierres de las fachadas, que con creatividad emplearon el hormigón celular, el ladrillo y la carpintería de madera y aluminio. El regodeo compositivo en las texturas y colores de los materiales y la expresividad de los elementos estructurales e instalaciones a vista, le confieren el acento brutalista que define esta obra, pionera en el contexto cubano.
Su otro acierto fue el diseño integrado de los espacios exteriores y los inmuebles. Se aprovecharon las irregularidades del terreno y el diseño de jardines y terrazas para crear corredores de circulación, espacios de reunión, de descanso y aparcamientos. En esta zona, interior y exterior fluyen entre jardines, escalinatas, galerías y plantas bajas libres, creando rutas naturales que conectan todo el campus.
Hoy la CUJAE conserva una alta integridad de sus principales componentes, y gracias a ello recibe su condición monumental. A pesar del deterioro, los edificios no han sufrido modificaciones significativas y la función original permanece. También se conserva el mobiliario urbano y el diseño de jardines, con predominio del arbolado seleccionado para crear ambientes peculiares y confortables en torno a los inmuebles, arbustos para cierres visuales, y cespederas y plantas trepadoras que colorean laderas y áreas comunes.
En el diseño ambiental de este conjunto edilicio se han incorporado varias obras de arte que suman valor artístico al complejo e identifican espacios. Ellas son: los murales cerámicos a José Antonio Echeverría y Julio Antonio Mella, de Teresita Gómez Vallejo en el exterior del Rectorado; el mural de Raúl Martínez, Por el mañana, en la planta baja de la facultad de Ingeniería Química; la escultura cinética de Alexander Calder, en el interior de la facultad de Arquitectura; la escultura El Relámpago, de José Antonio Díaz Peláez en el parque Ampere; los guardacantones de cerámica del Teatro Central, de Agustín Villafaña; la escultura del Grupo Terracota 4 en los jardines del Rectorado; y el memorial a José Antonio Echeverría en la entrada principal, proyectado por los arquitectos Sergio Ferro y Emilio Escobar. Tiene además cuadros de Orlando Hernández Llanes y Carlos Trillo.
Como conjunto universitario habría que pormenorizar su valor histórico y social, el conjunto de bienes muebles y colecciones, fondos documentales asociados a su trayectoria docente, el impacto de su labor formadora e investigativa en más de medio siglo, las tradiciones asociadas al estudiantado, la relevancia de su claustro, entre otros aspectos que singularizan el patrimonio educativo y suman valores al bien.
Esto puede considerarse una carencia de la presente declaratoria, más focalizada en valorizar el conjunto construido. Será necesario en lo adelante, incorporar una visión más completa del patrimonio educativo cujaeño. No obstante, ser Monumento Nacional es un merecido reconocimiento para la politécnica habanera y para el preterido patrimonio del Movimiento Moderno cubano.
El monumento nacional real es el basurero que se encuentra al fondo, con su ave, nacional tambien, la tinosa, volando con su gracia de siempre. Lo mas comico de este engendro es que se haya hecho en memoria de un estudiante de arquitectura y la construccion este en el medio del campo. En algun momento, los estudiantes de arquitectura de la cujae colgaron un cartel gigante en el edificio de la falcutad que ponia "SE PERMUTA" , pa que fue aquello...
A finales de los 80, mientras estudiaba en la CUJAE, decidieron retomar al construcción de uno de aquellos edificios que llevaban años abandonados, con las columnas erguidas y la primera de las losas que serían alzadas casi oculta entre la hierba que crecía libre entre los espacios vacíos de la estructura de hormigón.
Para izarla usaban unos tiradores que se colocaban en los extremos de cada columna y que iban elevando la losa lentamente, usando las columnas como apoyo y guía. Pues en el proceso de izado algo falló y la losa se vino abajo, triturando en el acto a dos obreros. Pocos días después las obras fueron retomadas.
En los primeros meses del 59 la FEU llevo a cabo una colecta pública para costear los fondos de lo que seria la CUJAE. Si bien la UNESCO puede haber financiado en parte la construcción de esas instalaciones, también se hizo una recolección popular de fondos. Recuerdo la maqueta frente a uno de los edificios de la UH. La imagen de Jose Antonio Echeverría, sus acciones el 13 de Marzo del 57, y el hecho de que había sido estudiante de arquitectura sirvieron a este propósito.
Hola Ana, mi nombre es Joe Abreu y actualmente estudio arquitectura en la CUJAE.
Desde hacer algunos años estoy realizando una investigación sobre la Universidad y estaría muy agradecido con usted si pudiera hacerle algunas consultas relacionadas con lo que menciona en el comentario.
Puede escribirme a mi correo electrónico [email protected]
Muchas gracias de antemano y que tenga buenos dias.
Señor Abreu, de esa colecta para la construcción de la CUJAE solo recuerdo lo que escribí aquí. No estuve vinculada a la colecta porque apenas tenía entonces 12 años. Es más, nunca fui a la CUJAE, ni tengo idea de cómo es. Le agradezco su interés en contactarme, pero no creo que pueda serle de más ayuda. Gracias de nuevo y tenga un buen día.
Si Sra Ana, usted tiene razón, según tengo entendido la UNESCO hizo aportes considerables al financiamiento de la CUJAE, pero no era el financiamiento total del proyecto. Cuando yo estudié allí, en un laboratorio, ya no recuerdo si era de física o de química, un profesor auxiliar nos hizo el comentario de porqué el laboratorio estaba inconcluso en su equipamiento y nos dijo que la razón fue que este organismo no estaba dispuesto a financiar cátedras militares en universidades civiles. Gracias por su aclaración.
La UNESCO estaba dispuesta a terminar las obras de la CUJAE. Pero como siempre Castro I no quiso ceder en el asunto de la educación militar y la UNESCO lo dejó colgado. Mi padre fue profesor de Física en aquella CUJAE inicial y eso lo oi en casa muchas veces.
Tiene usted razón, no hay ninguna contradicción. Solo quise hacer ese comentario porque recuerdo nítidamente esa colecta.
Quisiera poder recordar con nostalgia mis 5 años de estudio en ese recinto. Excepto el recuerdo de muchos buenos profesores que aún quedaban en aquel entonces (1976-1981) y otros no tanto, mis vivencias en ese lugar son más negativas, pues me vienen a la mente las dificultades con el transporte, las broncas en la cola de la ruta 101 y el hambre que pasamos los días de doble sesión por educación física, laboratorios o la peor de todas, preparación militar. En Puerto Rico, donde viví 18 años, todos los colegas que conocí guardaban gratos recuerdos de sus Alma Mater, incluyendo a mis dos hijos, desgraciadamente yo no atesoro los mismos recuerdos.
El proyecto de la CUJAE, fue financiado en sus inicios por la UNESCO, pero este financiamiento fue retirado, cuando implementaron la cátedra militar, quedando inconclusas algunas obras, incluyendo entre ellas muchos laboratorios.
Lo que llama la atención de estas noticias es su irrelevancia. ¿A quién le puede interesar que este conjunto arquitectónico, además sin ninguna gracia estética, sea momnumento nacional? Si tiene un mérito, es que allí se graduaron miles de profesionales cubanos, pero eso lo hacen todas las universidades del mundo. No entiendo. .
Como uno de los "civiles" graduados en la CUJAE, siempre me llamó la atención el sistema constructivo de la facultad. Había una zona donde los trabajos nunca se terminaron, y ahí quedaba una de esas losas gigantes del proyecto original. Alguien me contó que la idea era que llegara desde el central hasta la avenida Boyeros, donde está la facultad de Eléctrica.
A mí me tocó la CUJAE del período especial, así que ya se imaginarán... Todavía había buenos profesores, de esos que marcaban la diferencia, pero las dificultades eran enormes. Recuerdo que ni agua para tomar había. Por eso, fui contando los días hasta graduarme.
No voy a negar lo que significó esa etapa en mi vida, pero, siendo sincero, no me interesa volver ni participar en nada relacionado. Es una mezcla de nostalgia y realidad que prefiero dejar como un recuerdo.