La economía cubana continúa deteriorándose mientras quienes gobiernan continúan sin ofrecer solución alguna. Y la decadencia no es solo la del concreto derrumbándose sobre transeúntes desorientados, asfalto ahuecándose en calles disputadas por recién importados autos de lujo y tarecos de los años 50, o metales que se oxidan en fábricas silenciadas. La decrepitud es, además, moral y psicológica y está en los asaltos a mano armada, en el "resolver" obligado de cada día, en el maltrato recibido en cualquier sitio al que se llegue como cliente, paciente o ciudadano.
La insondable incapacidad del Partido-Gobierno para enderezar la isla torcida —torcida por ellos— es difícil de comprender, pero sin dudas, esta desesperante e irresponsable inmovilidad cuando el país está al borde del colapso humanitario, es resultado de una mezcla letal de ideología de izquierdas y egoísmos humanos. Da asco verlos ahí, como gusanos, alimentándose de la descomposición de una nación entera, impávidos, accionando lo mínimo necesario para mantener la poltrona mientras a su alrededor todo se degrada, haciéndose cada vez más difícil reconstruirlo. Tan difícil que empezar de cero pareciera mejor opción.
Aunque las calles y edificios de Cuba no están tan demolidos —aún— como los de Alemania en 1945, nuestra devastación aunque más sutil, ha sido más insidiosa durante estos 65 años de castrismo, porque la dimensión física de esta desgracia se repara relativamente rápido cuando hayan recursos disponibles, pero el alma de la ciudadanía, que es lo más valioso y dañado, es mucho más difícil de rescatar.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes sufrieron enormes pérdidas materiales y humanas pero mantuvieron su memoria y voluntad productiva, esa empresarialidad individual les valió para, como sociedad, recuperarse velozmente bajo condiciones propicias. Sin embargo, seis décadas de castrismo no solo han dejado una Cuba como bombardeada, sino además, cicatrices profundas en el intento de borrar su espíritu emprendedor, la han traumatizado de muchas formas.
Así, convirtieron un pueblo de empresarios de talla mundial y de modestos pero prósperos bodegueros y quincalleros, en una sociedad envidiosa que desprecia al negociante, al "bisnero", al mipymero, y abraza la costumbre impuesta de depender de Papá Estado y Mamá Emigración.
Es lógico, entonces, argüir que reconstruir esta Cuba será bastante más complejo y costoso que lo que fue reconstruir a Alemania. Además, desalienta que, tras casi 40 años tras la reunificación alemana, siga habiendo enormes diferencias económicas y sociales entre las zonas que permanecieron capitalistas, y aquellas regiones que sufrieron el totalitarismo rojo. Lo que nos indica que los efectos del marxismo y su mentalidad antiempresarial son extremadamente difíciles de superar y, probablemente, ya Cuba, al menos durante largas décadas, no logrará ser el país que sería si no le hubiese caído comején al piano.
Y es que las expropiaciones durante toda la década del 60, eliminando puntillosamente la actividad económica privada, tuvo efectos telúricos aún hoy perceptibles.
Cuando "el cliente siempre tiene la razón" quedó obsoleto, las empresas dejaron de estar orientadas hacia los consumidores pues la demanda ya no guiaba a una producción. Ahora es regida por "cálculos" de arrogantes burócratas que se imaginaron capaces de organizar a la sociedad desde sus oficinas climatizadas.
La planificación centralizada intentó (aún sigue intentándolo) suplantar los mecanismos económicos basados en el uso del dinero como herramienta de coordinación de tiempo, oferta y demanda, con el resultado de un consumidor ahora tan pobre que no ejerce demanda alguna, y una oferta gris, mecánica, basada en aplacar malamente las necesidades de los cubanos con los medios más baratos posibles, como a animales en una granja.
Más daño hizo la planificación centralizada en Cuba que toda la flota de B-17 vomitando explosivos sobre Alemania. Esa equivocada y dañina concepción estatalista hace que la reconstrucción de la economía cubana deba ir mucho más allá del capital invertido, para incluir dimensiones como la inteligencia productiva y comercial, algo que dependerá esencialmente del despertar de una empresa privada libre para implantar incentivos de todo tipo.
Más daño hizo el Che en Cuba, estigmatizando los incentivos materiales y sustituyéndolos por diplomas y demás "estímulos" morales, que el Ejército Rojo entre Kursk y Berlín.
Se impone una transición mental que supere esas ideas socializantes tan de moda en círculos ilustrados que odian al capitalismo, inconscientes de que su intelectualoide especie solo es viable cuando la prosperidad creada por el sistema que tanto denostan permite que tantos se dediquen a elucubrar ideas en vez de a arar el campo.
En defintiva, el éxito de la reconstrucción de Cuba dependerá del éxito de la reconstrucción de su espíritu liberal, individualista, emprendedor. Dependerá de cuánto seamos capaces de desintoxicarnos de las taras mentales con las que el castrismo ha infectado varias generaciones. En esa transición, una campaña retórica bien estructurada será fundamental en la batalla ideológica que tendrá lugar en el país, cuando se inserte la Isla en un mundo socialdemócrata que tenemos que tener como objetivo lejano, pero no como camino a seguir.
Como dijo Friedman, se ha de copiar "lo que los países ricos hicieron para hacerse ricos, no lo que están haciendo ahora que ya lo son". Y eso significa, en esencia, Estado pequeño y libertad de comercio.
"Las sociedades con un Estado de derecho deficiente e instituciones que explotan a la población no generan crecimiento ni cambios para mejor"...de la declaración del Comite Nobel, ayer en Estocolmo al designar a los ganadores del premio Nobel de Economía 2024.
Perdonen mi pesimismo pero en la situación actual yo veo para Cuba, sin una transición bajo control militar local o foráneo, un futuro más cercano a El Salvador pre Bukele, en un país hecho tierra es más comun se imponga la ley del más fuerte que el raciocinio y el orden.
Gracias al duo Jorge A. Sanguinetty - Rafaela Cruz por esta entrega.
La clave esta dicha "hay que empezar de cero" y para mi incluye al Cubano actual deformado por la dictadura de la familia castro.
Excelente artículo de Sanguinetty, como nos tiene acostumbrados. Es curioso que un no-cubano, vea las cosas más claras que nosotros mismos. El tema, desde luego, es redundante, rayano en lo aburrido, pero los cubanos no renunciamos a la Cuba que cada cual tiene en algún rincón de su cerebro. Insisto en que Cuba ya no existe como nación, sino en el recuerdo de los cubanos. Lo que se hace llamar Cuba, por las razones expuestas en este artículo, ha muerto. Las generaciones “formadas” por la Revolución se han envilecido, y ello explica que en lugar de cambios positivos, uno aprecia más miseria moral, material, y un éxodo imparable. Creo que los encargados de la “continuidad”, son malas personas, deshonestas, ambiciosas y crueles. Viven en medio de ridículos privilegios mientras el pueblo sigue sufriendo. Sanguinetty los caracteriza: “Da asco verlos ahí, como gusanos, alimentándose de la descomposición de una nación entera”. No tienen perdón, sinceramente.
Porque dice Ud que es un no-cubano?.
Jorge nacio en La Habana, como joven economista trabajo en la Juceplan hasta 1966 donde conocio de cerca la vileza de la "economia centralizada". En 1967 emigro a New York con su familia.
Por cierto un buen comentario.
Pues lo dije por ignorancia. Siempre había pensado que este señor era hijo del ex presidente Sanguinetty, de Uruguay. Tampoco me percaté de que Rafaela Cruz, o quien quiera que sea, era co-autora de este artículo. Lo siento. Gracias.
No minimizo el daño al desarrollo de un país que un sistema económico socialista impone, mucho menos cuando en Cuba bajo Fidel Castro en el 68 se llegó a una radicalización tal que ni siquiera era comparable con países socialistas europeos, como Hungría o Polonia. Pienso que la "desesperante e irresponsable inmovilidad de hoy" se debe más al "egoísmo" que los autores mencionan que a una ideología, llamémosla de izquierda. El PCC es nada hoy. Es la veladora del poder solo en papeles, no decide nada y nunca ha propuesto algo que no haya estado decidido de antemano por los Castro. (¿Acaso la construcción de hoteles fue una propuesta del PCC? Solo un ejemplo) Es egoísmo por los negocios que mantienen y no quieren perder, como GAESA; egoísmo también porque los de la cúpula del poder, esos nonagenarios ya encabezados por Raúl Castro, temen perder sus vidas cuando otros asuman el poder. Con esa inmovilidad van garantizando su sobrevivencia; tras de ellos vendrá "el diluvio"..
Gracias a ambos por el excelente analisis. En este sentido habra muchas cosas que aprender, copiar y aplicar con estricto apego al sentido comun y en algunos mometos apuntando al menor de los males por el bien comun como logica necesaria en la reconstruccion del pais. El tema seria; producir, libre mercado y de comercio, favorecer la meritocracia, combatir la corrupcion (ver ejemplo de Singapur), respeto a la propiedad privada, fuerte seguridad ciudadana, sistema judicial independiente y profesional, revision y anulacion de leyes y resoluciones y cuanta mierda emitiera el actual gobierno y hacer funcional el estado, aplicar motosierra a las instituciones parasitas afines del castro-comunismo (cero Oficoda, FMC, PCC, CTC, FAR, DTI, prensa y TV mamalones del gobierno, etc) Refundar instituciones como policia, fuerzas armadas y sistemas de salud profesionales, privatizar tanto como sea necesario, industrias, servicios basicos (agua, electricidad, transporte) Es mucho por hacer.
Siempre he dicho, que el mayor reto que tendrá una Cuba después de Castros no será la restauración económica precisamente, sino el problema social. Encaminar la economía de una zona de desastre, como es la Cuba actual, es indudablemente un gran desafío, pero se podrá solucionar en unos pocos años. La destruccion es tanta, que la más mínima inversión que se haga, será notable favorablemente, casi de inmediato, cuando algo tan simple, como comer pan no dependa de la magra cuota que te quieran asignar. Una vez que existan garantías para la inversión, las mejoras de todo tipo, comenzarán a verse.
Problema mucho más complejo, será cambiar la mentalidad de mantenidos, vagancia y delictiva en la que se ha educado esa población. La normalidad de vivir del robo, la vemos en gran parte de la nueva ola de inmigrantes, aún en un país que trabajando, se puede salir adelante, decentemente. El daño antropológico y lo que se vaya transmitiendo de él, es bien complejo de eliminar.
Le doy la razón en cuanto al daño que la sociedad ha experimentado. Pienso que una vez establecidas las instituciones correspondientes a un Estado de derecho, sus fuerzas de orden público, una real sociedad civil y las instituciones inherentes a una democracia y economía de mercado, todo ello sentará las pautas para el comportamiento de la ciudadanía. Es un reto, pero factible.
Las causas históricas del robo de las libertades cubanas por el Fascismo Castrista no hay que buscarlas, en los de abajo sino en la burguesía nacional cubana retrógrada e inculta que nunca supo que la distribución de las oportunidades y el respeto irrestricto a la ley son las bases del desarrollo económico y social. Nos ha costado 65 años entenderlo y
todavía hay quien no lo entiende y cree en serio que la proliferación anarquica del negocio para un grupo es desarrollo. El ejemplo más claro de esto es la Franja de Gaesa, intentando apropiarse de los activos de la republica para una Cuba Post Castro.
De acuerdo con su valoración sobre la burguesía cubana, que yo ampliaría a las élites en general. Élites herederas del legado histórico e ideológico del independentismo cubano donde la violencia, las armas y el caudillo siempre prevalecieron frente a la civilidad y el imperio.de la Ley. Y ese es el germen de la nación cubana, luego abortada.
No encuentro sea feliz la comparación de los restos de una Alemania post nazi, ni aun excluyendo la parte que quedó bajo el protectorado soviético, con una Cuba Post Castro ni siquiera por aproximacion. Alemania históricamente a sido el puntero del desarrollo científico técnico, económico, de las artes y la filosofía en la Europa continental, Inglaterra en su condición de Isla y cuna de la Revolución Industrial, es punto y aparte. Pero si Adolfo Hitler no hubiera sido tan estúpido y un visionario de verdad Alemania nunca se hubiera metido en el trajín de la dominación mundial por una raza. En este punto nos podemos preguntar donde estaría hoy Alemania y Europa sin esa guerra Por lo que no hay puntos de comparacion reales entre ambas. Con todo lo que digan Cuba A C. ( Antes del Castrofascismo) Era una Isla a medio construir con grandes problemas de distribución y alcance a la riqueza un grupito que lo tenía todo, al lado de una mayoría que era extremadamente desprovista.
No había una mayoría extremadamente desprovista, no insista en propagar tal infundio. Cualquier cubano con trabajo tenía sus necesidades cubiertas y los índices socioeconómicos eran superiores a la mayoría del mundo de entonces. Claro que había pobreza y desigualdades, ¿dónde no? En el mismo EEUU, en Europa.
Todos los estudios serios al respecto, por no hablar de la memoria transmitida de nuestros padres y abuelos y hasta de foreros aquí presentes, indican que Cuba AC era un país de ingresos y desarrollo socioeconómico medio- alto con una amplia y creciente clase media y una clase trabajadora capaz de mantener y educar adecuadamente a sus hijos. Los cubanos vivían más y morían menos que prácticamente todo el planeta y su nivel de alfabetismo superaba toda Asia, África, Latam excepto tres países del cono sur y buena parte de Europa. No parece un país de mayorías desprovistas. No en balde el país era imán de inmigrantes de todo el mundo.
Estimado Arrechavaleta:
En Cuba y toda la América Latina las burguesías nacionales no están interesadas ni nunca estuvieron interesadas en crear una clase media que es la locomotora del desarrollo. O UD. Se cree que el apoyo total del Fascismo Castrista era solo de pobres, La Habana no es Cuba, Cuba al triunfo del Castrofascismo tenía los mismos problemas que tienen hoy Honduras y Guatemala Cuba tenía cierto grado especialmente en las ciudades cierto grado de buen pasar pero la clase media no era la mayoría .
Le doy la razón en la comparación con Alemania. Esta era una de las culturas más poderosas de Europa, con un desarrollo que 4 ó 5 años de guerra aunque devastadores, no pudieron borrar. Discrepo de sus tres últimas líneas. Cuba era un país imperfecto, sí; en pleno desarrollo, dividido en clases sociales, sí; pero el cubano trabajador, asalariado, sin propiedades, sin pertenecer a una clase media, alcanzaba a tener sus necesidades básicas satisfechas, léase, comida, vivienda, agua y electricidad, educación y acceso a servicios de salud. Los ejemplos sobran.
Totalmente de acuerdo.
triplicado, sorry.
No hay problema. Gracias por el comentario.
Vale, su acotación es una forma de ver las cosas y un punto de vista diferente .
Ensayo que suscita reflexiones polémicas, de ahí su valor exegético. ¿Por qué posponer ciertas equidades del proyecto socialdemócrata?