Vladimir Ilich Lenin llegó a Rusia desde el exilio con el propósito de tomar el poder e instaurar una dictadura totalitaria que fuese eterna. Lenin Moreno asumió la presidencia de Ecuador en mayo de 2017 con el propósito de desandar el camino que su predecesor Rafael Correa había ya avanzado en el desmontaje de las instituciones democráticas.
Este otro Lenin, a casi un siglo exacto de la toma del poder por los bolcheviques, quería restituir el Estado de derecho. Pero en este mes de octubre enfrenta una conspiración para abrir espacio a la restauración autoritaria. No es un drama social local. Las verdaderas fuerzas en juego son regionales y manipulan hábilmente para su beneficio las protestas de diversos sectores sociales que se han visto afectados por la subida del precio del combustible.
Desde los acuerdos alcanzados en marzo pasado con varias instituciones financieras internacionales, entre ellas el FMI, era sabido que el Gobierno ecuatoriano se disponía a recortar o suprimir subsidios que provocarían aumentos de precios y protestas populares. No por gusto Correa visitó Venezuela y La Habana días antes de que se produjesen las esperadas protestas. En Cuba fue recibido por el mismísimo Raúl Castro, como si aún fuese jefe de Estado y no un prófugo de la justicia ecuatoriana.
Detrás de los agentes provocadores que dieron un giro violento a estas protestas indígenas (siempre masivas pero empleando esencialmente tacticas no violentas) está Cubazuela, sean conscientes de ello o no los manifestantes.
Cubazuela y el cambio de régimen
El Eje La Habana-Caracas sí cree en la estrategia de provocar cambios de régimen. Castro y Maduro saben muy bien que el lenguaje políticamente correcto de procurar la convocatoria a diálogos, evocar salidas negociadas, o condenar toda interferencia externa y amenaza del posible uso de la fuerza, son lindezas para el doublespeak orwelliano de exportación.
Su estrategia de post Guerra Fría pasa por el conflicto permanente —junto a todos sus aliados internacionales de similar catadura— contra los estados de derecho de las repúblicas democráticas. Un conflicto que se expresa, tanto en el campo militar como político y social, en un nuevo tipo de guerra multiforme y asimétrica. Para ello ya no está casado con una sola fórmula de cambio guerrillera, sino se emplea a fondo en diversas estrategias que combinan la lucha ideológica, política, la manipulación de los movimientos sociales y la economía ilícita como método de financiación
No es la Guerra Fría, del mismo modo que Putin no es Stalin aunque sea un asesino. La transición que realizaron algunos países no fue hacia la democracia liberal como profetizaba Francis Fukuyama, sino hacia un nuevo régimen: el Estado mafioso. La "gran mutación" se realizó desde el ADN totalitario hacia el Estado criminal. Para entender lo que sucede se necesita construir un nuevo paradigma de conflicto global que explique las múltiples maneras en que hoy se enfrentan coaliciones del crimen internacional organizado —el cual se ha apropiado de las instituciones en sus respectivos estados para beneficio propio— contra sociedades abiertas con estados democráticos de derecho.
El desafío para la seguridad y estabilidad regionales no se resuelve cambiando los nombres de altos funcionarios en La Habana o Caracas, o logrando que bajo presión inicien reformas de mercado que permitan ciertas mejoras en la cotidianidad de la población. La naturaleza y lógica de esos regímenes está asociada a la visión expansiva de su política exterior. La "revolución" no se exporta solo con divisiones militares, sino también con el reclutamiento y entrenamiento de agitadores sociales en sectores claves.
A guisa de ejemplo, vale recordar que no es casual que durante décadas La Habana acogiera de forma regular un foro regional anual de educadores y sindicalistas del ramo donde los servicios de inteligencia cubanos identificaban potenciales agentes de influencia que luego reclutaban y entrenaban, además de la labor con ese propósito también desarrollada por los funcionarios del antiguo Departamento de América que posteriormente integraron el de Relaciones Internacionales del Comité Central.
La seguridad regional no se alcanza con discursos
La estabilidad, seguridad y paz regionales solo las podrá garantizar un cambio definitivo de régimen en la Isla y Venezuela, no un cambio en la composición del Gobierno ni una flexibilización de ciertas políticas.
Las elites de poder de Cubazuela no se sostienen por medio de la economía formal hoy asediada por las sanciones económicas. Sus ingresos provienen de la economía ilícita.
Los riesgos que conllevaría cortar esas fuentes de ingresos no están libres de costos. Pero deben compararse con los que supondría ignorar esta amenaza regional y contentarse con escuchar discursos políticos correctos en foros internacionales.
Del mismo modo que el uso de la fuerza no supone una intervención militar masiva, la convivencia con Cubazuela demuestra que tampoco es pacífica.
Lenin Moreno debe identificar y sancionar a los agentes provocadores de Correa y Cubazuela sin por ello dejar de negociar las legítimas protestas populares por las medidas de austeridad que su Gobierno ha decretado.
La clase política regional comprometida con sociedades abiertas, democráticas y de derecho tiene que actuar de manera decisiva y dejar a un lado su timorata actitud ante Cubazuela en esta coyuntura. Los políticos estadounidenses —hoy polarizados y obsesionados por guerras partidistas— debieran también comprender que la región de América Latina y el Caribe, regímenes totalitarios incluidos, seguirá su curso, para bien y para mal, sin esperar por ellos.
Es un tremendo error de apreciación histórica en este momento desconocer la presencia efectiva y directa de provocadores 'internacionalistas' que responden a una dirección bien articulada orquestada desde La Habana en complicidad con los extremistas de izquierda dispersos por toda la América y pagados por el régimen sucio de Maduro. Ignorar ésto es desconocer la naturaleza criminal anti-norteamericana de estos regímenes totalitarios.
Ya han salido noticias sobre la "asesoría" que Rafael Correa le está brindando al régimen de Maduro y sobre su trabajo con "Russia Today". Dice que estuvo en Venezuela una semana porque "falló una reunión". Lenín Moreno ya denunció abiertamente la participación de Caracas en estas revueltas, ¿por qué no menciona a Cuba? No tengo una respuesta. Pero de lo que estoy segura es de que Maduro y Correa no se lanzan en esa movida en Ecuador sin conocimiento, asesoría y participación de La Habana tras bambalinas. El régimen de Castro II y su Designado Presidente desesperadamente necesitan fuertes aliados en la región y Moreno es un estorbo.
Querida Ana, el comunismo y el engendro bastardo de fidel-raul no precisa de aliados. Aliados tienen los Estados Unidos, Japón, Alemania y las democracias normales.
El comunismo es un monstruo de dominio y control: el campo socialista era una metrópoli en moscu con gobiernos satélites tributando migajas económicas a un sistema inoperante que generaba miseria y necesidades crecientes.
De esta misma manera Cuba aspira a ser cabeza de un sistema comunista con gobiernos satélites ideológicos, fíjese que venezuela era un gigante en América, pero era la Habana quien daba las órdenes. De esa manera si Argentina, México, o ahora Ecuador entran en la comparsa irán desmontando sus sistemas democráticos en un proceso en el que quedaran sumisos a las decisiones del castrismo -o sus remanentes- y seguirá no 60, sino 120 años. Recuerde que los delirios del marxismo eran llegar a una sociedad comunista futura a siglos de distancia. Si no paran a Raúl ahora, para allá se encamina la america latina
Quisiera exponer otra hilo del artículo que se queda suelto: el ponente termina diciendo que la situación no va a esperar a los políticos norteamericanos.
Es un gigantesco error por parte de USA no tomar cartas en el asunto y por una especie de "vergüenza politica" no hacer nada contundente en Venezuela o en Cuba. Raúl o sus descendientes pueden perpetuar el sistema y armar un "campo socialista II" en América. El ejemplo de Ecuador nos da la medida de cuanto han perfeccionado sus métodos desde las guerrillas de los años 60. Son brillantes en la injerencia y el control de los sistemas políticos extranjeros. Con esas armas forman ese "campo socialista ver 2" y les pueden poner las cosas bien feas a USA aquí en su mismo backyard. Tienen la anuencia de Putin, China y atrás van a venir los iraníes y todos los enemigos del mundo occidental democrático.
Estoy seguro de que esto, o algo muy parecido estaba en los sueños de Fidel Castro. A Raúl le encantaría dejarle ese legado -
a su familia. Todo en el socialismo conspira en esto. El sistema socialista tiene todos los triggers sociales y políticos para convertirse en imperio mundial. Ellos han tenido 60 años para perfeccionar lo que aprendieron de la URSS.
Los brillantes asesores de inteligencia USA no han reparado en esto. Ya subestimaron a la inteligencia cubana y el G2 creció y se perfeccionó en parte gracias a esto. Raúl va a dominar América si no lo paran y continúan subestimando su potencial de control y dominio.
Muy buen artículo, creo que describe muy bien el panorama político actual de buena parte de nuestro mundo.