El peso cubano recupera terreno al dólar, ¿qué está pasando?

El 2 de octubre último el dólar alcanzó la cota de 200 pesos cubanos (CUP), estabilizándose allí unos pocos días para, recientemente, comenzar a ceder valor. Este 15 de octubre se cotizaba a 195 pesos, según el informe diario de la publicación independiente El Toque.

La gran pregunta es si finalmente el peso tocó fondo, después de que, solo en septiembre pasado, se depreciara un 30% frente a la moneda estadounidense, en lo que probablemente sea la mayor devaluación de mercado de su historia.

Entre las causas de semejante hundimiento está lo que genéricamente puede englobarse como poca confianza de los cubanos en la gestión macroeconómica del Gobierno castrista: PIB menguante —diga lo que diga el ministro de Economía—, turismo imperceptible, inflación galopante (principalmente en alimentos), déficit fiscal descontrolado, crecimiento vertiginoso de M1 (dinero circulante más depósitos a la vista), y una escasez que alcanza incluso las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC). Todo empuja a que se recurra al dólar cada vez más como verdadero dinero.

También, por supuesto, en esta histórica devaluación jugó un rol fundamental la especulación basada en la expectativa de que el CUP seguiría depreciándose —por los desequilibrios antes descritos—. Había que deshacerse de tantos como fuese posible antes de que valiesen menos.

Pero por especulación no hay que entender el intento de extraer réditos de la fluctuación del valor de las divisas, algo que, efectuado en masa, se torna profecía autocumplida y genera "artificialmente" el aumento de precio que pronosticaba. Aquí, especulación debe entenderse como previsión, como autoprotección tras los efectos inflacionarios del anuncio en televisión del ministro de Economía, Alejandro Gil, el pasado agosto, advirtiendo que el Gobierno extraería divisas del mercado cambiario… había que comprar muchos dólares antes de que el señor Gil volviese a abrir la boca.

Siendo estas las causas de fondo de que el peso valga una fracción de lo que valía antes del ordenamiento monetario, ¿por qué el dólar llegó a 200 y se detuvo? ¿Cambiaron esas causas?

Con una interesante metodología, El Toque mide, además del valor, la demanda de la moneda americana, encontrando que en los últimos días esa demanda cayó, como es lógico, correlacionando con el frenazo que dio el dólar al llegar a los 200. Pero medir la caída en la demanda es medir el síntoma, no explica la causa de tal retraimiento en la compra de dólares.

En un exhaustivo artículo, el Dr. Pavel Vidal hace un análisis muy acertado sobre los aspectos fundamentales del tipo de cambio en Cuba, y concluye afirmando: "Hay que prepararse, pues, para más cambios súbitos en el mercado informal de divisas (…), por encima o por debajo de 200". Es decir, con prudencia científica, declara no saber qué pasará con el tipo de cambio.

Sin embargo, ese análisis no tomó suficientemente en cuenta un importante sesgo sicológico: el efecto "dígito a la izquierda", que una vez agregado sí permite pronosticar la evolución del dólar.

Este conocido sesgo describe cómo el primer dígito afecta de manera desproporcionada nuestra percepción de los precios, y es la razón, por ejemplo, para que algunos comercios etiqueten con el molesto .99, pues la demanda aumenta mucho cuando una mercancía en vez de 30, cuesta 29.99… así de irracionales somos.

Evidencia concreta de la incidencia de este sesgo en el mercado cambiario la encontramos en el historial de tipos de cambio. Vemos que el dólar tardó poco más de un mes en pasar de 65 a 100 pesos, para luego permanecer mes y medio estancado en esa cifra sin razones económicas reales para ello. El 100 ejerció el efecto "dígito a la izquierda".

En aquel momento, algunos pronosticaron que el tipo de cambio de equilibrio estaría cercano a 80; mientras, desde DIARIO DE CUBA pronosticamos que en un año el dólar superaría los 200 pesos, lo que terminó siendo una previsión conservadora, aunque acertada.

Mientras el dólar se acercaba a los 200 pesos, muchos cubanos volvieron a sentir que estaba muy caro, y a la vez previeron que otros creerían lo mismo en una aplicación burda de la "teoría de la mente" —como yo pienso, sé que tú piensas—, con lo que consideraron que era mejor esperar a ver qué pasaba. Ese efecto sicológico es lo que mejor explica la circunstancial inhibición de la demanda y su efecto en la caída de valor del dólar, ya que los fundamentos macroeconómicos reales que sustentan oferta y demanda siguen siendo tan desastrosos como hace un mes atrás.

Las ansias de emigrar no hacen más que aumentar; el Gobierno sigue extrayendo divisas del mercado cambiario; las MIPYMES, desesperadas, buscan dólares para importar; las mulas están ganando en organización; y la mínima oferta de bienes existente está disponible solo en MLC o dólares, así que, presumiblemente, como mismo pasó cuando se llegó a 100 pesos, habrá ahora un estancamiento alrededor de los 200 pesos por el impacto sicológico de la cifra. Pero dentro de algún tiempo, cuando la realidad se imponga, asistiremos a otra devaluación acelerada del peso cubano.