El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, informó el miércoles 5 de febrero, tras reunirse con el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, que su país aceptará a migrantes de otras nacionalidades que sean deportados de Estados Unidos.
Bajo el acuerdo de "tercer país seguro" anunciado por Arévalo, los deportados serían devueltos a sus países de origen a expensas de Estados Unidos.
"Acordamos aumentar en un 40% el número de vuelos de personas deportadas, tanto de retornados connacionales como de deportados de otras nacionalidades, para su ulterior repatriación", dijo el presidente guatemalteco, junto a Rubio, según el reporte de la agencia de noticias AFP.
La lucha contra la inmigración ilegal, una prioridad de la Administración Trump, ha sido el principal foco de atención del primer viaje al extranjero de Rubio como máximo diplomático estadounidense, una gira por cinco países de América Central.
Arévalo, sociólogo y exdiplomático nacido en el exilio tras un golpe de Estado respaldado por Washington en 1954, es hijo de un expresidente y logró una sorprendente victoria electoral en 2023 con la bandera de lucha contra la corrupción en uno de los países más pobres de la región.
El Gobierno de Arévalo "en dos semanas ha resultado ser un aliado extraordinario particularmente en ayudarnos a lidiar con temas migratorios", dijo Mauricio Claver-Carone, enviado especial de Estados Unidos para América Latina.
Guatemala es una de las mayores fuentes de migración a Estados Unidos, tras décadas de pobreza, violencia e inestabilidad política. Según la Cancillería guatemalteca, unos 3,2 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos, cientos de miles de ellos de forma irregular.
El martes último, el presidente de El Salvador ofreció a Estados Unidos un acuerdo similar, pero más amplio, que incluía una oferta para aceptar a ciudadanos estadounidenses encarcelados en Estados Unidos por delitos violentos.
"Hemos ofrecido a Estados Unidos la oportunidad de tercerizar parte de su sistema penitenciario. Estamos dispuestos a recibir únicamente a criminales condenados (incluyendo ciudadanos estadounidenses condenados) en nuestra mega prisión (Cecot) a cambio de una tarifa", dijo el presidente salvadoreño, Nayib Bukele.
"La tarifa sería relativamente baja para Estados Unidos, pero significativa para nosotros, haciendo que todo nuestro sistema penitenciario sea sostenible", aseguró.
El presidente salvadoreño decidió "aceptar para deportación de cualquier extranjero ilegal en Estados Unidos que sea un criminal de cualquier nacionalidad", como los de la pandilla MS-13, de El Salvador, Honduras y Guatemala, y el Tren de Aragua, de Venezuela, afirmó Rubio.
En el caso de Guatemala, "no ha habido ninguna discusión" sobre incluir a criminales condenados entre los deportados, aclaró Arévalo tras su reunión con Rubio.