En la historia latinoamericana de los golpes de Estado, lo ocurrido este 26 de junio en Bolivia tendrá una mención especial. Incluso quienes condenaron tajantemente los sucesos no dudan en calificar de "farsa" lo que tuvo lugar en el centro de La Paz en lo que ha sido un fallido golpe de Estado, cuyo objetivo genera diversas interpretaciones.
Los golpes de Estado y asonadas militares son parte sustantiva de la historia contemporánea de Bolivia; sin embargo los hechos que encabezó el destituido comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, además de provocar zozobra dentro del país andino y una rápida condena internacional, ha terminado por sembrar de dudas e interrogantes en el escenario político boliviano, dentro del cual por largos meses se viene asistiendo a una lucha por el poder entre el actual mandatario Luis Arce, electo en 2020, y el expresidente Evo Morales, quien ejerció largamente la jefatura de Estado entre 2006 y 2019.
Arce, quien fue ministro de Economía de Morales y su colaborador de confianza, y el exmandatario protagonizan una lucha intestina por el control del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), sabiendo ambos que ese partido es la principal fuerza política en Bolivia y que quien termine siendo el candidato tendrá prácticamente asegurada la victoria en las elecciones presidenciales de 2025.
La tarde de este 26 de junio, Arce fue el primero en denunciar un intento de golpe de Estado en el país andino. En su mensaje señaló que había "una movilización irregular" de "algunas unidades" del Ejército Boliviano. El expresidente, en tanto, denunció abiertamente un golpe de Estado.
Este 25 de junio, un día antes de los sucesos, el general Zúñiga sostuvo que Morales estaba impedido constitucionalmente de ser candidato y que sus uniformados lo detendrían en caso de que se presentara como candidato. Zúñiga fue destituido después de esta declaración claramente política que se sumó a otra que había hecho el día lunes.
"Los tanques en la Plaza Murillo (centro de La Paz) terminaron siendo una especie de farsa que podría haber derivado en tragedia, en un clima político crecientemente deteriorado por las disputas en el interior del MAS, hoy fracturado en dos alas: evistas y arcistas", sintetizó el analista político Pablo Stefanoni.
Director de la revista Nueva Sociedad, en Buenos Aires, Stefanoni es un referente de izquierda que de inmediato condenó la acción castrense, pero luego en su análisis posterior introduce la imagen de una farsa en torno a lo ocurrido en las calles de La Paz este 26 de junio.
La tesis de la farsa, que defienden otros analistas y observadores, comenzó a cobrar fuerza tras lo señalado por el general, quien al ser arrestado de forma serena sostuvo que su actuación formaba parte de una estrategia política acordada con Arce, en aras de enaltecer al presidente, quien atraviesa un momento crítico en materia de opinión pública, en medio de una crisis financiera y de acceso a las divisas en Bolivia.
"Bastantes indicios dan cuenta de que Bolivia acaba de vivir un nuevo falso positivo golpista", comentó a DIARIO DE CUBA el periodista y académico Erick Torrico, desde La Paz, una vez que cesaron las acciones militares.
Además de las imágenes de una tanqueta militar destruyendo la entrada del Palacio Presidencial en La Paz, otro hecho recibió mucha atención y fue una suerte de contrapunto entre Arce y Zúñiga, en el cual simbólicamente el presidente boliviano sale triunfador ante el militar golpista. Un factor que no puede soslayarse es la falta de apoyo de otros destacamentos militares del país para quien fuera el comandante del Ejército.
En las redes sociales, entre bolivianos dentro y fuera del país, ha circulado un meme que de forma irónica dice que Arce se ha ganado el premio Oscar de Hollywood al guión adaptado, por los recientes sucesos. No pocos bolivianos sostienen que la investigación sobre estos sucesos debe incluir el papel del presidente.
"Acabamos de ver la obra de teatro 'autogolpe suave' y ahora volvemos a la normalidad que incluye crisis económica, escasez de dólares, subida de precios", aseveró a DIARIO DE CUBA el consultor político Andrés Gómez Vela.
Gómez Vela sostiene que algún tipo de relación se tejió, previamente, entre Arce y el general Zúñiga, quien fue nombrado por el presidente como comandante del Ejército pese a haber ocupado el puesto 48 de su promoción, lo cual habría sido motivo suficiente para haberlo descartado para tal posición de mando dentro de las Fuerzas Armadas.
"Luego de su vuelta al país en diciembre de 2020 de la mano de Luis Arce, el candidato elegido por Morales desde su exilio en Argentina, las relaciones entre el expresidente y su ministro de Economía durante más de una década se desgastaron rápidamente y terminaron en una disputa abierta por el poder", sintetiza Stefanoni el telón de fondo que marca la dinámica política boliviana por al menos un par de años y cuya tensión crece en la medida en que se acercan las elecciones presidenciales.
Con una oposición seriamente debilitada y fragmentada, el control del oficialista MAS es la verdadera disputa del poder en Bolivia. Sin embargo, desde el propio partido de izquierdas algunas voces advierten —como es el caso del exvicepresidente Álvaro García Linera— que una división y la presentación de dos candidaturas, tanto Arce en busca de la reelección como Morales en su intento de volver al poder, sí podrían abrir una brecha que favorezca a los factores de oposición.
Pidámosle a Dios que EEUU vuelva a ser el policía del mundo.
Una puesta en escena socialista, bastante trillada pero siempre efectiva porque genera eco de repulsa entre los despistados e indiferentes del occidente democrático, y especialmente en los narco estados latinoamericanos sostenidos por legiones de tontos (i)nutiles.
El problema de Bolivia, Perú, Ecuador.......es que el paso de Los cuatro jinetes del Apocalipsis los dejó torulatos, nunca han podido recuperarse.
Pues si fuera cierto, Arce se dió un tiro en el pie y favoreció a Morales. Mi duda es cómo el general confiesa tan rápido algo tan delicado, sabiendo que una historia así favorecería a Morales.