Las elecciones presidenciales de Venezuela del 28 de julio se han convertido en una suerte de puzzle para armar, teniendo a tres países claves del continente dentro del juego. Brasil y Colombia han deslizado la tesis de que si Nicolás Maduro pierde las elecciones no se le persiga, y EEUU sorpresivamente ha regresado a la política de sanciones para presionar por unas elecciones libres.
Los anuncios que coincidieron este miércoles 17, por un lado, abren puerta por sugerencia de aliados del chavismo como son los presidentes Gustavo Petro (Colombia) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), para que Maduro tenga garantizada su seguridad después de una derrota electoral; junto a la reactivación de Washington para exigir que sí haya elecciones con libre participación de oposición, usando la herramienta de las sanciones contra la industria petrolífera y gasífera de Venezuela.
La combinación de todo hace prever a analistas que la comunidad democrática hemisférica no permanecerá impasible, observando desde la distancia lo que ocurra en Venezuela, con las elecciones presidenciales en las cuales Nicolás Maduro es el candidato del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
El gobernante, quien literalmente heredó el poder de un agonizante Hugo Chávez en diciembre de 2012 y que ha estado en dos elecciones presidenciales con resultados discutidos (2013) y no reconocidos por la comunidad internacional (2018), aspira a permanecer en la jefatura de Estado hasta 2030, pese a que todas las encuestas reflejan un rechazo de 80% y una base de apoyo, gracias entre otras cosas al control social, en torno al 20%.
La gran favorita es la líder conservadora María Corina Machado, quien ha sido inhabilitada pese a tener un respaldo según sondeos superior al 70% de intención de voto. Si Maduro resultara reelecto hasta 2030 sumaría 17 años consecutivos en el poder, mucho más tiempo que los 13 años de presidencia de Chávez, cuyos triunfos electorales, en medio de años de bonanza petrolera, fueron indiscutidos.
Este miércoles los presidentes de Colombia y Brasil, en el marco de una visita de Lula da Silva a Bogotá, se manifestaron sobre las elecciones presidenciales venezolanas. Aunque no mencionaron explícitamente el nombre de Nicolás Maduro, ambos llamaron a que haya un pacto para respetar la vida y los derechos humanos del derrotado en los comicios y todo apunta, según diversos sondeos, de que sería el actual gobernante si los comicios son, al menos, medianamente limpios.
Por su parte, en medio de tensiones la opositora Plataforma Unitaria (PU) negocia qué pasos dar antes del 20 de abril, fecha en la cual concluye el período de cambios dentro de los apoyos a los candidatos ya inscritos. El proceso de inscripción de candidaturas cerró hace escasas semanas, y el chavismo se mantuvo en sus trece, impidiendo que Machado personalmente concurra a los comicios como candidata.
Este miércoles, igualmente en el marco de un día de mucho juego político dentro y fuera de Venezuela en torno a las elecciones presidenciales, el gobernador del estado (provincia) de Zulia, Manuel Rosales, dijo que acatará lo que decida la PU y Machado. Rosales había logrado inscribirse como candidato por su partido Un Nuevo Tiempo, pero manifestó su decisión de declinar.
Con la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), instancia de coalición opositora que precedió a la PU, se inscribió el internacionalista Edmundo González, pero dejando en claro de que no iba a competir, sino solamente a reservar la presencia de esta tarjeta opositora dentro de las opciones que se votarán el 28 de julio. Si hay un acuerdo político, los votos de ambas tarjetas podrían favorecer a quien definan la PU y Machado, un asunto que aún no se ha definido.
Entretanto, la Administración de Joe Biden dio un giro sorpresivo para regresar a la política de sanciones contra las actividades petroleras y gasíferas, tras flexibilizarlas en octubre cuando se acordó con el chavismo que este respetaría la inscripción de candidaturas opositoras.
Aunque hay una serie de excepciones en las sanciones anunciadas este 17 de abril, como la permanencia en operaciones dentro de Venezuela de la estadounidense Chevron, entre otras, el mensaje tácito de Washington ha sido de que habrá presión para garantizar que pueda competir por la Presidencia un candidato que sea apoyado por Machado. Brasil y Colombia también están alineados con esta tesis.
Sin embargo, el margen de maniobra de la líder conservadora es muy estrecho. Por ejemplo, además de no poder inscribirse ella, también se le impidió que la académica Corina Yoris, avalada por Machado, pudiese inscribirse, pese a no existir ningún impedimento según las normas vigentes en Venezuela.
El chavismo ha llevado las cosas al punto en que Machado y la PU deberán decantarse por apoyar una de las candidaturas ya inscritas y que, según observadores, ya han sido aceptables para el régimen de Maduro.
Una opción que ha comenzado a mencionarse con insistencia es la del socialdemócrata Enrique Márquez, quien fue vicepresidente de la Asamblea Nacional y ha sido rector del Consejo Nacional Electoral. La inscripción de Márquez fue una sorpresa el día del registro de candidatura, además de haber sido una de las que se hizo casi al final de la jornada.
En el pasado, Márquez estuvo muy vinculado al gobernador Rosales, pero luego se distanciaron y a diferencia de este, no tiene un rechazo alto en la opinión pública, ni tampoco es una figura de proyección nacional, lo cual podría favorecer que sea una candidatura que en realidad se identifique con María Corina Machado.
Sin embargo, no hay una decisión al respecto y esto también parece forma parte del puzzle político, nacional e internacional, de las elecciones venezolanas.
A estas alturas del robo, la única preocupación real de Maburro y sus secuaces es no poder disfrutar de lo robado porque los metan al bote. Si lograran una salida garantizada, entregarían el país.
Según la RAE un puzzle es un problema o acertijo de difícil solución.
La solución para este narco estado que proponen estos países seguirá siendo la misma: proteger a los hampones y legitimarlos.
Soy partidario del sermon de la montaña: "ojo por ojo, diente por diente".
Asi que no se le persiga? MUERTO EL PERRO SE ACABO LA RABIA.
Sigo insistiendo y ruego me vuelvan a disculpar pero la pieza clave en todo el fenómeno izquierdista de AL es Cuba, sin ella no hay posibilidades de nada. Es demasiado la ignorancia histórico-cultural, la falta de una visión objetiva de su política y la pésima y continua improvisación de los gobiernos gringos en este juego de ajedrez que se prolonga por más de 65 años, con todo respeto, creo que son demasiado prepotentes para poder entender la verdadera causa del problema...