La expresidenta de Chile y ex alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pidió este jueves "los mayores esfuerzos de los gobiernos, las fuerzas políticas y la comunidad regional para lograr que la tendencia dictatorial y antihistórica no se consolide" en Venezuela, en una declaración conjunta que también suscriben 18 excancilleres latinoamericanos, varios exministros, embajadores y académicos que conforman una lista de 65 destacadas personalidades, informó la agencia EFE.
"La Mesa de Reflexión Latinoamericana, integrada por políticos, diplomáticos y académicos de diversos países de nuestra región, rechaza y declara como un grave error político, con irradiaciones a toda la región, la decisión adoptada por Venezuela de suspender las actividades de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en ese país y expulsar a quienes trabajan allí", escribieron los diplomáticos.
"Ese acto, unido a la detención de Rocío San Miguel, destacada experta en seguridad y defensora de los derechos humanos en Venezuela, configuran un panorama sombrío sobre el futuro de la democracia venezolana", señala el manifiesto que suscriben también el expresidente de Bolivia Eduardo Rodríguez y los exministros de Relaciones Exteriores Rafael Bielsa (Argentina), Jorge Castañeda (México), Gustavo Fernández (Bolivia), Mariano Fernández (Chile), Diego García Sayán (Perú), José Ángel Gurría (México), Edgar Gutiérrez (Guatemala) y Enrique Iglesias (Uruguay).
También firman el manifiesto los excancilleres María Angela Holguín (Colombia), José Miguel Insulza (Chile), Grace Jaramillo (Ecuador), Celso Lafer (Brasil), Susana Malcorra (Argentina), María Emma Mejía (Colombia), Heraldo Muñoz (Chile), Javier Murillo (Bolivia), Felipe Solá (Argentina) y Allan Wagner (Perú), además del exministro de Finanzas de Colombia José Antonio Ocampo.
"Para el resto de América Latina no es ajeno lo que ocurra en Venezuela, menos si ello enfrenta a Naciones Unidas y la plena vigencia de los derechos humanos. Hemos llegado a un año donde se aproxima una elección presidencial, pero la tendencia asumida por el Gobierno de Venezuela contra los opositores y críticos a sus políticas anticipan un nulo reconocimiento a los resultados de esa consulta electoral", declararon.
Los políticos, diplomáticos y académicos que forman la Mesa de Reflexión Latinoamericana, un mecanismo sin estructura permanente que en ocasiones se pronuncia sobre temas claves de la región, consideran que "el Gobierno del presidente Maduro ha quebrado los compromisos acordados en Barbados entre el oficialismo y la oposición", en alusión al inédito acuerdo suscrito en ese país caribeño a mediados de octubre pasado que en teoría permitiría unas elecciones libres en 2024.
"La democracia venezolana solo recuperará el camino hacia una condición de respeto en el mundo si sus ciudadanos pueden entregar su voto en un escenario de plena vigencia de los derechos humanos y de libertades políticas donde la pluralidad sea efectiva", recalca el escrito.
"Las carencias bajo las cuales vive el pueblo venezolano son evidentes (...), la alimentación es precaria y la pobreza se ha incrementado, mientras la migración de varios millones permea por varios países del hemisferio", expresan los firmantes del manifiesto.
Además, llaman la atención sobre el hecho de que "los colaboradores del Alto Comisionado de la ONU sobre Derechos Humanos (cuyas actividades han sido suspendidas por el Gobierno de Nicolás Maduro) han estado allí para detectar la realidad y desde esas verdades contribuir a diseñar los planes del Gobierno para superarlas".
"Expulsarlos por hacer su tarea solo expresa una miopía política y una obstinación autoritaria en mantener el poder, por encima de una mirada conjunta como nación sobre las mejores vías para salir de la crisis", denuncian.
En opinión de la socióloga y activista venezolana Ligia Bolívar, directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, "esta declaración debería servir como un llamado de atención al Gobierno, no para que se sienta más acorralado, más arrinconado, sino para que entienda que hizo un mal cálculo político y que tiene que rectificar".
Todavía recuerdo a la Bachelet en La Habana, cuando era aún presidenta de Chile, interrumpiendo con premura y júbilo un acto en el que estaba participando cuando le comunicaron que el asesino-en-jefe le concedía una audiencia en su casa de punto cero.