El distanciamiento notorio entre el presidente ecuatoriano Daniel Noboa y su vicepresidenta, Verónica Abad, observado en los últimos tiempos, ha subido de escala para ser la primera fisura en un Gobierno que apenas tiene una semana en el poder. De trasfondo en esta primera crisis figura la relación con la Revolución Ciudadana (RC), el partido del expresidente Rafael Correa (2007-2017).
Noboa, quien ha evitado referirse de forma explícita a Abad, ha terminado tomando una decisión sin precedentes: le ha encomendado a la vicepresidenta que se instale de forma permanente en la embajada ecuatoriana en Israel, para que contribuya al proceso de paz en el Medio Oriente, en medio de un conflicto histórico pero recrudecido tras el ataque de Hamas el pasado 7 de octubre.
Aunque Abad ha aclarado que acatará la decisión presidencial, y por tanto se irá de Ecuador, ha aprovechado la situación para ventilar en público lo que a su juicio es el meollo del conflicto: la dependencia que tendrá Noboa del correísmo, tras el pacto del nuevo presidente con la Revolución Ciudadana y con el conservador Partido Social Cristiano. Si bien estas dos fuerzas políticas estuvieron enfrentadas en los años de Correa en el poder, tejieron una alianza para oponerse desde el Congreso al Gobierno de Guillermo Lasso (2021-2023).
Para los analistas resulta clara la necesidad de Noboa de contar con respaldo legislativo para hacer frente a dos problemas severos, la inseguridad y la crisis económica, siendo además un gobierno breve de año y medio para completar el periodo presidencial de Lasso. Sin embargo, no está del todo claro el rédito para el correísmo.
La Revolución Ciudadana cuenta con 52 de un total de 137 diputados en la unicameral Asamblea Nacional de Ecuador. Está seguida de Construye, el partido del asesinado candidato presidencial Fernando Villavicencio, que obtuvo 29 escaños. En tanto, los socialcristianos como Acción Democrática Nacional (ADN), de Noboa, obtuvieron 14 diputaciones cada uno.
Antes de su toma de posesión, tal como reseñó DIARIO DE CUBA, Noboa se mantuvo de bajo perfil. El joven mandatario rompió su silencio para descartar acuerdos con el correísmo en la Asamblea Nacional, si estos estaban supeditados a que se enjuicie a la actual fiscal general, Diana Salazar, a quien Correa quiere descabezar, dado que fue esta mujer afrodescendiente quien llevó adelante el proceso que concluyó en su condena.
Posteriormente, una vez que asumió el pasado 23 de noviembre, Noboa defendió el pacto legislativo con la RC de Correa y con los socialcristianos.
En sus cuestionamientos a Noboa, apenas una semana después de la toma de posesión, la vicepresidenta Abad ha advertido que Correa podría volver al país gozando de alguna amnistía o indulto presidencial. El expresidente está en Bélgica y se le considera prófugo de la Justicia ecuatoriana, ya que en 2020 recibió una sentencia a ocho años de prisión por el caso denominado Sobornos 2012-2016, y está inhabilitado políticamente. Instancias superiores en la Justicia ecuatoriana desecharon los pedidos de impugnación de Correa.
La catedrática universitaria y analista de comunicación política Caroline Ávila, al ser consultada por DIARIO DE CUBA, descarta que esté planteado un retorno de Correa al país bajo una figura que anule o deje sin efecto la condena que tiene en su contra.
Pese a los acuerdos en el Legislativo con el correísmo, apunta Ávila, "tanto el Partido Socialcristiano como ADN, del presidente Noboa, han dejado en claro de que no apoyarán decisiones que impliquen impunidad o amnistía".
A su juicio, dentro del país esta es una discusión agotada. Sin embargo, Abad ha puesto el tema en el tapete con sus entrevistas recientes con medios internacionales como El País o CNN.
Para la experta en comunicación política, estas declaraciones de la vicepresidenta "son manotazos de quien le está tocando dejar un espacio privilegiado de exposición mediática, como la Vicepresidencia. Hará su viaje a Israel, pero no lo hace en silencio, da pelea públicamente".
La profesora universitaria explica que dada la debilidad institucional que tiene el sistema de partidos políticos en Ecuador, con la excepción del movimiento de Correa, a lo que se suma la fragmentación en el Legislativo, es indispensable establecer pactos para la viabilidad de cualquier gestión de gobierno.
Ávila, desde tal perspectiva, coincide con el mandatario Noboa al recalcar que "no hay posibilidad de hacer gobierno sino se hacen acuerdos". Una muestra de la debilidad, para esta analista, es que el propio partido de Noboa no está institucionalizado en el registro de partidos políticos, y tuvo que presentarse con el registro de otro en las recientes elecciones.
A una semana de haber asumido el poder, entre algunas medidas tomadas por Noboa, además de enviar a Abad a Israel, está el dejar sin efecto una política que venía de tiempos de Correa en el poder.
El nuevo mandatario dejó sin efecto la tabla de posesión de drogas que fue instaurada por Correa en 2013. Tal tabla establecía las cantidades máximas de posesión de drogas como 0,04 gramos de anfetaminas y hasta diez gramos de marihuana, permitidos para uso personal, para así diferenciar entre consumidores y narcotraficantes.
Otro de los temas en los que ha trabajado el presidente Noboa es el envío de la Ley Orgánica de Eficiencia Económica y Generación de Empleo a la Asamblea Nacional, la cual debe ser tratada en un periodo máximo de 30 días.
En este proyecto se contemplan incentivos tributarios para inversiones y empresas que contraten talento joven, entre otros temas. Será, además, una prueba de fuego para el pacto del naciente Gobierno con el correísmo y los socialcristianos.
Noboa mandó a Israel a su vice? En forma permanente? Coño, eso parece sacado de 100 Años de Soledad! Lo Real Maravilloso se queda corto, entre eso y Dorian Gray no dudo que le den el siguiente Nobel de Literatura. El tipo está haciendo equilibrio sobre un hilo de tela de araña...😀