El empresario Daniel Noboa se juramentó este jueves como presidente de Ecuador para un corto periodo de año y medio, en reemplazo de Guillermo Lasso; sin tener aún la mitad de sus ministros designados y obligado a pactar con la Revolución Ciudadana del expresidente Rafael Correa en la Asamblea Legislativa. Entre los ecuatorianos, sin embargo, hay amplia expectativa de este Gobierno.
Noboa fue una gran sorpresa en los comicios adelantados de este año, que se activaron como respuesta institucional a la decisión de Lasso de disolver al Parlamento unicameral y ponerle fin anticipado a su Gobierno. El ahora expresidente buscaba frenar un juicio político en su contra que promovían desde el Legislativo los diputados del correísmo, en alianza con el Partido Social Cristiano y del movimiento indígena.
Lasso logró que se aliaran en su contra tres factores que tenían graves rencillas entre ellos. Ya que, tanto los conversadores social cristianos como el movimiento indígena, adversaron a Correa durante su década en el poder (2007-2017). Al igual que Lasso, Noboa comienza este 23 de noviembre su gestión como presidente estando en franca minoría parlamentaria, pues su movimiento Acción Democrática Nacional tiene escasamente 14 diputaciones.
A diferencia de Lasso —y esto ha sido destacado por analistas—, Noboa ha pactado con los conservadores social cristianos y con la izquierda reunida en torno a Correa, quien es prófugo de la Justicia ecuatoriana, pero sigue siendo un actor político relevante haciendo uso de las redes sociales y brindando entrevistas a medios internacionales.
En las elecciones de 2023, a diferencia de hace dos años cuando fue electo Lasso, el movimiento indígena quedó prácticamente sin representación legislativa.
En el nuevo Parlamento, también electo este año y ante el cual se juramentó Noboa, la principal minoría está en el correísmo con su Revolución Ciudadana. El movimiento de Correa cuenta con 54 diputados de un total de 137, con lo cual por sí mismo no tendrá mayoría. En medio de una notable fragmentación, la segunda fuerza parlamentaria es Construye, el movimiento que apoyaba al asesinado periodista y candidato Fernando Villavicencio, con 29. El tradicional Partido Social Cristiano cuenta con 14 diputados.
Aunque días atrás había mantenido posiciones críticas hacia Correa y la candidata presidencial de este, Luisa González, Noboa defendió su decisión de aliarse con los adversarios en un Parlamento que no estará bajo su control, pero que será indispensable para poder dar respuesta de forma expedita tanto a la crisis económica como a la crisis de seguridad ciudadana que atraviesa Ecuador.
Noboa ha comenzado su gestión sin la mitad de los 30 ministros que componen el Gabinete de Gobierno en el país andino. A quienes sí ha designado se caracterizan por ser de orientación tecnócrata, provenir de empresas privadas o haber estudiado en el exterior. Observadores advierten con preocupación sobre la falta de experiencia política tanto de Noboa como de sus colaboradores inmediatos.
Otra decisión cuestionada, dado el carácter neurálgico del sector, ha sido lo que se catalogó como un paso en falso. Noboa designó a Sariha Moya como ministra de Economía y Finanzas Públicas y luego se retractó para ponerla al frente del Ministerio de Planificación.
Entre las primeras decisiones de Noboa, una vez se juramentó, estuvo designar a Juan Carlos Vega a cargo de la materia económica. Vega está formado en las universidades estadounidenses de Cornell y Arkansas y en el Tecnológico de Monterrey (México), tiene amplia trayectoria en el sector privado y ninguna en la administración pública.
En su discurso de posesión, el nuevo mandatario reconoció que le espera "una tarea dura y difícil y los días son pocos" y precisó que cree en un Estado que tiene "como primer objetivo, reducir la violencia y volver del progreso una costumbre".
En un breve discurso, Noboa dijo que se propone actuar "con audacia" sin repetir las mismas políticas del pasado. Resaltó tanto lo económico como la violencia criminal que se ha extendido en Ecuador. Noboa hizo justamente una campaña electoral audaz, sin criticar a sus adversarios, enfocado en ofrecer soluciones. De esa forma pasó de no figurar con chance en ninguna encuesta a ser hoy el presidente en cuestión de pocos meses.
De 36 años, el presidente es el más joven de la historia de Ecuador. Hijo del magnate bananero Álvaro Noboa, quien en cinco ocasiones aspiró a la Presidencia y perdió, el hoy mandatario está formado en Harvard en Administración Pública.
El nuevo presidente de la Asamblea Legislativa, Henry Kronfle, encabezó el acto de toma de posesión. Noboa apoyó a este empresario y legislador curtido, vinculado al conservadurismo social cristiano, como parte de su alianza con los factores de poder dentro del Parlamento.
Entretanto, la representante de la Revolución Ciudadana, Viviana Veloz, logró la primera vicepresidencia. Veloz encabezó la persecución legislativa contra Lasso, según denunció el hoy expresidente. Como segundo vicepresidente fue elegido con 130 votos el asambleísta Ecknner Recalde, del Movimiento ADN que respalda a Noboa.
La violencia en las calles y en las cárceles, que el Gobierno saliente de Lasso atribuyó a grupos criminales del narcotráfico desde Colombia y Perú a través de los puertos de Ecuador, ha aumentado en los últimos años, alcanzando un crecimiento sin precedentes y teniendo como punto de inflexión el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en agosto, en plena campaña electoral.
En este 2023, Ecuador podría superar las 7.000 muertes violentas, alcanzando una tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes mayor a 35, según cifras del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado. De esa forma el país andino se colocará a la cabeza como el más violento de la región.
En materia económica, entretanto, antes de asumir la Presidencia Noboa emprendió una gira por EEUU y Europa para buscar apoyo de inversionistas y organismos multilaterales. El nuevo Gobierno deberá equilibrar entre los compromisos, por ejemplo, del pago de deuda externa, de unos 47.000 millones de dólares con las urgencias sociales en medio de un contexto de estancamiento.
Ecuador espera un crecimiento económico de 1,5 % este año y de un 0,8 % el 2024. Unos 323.000 ecuatorianos están desempleados y el trabajo informal representa más del 50% de la economía, según datos oficiales al cierre del tercer trimestre de este año.
Se esperaba algo positivo para la región la elección de este señor, pero si hizo un pacto con cualquiera relacionado con el llorón Correa, ha comenzado la Presidencia de Ecuador metiéndo la pata hasta el gollete, hay gente de mala calaña cómo Correa con la cual nadie debe juntarse ni para tomarse un café, Correa es perverso desde sus entrañas hasta la médula.